Pactos

Cuatro salidas a la crisis política sueca

La centrista Annie Lööf podría ser la solución de consenso si ni la izquierda ni la derecha logran formar Gobierno en julio

El presidente del Parlamento sueco, Andreas Norlén, recibe a la líder centrista, Annie Lööf, en la ronda con los partidos políticos
El presidente del Parlamento sueco, Andreas Norlén, recibe a la líder centrista, Annie Lööf, en la ronda con los partidos políticosSTINA STJERNKVIST / POOLAgencia EFE

La moción de censura que derribó el 21 de junio al primer Gobierno sueco en funciones ha devuelto la política sueca al punto de partida. Al bloqueo político generado por las elecciones del 9 de septiembre de 2018, cuando ni la izquierda ni la derecha disponían de los escaños suficientes para gobernar. Como dijo el primer ministro en funciones, el socialdemócrata Stefan Löfven, tras presentar su dimisión este lunes, “el país necesita salir lo más rápido posible de una situación política incierta”. El diagnóstico es compartido por todos, pero cuál es la solución. A continuación, explicamos los cuatro posible escenarios que aguardan a la política sueca este intenso verano.

1. Gobierno de derechas

Andreas Norlén, presidente del “Riksdag” (Parlamento) y correligionario de Ulf Kristersson en el Partido Moderado (conservador) le ha encargado, como ya hiciera en el otoño de 2018, explorar los apoyos para formar un posible Gobierno. Como líder conservador, sin embargo, Kristersson juega con la desventaja de que la Alianza, la coalición con la que la derecha sueca gobernó entre 2006 y 2014, está hecha añicos. La posible colaboración con la extrema derecha xenófoba y eurófoba de los Demócratas Suecos (DS) enfrenta a conservadores, democristianos, liberales y centristas.

Los dos últimos decidieron romper el bloque en 2019 y apoyar al socialdemócrata Löfven para no depender de los populistas. Tres años después, ese cordón sanitario se ha debilitado. Tras asumir Nyamko Sabuni el liderazgo de los liberales hace un año, la dirección del partido ha anunciado que en 2022 volverá a hacer campaña con la derecha en las elecciones.

El cuarto actor en discordia en el bloque azul son los centristas, que mantiene su negativa a aceptar si quiera la abstención de los 62 diputados de SD. De ahí que Kristersson no pueda junto a liberales, democristianos y ultraderechistas sumar la mayoría absoluta. Se quedan matemáticamente a un escaño, 174. Si bien no resulta descartable que diputados liberales decidan votar en contra en la investidura por oponerse al repentino giro del partido o que algún centrista se rebele y apoye a sus antiguos socios, como ocurrió en 2019.

2. Regreso de Löfven

Dado que la aritmética parlamentaria es la misma desde las elecciones pasadas, una hipótesis muy realista sería que Löfven volviera a encabeza su Gobierno en minoría junto a Los Verdes con el apoyo parlamentario de los centristas y el Partido de la Izquierda. Aunque los ex comunistas provocaron la caída del Gobierno hace una semana al unirse a la derecha en la moción de censura, han declarado repetidamente que su candidato preferido como primer ministro es el líder socialdemócrata.

Hasta ahora, Löfven, con fama de hábil negociador, había logrado mantener el apoyo de dos partidos tan incompatibles ideológica y programáticamente como el del Centro y el de la Izquierda. Sin embargo, todo saltó por los aires con el proyecto de ley que planeaba liberalizar los alquileres de los inmuebles de nueva construcción, una de los 73 compromisos firmados por Löfven en enero de 2019 a cambio de que centristas y liberales respaldaran su investidura. Dado que hace una semana, Lööf movió ficha y envió a un cajón el polémico proyecto de ley, el entendimiento podría estar más cerca.

En opinión de Jenny Madestam, profesora especializada en liderazgo de los partidos suecos en la Universidad de Södertörn, “el Partido de Izquierda no quiere a Ulf Kristersson como primer ministro y ningún partido desea ser el que no pueda encontrar una solución y provocar elecciones anticipadas. Estas circunstancias combinadas podrían hacer que el Partido de la Izquierda acepte un presupuesto con los socialdemócratas, el Partido Verde y el Partido del Centro sobre el que no tengan ninguna influencia”.

Pese a la deserción de los liberales, que han rechazado renegociar el Acuerdo de Enero, Löfven sumaría los 175 votos necesarios para gobernar por una estrecha mayoría el escaso año que resta de legislatura. Antes de que estallara la actual crisis política, la Prensa sueca aireaba la hipótesis de que el líder socialdemócrata planea renunciar este verano como líder del partido para dar paso a un sucesor que sea el candidato o candidata electoral el año que viene. De ser cierto, la moción de censura tal vez contribuya acelerar los planes de Löfven.

3. La centrista Lööf como síntesis

Con apenas el 8,6% de los votos y 31 diputados, la centrista Annie Lööf, es una de las políticas más influyentes de Suecia. Tras las elecciones de 2018 abandonó el bloque de la derecha para respaldar a su rival socialdemócrata. El precio a pagar para evitar que Jimmie Akesson, el líder de la extrema derecha, se convirtiera en el árbitro en el Riksdag.

Esa capacidad para navegar entre ambos bloques coloca a la líder centrista en una posición envidiable para convertirse en la Birgitte Nyborg sueca, la protagonista de célebre serie danesa de televisión “Borgen” que se convierte en primera ministra ante la incapacidad de la derecha y los socialdemócratas.

En el hipotético caso de ser aceptada por el resto del hemiciclo para conducir un Gobierno en minoría hasta la celebración ordinaria de elecciones en septiembre de 2022, Lööf podría encabezar una coalición mínima entre centristas, liberales y verdes. Algunos analistas se aventuran incluso a sugerir que la líder centrista liderara une Ejecutivo de centro izquierda tras forzar la dimisión de Löfven a cambio de cooperar con el Partido de Izquierda.

4. Elecciones anticipadas

Es la opción que no desea nadie, pero que será realidad si se producen cuatro investiduras fallidas, según prevé la Constitución sueca. El primer motivo del rechazo a la convocatoria electoral anticipada desde 1958 es que aumentaría el malestar de la población con la clase política, al tener que acudir dos veces a votar en un año. Legalmente, en Suecia los mandatos parlamentarios tienen un duración fija de cuatros años.

En segundo lugar, para verdes y liberales una llamada ahora a las urnas podría dejarles fuera del Parlamento, dado que, según los últimos sondeos, no sobrepasarían el umbral necesario del 4% de votos. Esos mismos sondeos anticipan que, de celebrarse ahora elecciones, la derecha lograría una estrecha mayoría, mientras que los socialdemócratas caerían en intención de voto a favor de los ex comunistas.