Pandemia

Dramático fin de año en Alemania tras dispararse los contagios

Con un millar de fallecidos diarios y las UCI al límite, las autoridades alemanas tendrán que prolongar el cierre de la vida social tras las Navidades

Una mujer en Berlín en una protesta contra el Gobierno alemán
Una mujer en Berlín en una protesta contra el Gobierno alemánCHRISTIAN MANGREUTERS

Un día antes de Nochevieja, Alemania comunicaba un récord de fallecidos con 1.129 muertos en las ultimas 24 horas. Si bien la cifra puede estar algo hinchada por el retraso en la comunicación los días anteriores. Según el director del Instituto Robert Koch, se trata de una muestra de la dramática situación en la que se encuentra el país. Se han comenzado a transportar cientos de cadáveres del epicentro actual de la pandemia, Sajonia, a otros Estados para ser incinerados. En noviembre, hubo una sobremortalidad nacional del 11% con respecto a los últimos años.

El número de pacientes en unidades de cuidados intensivos ha alcanzado cifras preocupantes, con más de 5.500 ingresados. Aunque en todos los Estados hay camas libres, el porcentaje de personal enfermo y en cuarentena es alto y en muchos hospitales no admiten más pacientes desde hace semanas. Los nuevos han de ser transportados a otros distritos que aún tienen capacidad. Alemania ha pasado de ser «el alumno ejemplar a ser el niño que preocupa», titulaba la prensa.

El primer caso en Alemania se comunicó el 27 de enero en una localidad cercana a Múnich. Mientras en febrero la situación era cada vez más dramática en Italia, los alemanes celebraban el carnaval y surgían así los primeros focos masivos de contagio. En marzo, la situación pasó a ser tan preocupante que la canciller Angela Merkel habló a la nación y pidió a los ciudadanos «tomarse en serio» la situación y se decretaba el cierre de comercios y de escuelas.

Durante la Pascua reabrieron los comercios, pero las escuelas permanecieron cerradas así, como las residencias de ancianos, que no podían recibir visitas. En abril, se imponía la mascarilla en el transporte y los comercios. La curva de infecciones bajaba sin que en ninguna región alemana se llegasen a vivir situaciones de descontrol de la pandemia. Las peluquerías abrían de nuevo y los alumnos volvían a las aulas con clases divididas y horarios reducidos.

En junio, se producía el primer brote masivo en un matadero y se culpaba a las condiciones laborales y de vivienda de los trabajadores subcontratados del contagio de más de 1.500 personas. Durante el verano, la gran mayoría de los alemanes viajaba dentro del país y frecuentaba en especial los campings. A la vuelta de los viajes internacionales el Gobierno proporcionó tests gratuitos para evitar la propagación de infecciones importadas. El trabajo de rastreo de las Oficinas de Sanidad fue fundamental entonces.

Vuelta al cole

Con la vuelta al colegio y el frío comenzaron a aumentar los contagios. También porque la población estaba mostrando «signos de cansancio, según el ministro de Sanidad, Jens Spahn, «frente a las medidas anticovid».

A mediados de septiembre los contagios comenzaban a subir de forma exponencial y las primeras regiones volvían a introducir restricciones, pero, como explicaría Christian Droste, uno de los principales virólogos del país, el contagio ahora era comunitario y no concentrado en brotes concretos. Las Oficinas de Sanidad no conseguían rastrear el origen de las infecciones y las capacidades de los laboratorios para hacer test llegaban a sus límites.

En octubre, el Gobierno decidía cerrar la gastronomía, el ocio y el deporte no profesional. Sin embargo, el número de infecciones fallecidos seguía aumentando un mes después, incluso con mayor rapidez en la segunda semana de diciembre, tras la cual se decidió el cierre de escuelas y del comercio hasta el 10 de enero. Durante las fiestas de Navidad el número de fallecidos seguía subiendo y el prolongamiento de las medidas más allá de la primera semana se daba por sentado.

No llegan todas las vacunas

El miércoles, tres Estados, Berlín, Brandenburgo y Baviera dieron a conocer que los envíos de vacunas destinados a sus territorios en la primera semana del 2020 simplemente no llegarán. La primera en anunciarlo era la senadora de Salud de Berlín, Dilek Kalayci, que explicaba que «esto nos va a producir un grave problema, ya que hemos planificado en función de la promesa original». Son 29.250 dosis menos en enero.

Brandenburgo comunicaba poco después que también le faltarán 19.500 dosis. La última en dar malas noticias era la ministra de Salud bávara, Melanie Huml, que se mostraba molesta: «Es incomprensible para mí cómo con una tasa de infecciones tan alta un cargamento completo puede fallar». El Ministerio de Salud informaba finalmente que el cargamento esperado para el 4 de enero se retrasará al 8.

Éste no ha sido el primer incidente negativo en el comienzo de la vacunación en Alemania, que Spahn ha calificado de «un gran éxito». En Berlín, cerraba el martes el primero de los centros de vacunación porque los enfermeros que debían ponerse la inyección no conseguían llegar al lugar. Con una alta incidencia de bajas y un número creciente de pacientes, el personal sanitario está haciendo turnos extra y sus representantes aseguran desde hace semanas estar «al límite de sus fuerzas».

La vacuna, en todo caso, se espera que se pueda ofrecer a todo el que desee ponérsela a mediados de 2021, ya que en primer lugar se destinará a la población vulnerable y a los sanitarios. Es, por ello, que en Alemania aún están por llegar las peores semanas de la pandemia después de los encuentros de Navidad.