Crisis política

Cae el Gobierno sueco en una moción de censura a la española

El socialdemócrata Stefan Löfven dispone de una semana para dimitir o convocar elecciones anticipadas tras perder la confianza del Parlamento por el frente común entre ex comunistas y ultras

El primer ministro sueco, el socialdemócrata Stefan Löfven, antes de la votación de la moción de no confianza en el Parlamento
El primer ministro sueco, el socialdemócrata Stefan Löfven, antes de la votación de la moción de no confianza en el ParlamentoAnders WiklundAP

En plena pandemia y a pocos días del inicio del receso vacacional, el “Riksdag” (Parlamento sueco) se reunió a las diez de la mañana de hoy para debatir la undécima moción de no confianza de su historia. La relevancia de la votación para el futuro político del país nórdico obligó a renunciar al límite de 55 diputados presentes, dado que el reglamento obliga a la presencia de sus 349 señorías. Eso sí, con la necesaria mascarilla para evitar los contagios y ocultar, de paso, la expectación de los rostros del Gobierno rojiverde del primer ministro Stefan Löfven y la oposición.

El veredicto estaba cantado desde que el jueves el partido ultraderechista Demócratas Suecos (SD) presentara una moción de censura contra el Gobierno. Löfven fue rechazado por 181 votos contra 109 y 51 abstenciones y se convirtió así en el primer jefe de Gobierno sueco en funciones en perder la confianza del “Riksdag”. Tal y como habían amenazado los ex comunistas del Partido de la izquierda, hasta ahora socios parlamentarios de Löfven, unieron sus votos con la ultraderecha, los conservadores del Partido Moderado y los cristiano demócratas por su rechaza a la nueva ley de alquileres. Liberales y centristas, que mantienen un acuerdo parlamentario para sostener a Löfven desde enero de 2019, optaron por abstenerse.

Moción de censura
Moción de censuraAntonio Cruz

“Lo que estamos haciendo hoy, no lo hacemos a la ligera. Hemos hecho todo lo posible para resolver la situación. Pero cuando nadie más quiso contribuir a una solución, terminamos aquí, y eso está en línea con lo que prometimos”, justificaba la líder izquierdista, Nooshi Dadgostar, en un discurso ante el Parlamento antes de la votación.

Con sus 27 diputados, el Partido de la Izquierda no contaba con los 35 necesarios para presentar una moción de censura, pero se sumó contra natura a la anunciada inmediatamente después por la extrema derecha, la tercera fuerza de “Riksdag” con 62 diputados, para derribar al Gobierno.

Nooshi Dadgostar, la líder del Partido de la Izquierda, ha desencadenado la crisis política en Suecia
Nooshi Dadgostar, la líder del Partido de la Izquierda, ha desencadenado la crisis política en SueciaANDERS WIKLUNDEFE

Löfven dispone ahora de una semana para presentar su dimisión y la del Gobierno o bien convocar elecciones anticipadas en tres meses, un año antes del fin de la legislatura. Dado que los mandatos parlamentarios son fijos en Suecia, este adelanto electoral no evitaría que en septiembre de 2022 los sucos volvieran a ser llamados a las urnas de nuevo.

En su primera comparecencia tras perder la confianza del Parlamento, Löfven no desveló cuál será su decisión, pero recordó que “mi partido y yo estaremos disponibles para asumir la responsabilidad de liderar el país”. “Mi objetivo”, insistió, “ha sido y siempre será hacer lo mejor para Suecia”.

Löfven, un ex líder sindical de 63 años experto en fraguar acuerdos difíciles, va a tener que hacer uso de sus dotes de persuasión para evitar unas elecciones que pocos desean. Según los últimos sondeos ni verdes ni liberales alcanzarían el umbral del 4% de votos necesario para entrar en el Parlamento. “El Gobierno dispone ahora de una semana. Vamos a hablar con nuestros aliados y reflexionar sobre qué camino tomar”, explicó tras calificar de “muy temporal” la alianza de lo partidos que apoyaron la moción de censura.

En caso de que el Ejecutivo dimita pero no llame a las urnas, el presidente del Parlamento, Andreas Norlén, iniciaría una ronda de consultas conocida como “talmansrunda” con los ocho partidos con representación en el “Riksdag” que, según el actual reparto de escaños, podría concluir con el encargo al líder socialdemócrata para que forme un nuevo Gobierno.

En opinión del politólogo Tommy Moller, no es probable que Suecia acude a las urnas un año antes de lo previsto. “El Gobierno probablemente caerá y luego Stefan Löfven regresará con un nuevo Gabinete”, vaticinó al agencia de noticias sueca TT.

Elecciones Suecia
Elecciones SueciaAntonio Cruz

Mientras, el líder de la oposición, el conservador Ulf Kristersson, se ofreció a encabezar un Gobierno junto a sus tres tradicionales aliados, liberales, centristas y democristianos. “Estoy listo para formar un nuevo Gobierno cualquier día. Hay condiciones para un Gobierno burgués puro si los partidos quieren un Gobierno nuevo y mejor”, aseguró. Kristersson hace responsable a Löfven en caso de que sean inevitables unas elecciones parciales: “Creo que muy pocos suecos sueñan con elecciones parciales un año antes de las próximas elecciones. Pero es Stefan Löfven quien asume personalmente esa responsabilidad, solo él puede tomar decisiones”.

Kristersson contaría para formar Gobierno con los democristianos y los liberales, que han dado por roto el acuerdo con Löfven tras la moción de censura, pero seguiría necesitando a la ultraderecha. “El Acuerdo de Enero [de 2019] ya no está vigente, era la base del Gobierno de Stefan Löfven. En las conversaciones con el presidente del Parlamento y en unas eventuales elecciones anticipadas, propondremos un Gobierno de centro derecha”, anunció la líder liberal, Nyamko Sabuni.

Los liberales, divididos entre seguir apoyando al Gobierno en minoría para frenar a la ultraderecha o regresar a la Alianza, la coalición de centro derecha con la que gobernaron entre 2006 y 2014, atraviesan una delicada situación. Los sondeos predicen que podrían quedar fuera del Parlamento en caso de celebrarse ahora nuevas elecciones.

El fin de semana ha sido una frenética sucesión de contactos políticos contrarreloj. El Gobierno y sus socios liberales anunciaron que retirarían el polémico proyecto de ley para regular los alquileres a precios de mercados si los actores del sector inmobiliario llegaban a un acuerdo antes del 1 de septiembre. De lo contrario, continuaría la tramitación parlamentaria del texto ahora en curso.

Una de las “líneas rojas” para la extrema izquierda

Esta ley junto a las desregulación de la contratación laboral eran los dos compromisos arrancados por liberales y centristas para ofrecer su respaldo al Ejecutivo rojiverde en enero de 2019. En aquella sesión de investidura, los ex comunistas se abstuvieron y advirtieron a Löfven de que presentarían una moción de censura contra el Gobierno en caso de que sobrepasara sus “líneas rojas”, precisamente la liberalización de alquileres y la contratación laboral. Dos años y medio después, cumplen su amenaza.

Para el Partido de la Izquierda la concesión de Löfven resultaba insuficiente. Dadgostar calificó el anuncio en Twitter de “poco serio”, “teatro político” y de negociación “bajo amenaza”, instando al Gobierno a que elimine la reforma del acuerdo con el centro derecha, algo a lo que éste se opone. “Quiero un Gobierno que respete a sus apoyos. Queremos un Gobierno con Löfven pero si nos respeta”. insiste.

El polémico proyecto de ley permitirá a los propietarios de viviendas poner precios de mercado a los nuevos alquileres, lo que para el Partido de la Izquierda y el Sindicato Nacional de Inquilinos supondrá una inevitable subida de los precios. La legislación sueca vigente garantiza unos alquileres asequibles que permiten el acceso a la vivienda a las rentas medias y bajas, pero como consecuencia ha reducido el número de inmuebles disponibles, lo que ha dado lugar a largas listas de espera para encontrar una casa.

Hasta ahora habían fracasado las once mociones de censura presentadas en la historia de Suecia. El Gobierno de Löfven ostenta el récord, con seis desde 2014. El ajustado resultado entre la izquierda y la derecha (144 frente a 142 diputados) en las pasadas elecciones de 2018 obligó al primer ministro socialdemócrata, un antiguo líder sindical con fama de duro negociador, a pactar un Ejecutivo en minoría que se ha sostenido gracias a un difícil equilibrio entre polos opuestos -los liberales y centristas por una parte y los izquierdistas por otra- que acaba de saltar por los aires. Suecia no convoca unas elecciones anticipadas desde 1958.