Italia
Las intrigas de Renzi amenazan el Gobierno italiano
El ex primer ministro dejará caer a Conte si no cumple sus exigencias sobre el plan de recuperación europeo
El mandato de Giuseppe Conte podría estar viviendo sus últimas horas. El líder de una coalición de conveniencia, que solo se mantuvo unida para apartar al ultraderechista Matteo Salvini del Gobierno y posteriormente por la pandemia, se enfrenta ahora a una rebelión interna. Matteo Renzi, socio minoritario de la alianza, pretende retirar a sus ministras y dejar a Conte en minoría. Tras varios ultimatos y un día para ganar la batalla comunicativa, esta noche esa amenaza no se había cumplido. Renzi emplazó su decisión a este miércoles, cuando tiene previsto ofrecer una rueda de prensa de la que puede depender el futuro del Gobierno.
El motivo de la crisis está en el plan para la gestión de los fondos de recuperación europeos, que el Gobierno estaba anoche pendiente de aprobar tras una rectificación propiciada por las últimas tensiones políticas. Si Italia quiere recibir esos 209.000 millones de la UE no puede aparcar este tema, por lo que el presidente de la República, Sergio Mattarella, presionó para que el plan quedara aprobado y dejar las tensiones internas para más tarde. Su intentona solo obtuvo un éxito a medias. Italia tendrá un documento que presenta en Bruselas, pero no se sabe quién lo llevará.
Si Renzi abandona, el Gobierno queda en minoría. Y ahí están las intenciones reales del ex primer ministro, quien lleva buscando desde hace semanas relevar a Conte, pero mantener el mismo equilibrio de fuerzas en el Parlamento. Sin embargo, el actual jefe de Gobierno reaccionó hoy con una nota enviada desde la Presidencia en la que señalaba que si Renzi decide romper, su partido queda fuera de la ecuación. Los otros socios del Ejecutivo, los socialdemócratas del Partido Democrático (PD) y el Movimiento 5 Estrellas (M5E), lo respaldaron este comunicado, por lo que enfriaron las intenciones de Renzi.
Las estrategias parecen orientadas más bien al electorado. Quien más fuerce tendrá que responder ante la opinión pública, más preocupada por la pandemia que por los juegos políticos. Sin embargo, todos los puentes están rotos, por lo que parece improbable que un nuevo programa político y una remodelación del Gabinete –el plan inicial de Conte– puedan hacer como si nada hubiera pasado.
Por tanto, la otra hipótesis sería que Renzi cumpliera su amenaza y obligara al primer ministro a disolver el Ejecutivo. En ese caso, Conte se reuniría con Mattarella, le pediría un nuevo encargo para formar Gobierno e iniciaría una breve ronda de consultas. Tiene el apoyo del PD y el M5E, pero le faltarían una docena de diputados y senadores, que podría buscarlos en el grupo mixto o en el partido de Silvio Berlusconi.
La última alternativa son las urnas. Un escenario altamente improbable, ya que perjudicaría a todos los integrantes del Ejecutivo y dejaría el Gobierno al alcance de la mano del bloque de derechas, que encabeza las encuestas. Renzi buscó el apoyo del PD, el partido al que perteneció hasta que se escindió y formó su actual formación de centro, para echar a Conte, pero no lo ha conseguido. Aunque eso no pone del todo a salvo al «premier».
Conte presidió un primer Gobierno entre el M5E y la Liga de Matteo Salvini. Y después consiguió mantenerse a flote, cuando Salvini rompió la alianza y el Cinco Estrellas se alineó con el PD. Su liderazgo solo se afianzó con la pandemia, aunque hasta ahora ha demostrado ser un superviviente. El destino le reserva encabezar un tercer Gobierno con distintos protagonistas o caer triturado por la inagotable máquina de intrigas de la política italiana.
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