Críticas

Indignación en Alemania por el entierro de un neonazi en la tumba de un judío

El departamento contra el antisemitismo de Berlín formalizó una demanda por “insulto a la memoria del fallecido” al considerar el hecho como una “alteración de la paz los muertos”

Lápida del erudito judío Max Friedlaender en Stahnsdorf, en las afueras de Berlín
Lápida del erudito judío Max Friedlaender en Stahnsdorf, en las afueras de BerlínJens KalaeneAP

El entierro de un destacado neonazi en la misma tumba que un musicólogo judío ha desatado las críticas en Alemania, además de una denuncia contra sus responsables por “alteración de la paz los muertos”.

El departamento contra el antisemitismo de Berlín formalizó la demanda por “insulto a la memoria del fallecido”, tras conocerse que el pasado viernes fue enterrado en un cementerio del extrarradio de la capital Henry Hafenmayer, un negacionista del Holocausto muerto el pasado agosto.

La ceremonia fúnebre concentró a conocidos neonazis, como el abogado Horst Mahler, con un abultado historial de condenas por negar el Holocausto, así como a miembros de los “Reichsbürger” -”Ciudadanos del Reich”-, un movimiento que no reconoce las fronteras ni a las autoridades de la Alemania actual.

Diversos portales y medios locales difundieron imágenes del entierro, en el que se exhibieron símbolos del Reich o al menos con características similares. El cementerio en cuestión se encuentra entre Berlín y el vecino “Land” de Brandeburgo. Administrativamente corresponde al territorio de la capital, pero la autoridad eclesiástica a la que compete es la Iglesia Evangélica de Brandeburgo.

“Enterrar a un negacionista en la tumba de Max Friendlaender es un error imperdonable”, reconoció ahora a través de un comunicado la Iglesia Evangélica de Brandeburgo, según la radiotelevisión pública regional Rbb. La reacción sigue a las críticas desatadas tras difundir varios medios la noticia del entierro.

Friedlaender fue un musicólogo protestante de origen judío, que tras ejercer entre Inglaterra, Estados Unidos y Alemania murió en Berlín en 1934, un año después de la llegada al poder de Adolf Hitler.

Según el mencionado medio, el entierro en ese lugar fue aprobado por la Iglesia Evangélica de Brandeburgo, después de que se denegaran los intentos de hacerlo en otras tumbas de ése y otros cementerios de la región, que asimismo se consideraron improcedentes.