El continente olvidado
La “mafia” de las vacunas que no llegan a África
Las cláusulas impuestas por las farmacéuticas y el vaciado de stock por parte de los países desarrollados impiden la inmunización del continente negro. Solo 10 países del mundo acaparan el 80 % de las vacunas, mientras que 120 naciones siguen a la espera de recibir las primeras dosis
Europa se revuelve enfrascada en la gestión de las dosis de las vacunas contra el coronavirus que llegan tarde y mal pese a haber desembolsado miles de millones de euros para conseguir de manera urgente la preciada inmunización. Pero imaginen la desesperación de los países pobres a los que todavía no ha llegado ninguna y siguen a la espera de ayudas concretas para que así ocurra, con un futuro poco alentador a la vista. Tan solo 10 países del mundo acaparan casi el 80% de las dosis, mientras que 120 naciones (de las 193 totales) todavía no han recibido ni una. La situación de los países en vías de desarrollo es alarmante. Los contagios continúan y los precarios registros y la poca cooperación de algunos de los gobiernos complican la elaboración un mapa concreto de sus necesidades. Un hecho que sumado a la doble moral de los países desarrollados respecto a su compromiso con las economías más empobrecidas conforman un cóctel explosivo en el continente africano.
“El primer país de esta región que comenzó a vacunar fue Guinea, con 50 dosis que les regaló Rusia, haciendo gala, una más, del uso geopolítico que también supone la vacunación. Esta entrega se traduce en 25 personas de los más de 12 millones que allí residen, algo que no puede considerarse el inicio de un plan de vacunación”, explica Miriam Alía, responsable de vacunación de Médicos Sin Fronteras, que conoce bien el terreno. En África, lamentablemente, están acostumbrados a lidiar contras las pandemias, de hecho, Alía ha estado al frente de varias campañas de crisis sanitarias.
Pero los datos dibujan un panorama bastante confuso. Según la OMS, África suma 3,9 millones de casos positivos acumulados (principalmente en el norte y sur del continente), el 3,4% de los casos a nivel global, y 73.535 muertes (dato obtenido al cierre de esta edición) de un total de 1.200 millones de habitantes. Como contrapunto y según la misma fuente, en la Unión Europa se han detectado 40 millones de casos (34% a nivel global), un total de 890.240 decesos y todo ello enmarcado en una población de 446 millones. Parece que las cifras no cuadran.
El “Plan Marshall de la inmunización” para África se gestiona, principalmente, a través de Covax, y he aquí donde reside el gran problema. “Se trata de una plataforma virtual de compra de vacunas donde se registran los que desean adquirir unidades y los que donan dinero para dicha compra, entre los que se encuentra España con un monto de 50 millones de euros. Así, habrá quienes puedan reservar dosis a un precio bajo, algunos, a 1,60 euros sin derecho a elegir qué vacuna y a tres euros para aquellos que deseen una en concreto”, explica Alía. Hasta ahora, Covax (integrada por 92 países de ingresos bajos) “tiene contratado un 25% de su objetivo que consiste en 2.000 millones de dosis que se puedan distribuir equitativamente para finales de 2021″, añade.
Ahora , el primer problema es que los países que han dado dinero a Covax son los que están vaciando el stock de vacunas, contratando toda la producción. Incluso, cuando alguna empresa anuncia que amplía su fabricación, ellos contratan más para sus ciudadanos. “Un ejemplo es el de Pfizer. En un principio, aseguró que solo podría entregar un 2% de su producción a Covax por problemas en la producción, lo que se traducía en 40 millones de vacunas. Sin embargo, semanas más tarde informó de que gracias a un acuerdo con otra farmacéutica sí podría multiplicar sus partidas a 200 millones, pero lo que pasó es que directamente Europa contrato esos nuevos 200 millones para ellos. Si las empresas hacen estos acuerdos para aumentar su capacidad de producción, pero se sigue comprando todo para países que representan el 15% de la población mundial, Covax tiene muchas dificultades para comprar vacunas”, relata la responsable de Médicos Sin Fronteras.
Es decir, que el escollo no está en sí en el precio de las dosis, porque el dinero ahí está, sino en que no dejan dosis “libres” para entregar a los países pobres. Por otra parte, las farmacéuticas son las que, según Alía, están imponiendo cláusulas abusivas en los contratos. “Y los gobiernos ceden, es algo que no se entiende. Hay puntos en alguno de los contratos en los que no se permite a los gobiernos que han comprado las vacunas donarlas o revenderlas directamente a países que las necesitan. Deben consultar a la empresa fabricante y es ésta la que decide”.
Entre los países “más afortunados” de África que ya han empezado a inyectar las primeras dosis esta semana están Ghana, Costa Marfil, Kenia y Congo, pero muchos otros no comenzarán hasta 2022 y concluirán, según las estimaciones más optimistas, en 2024. Los primeros en recibirlas serán los trabajadores sanitarios, que representan el 3% de la población de cada nación”, puntualiza Alía.
Exigencias desiguales
Para más inri, las exigencias a los países Covax para, en un futuro recibir dosis de la vacuna Covid son inauditas: “Deben presentar un exigente plan de vacunación, una lista con la equipación que poseen para guardar las vacunas, los profesionales con los que cuentan... algo que nunca se ha exigido a los países desarrollados. Es una manera de asegurarse de que el proceso va a resultar exitoso, pero es algo que también lo ralentiza”, dice Alía que ha estado recientemente en Congo.
Por todo esto, desde la OMS se ha pedido que no se sigan firmando contratos de extensión para que algunas poblaciones se vacunen dos o tres veces y se empiecen a donar ya las dosis sobrantes, “con las que al menos cubrir a personal sanitario de estos países como Congo”. Según esta experta, la exención de patentes sería otro paso adelante para la agilización de la vacunación en países de rentas bajas. “Pero en definitiva, lo que hace Europa es un doble juego, aporta dinero a Covax, pero vacía el stock, por esto nos encontramos en esta situación”, sentencia Alía.
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