Guerra
Los prisioneros ucranianos capturados por el Ejército de Putin deben ser protegidos por la Convención de Ginebra de 1949
Lo que el premier ruso califica como “operación especial” es una guerra, una invasión en toda regla, en la que se han de aplicar las normas de protección humanitarias
La acción militar ordenada por el premier ruso, Vladimiro Putin, contra Ucrania no es una “operación especial”, como obliga a decir a los que controla sin el menor asomo de respeto por la libertad de expresión, sino una guerra o una invasión, en la que, según expertos militares consultados por LA RAZÓN, es aplicable el Convenio de Ginebra relativo al trato debido a los prisioneros de 1949.
Ambas partes en conflicto, los atacantes y los atacados, han reconocido que han logrado hacer prisioneros del bando contrario y, por lo tanto, les son aplicables las normas internacionales antes citadas que están recogidas en el referido Convenio. Otra cosa, es lo que esté pasando, si se respeta la vida de los que son capturados o si son son sometidos a tratos humillantes, torturas, con el fin de obtener información.
El tratado es claro: se aplicará en caso de guerra declarada o de cualquier otro conflicto armado que surja entre dos o varias de las partes, aunque una de ellas no haya reconocido el estado de guerra, como es el caso de la Rusia de Putin.
Más claro: “el Convenio se aplicará también en todos los casos de ocupación total o parcial del territorio (…) aunque tal ocupación no encuentre residencia militar”.
“En caso de conflicto armado que no sea de índole internacional y que surja en el territorio de una de las partes en conflicto tendrá la obligación de aplicar, como mínimo, las siguientes disposiciones:
1) Las personas que no participen directamente en las hostilidades, incluidos los miembros de las fuerzas armadas que hayan depuesto las armas y las personas puestas fuera de combate por enfermedad, herida, detención o por cualquier otra causa, serán, en todas las circunstancias, tratadas con humanidad, sin distinción alguna de índole desfavorable, basada en la raza, el color, la religión o la creencia, el sexo, el nacimiento o la fortuna, o cualquier otro criterio análogo.
A este respecto, --añade-- se prohíben, en cualquier tiempo y lugar, por lo que atañe a las personas arriba mencionadas:
a) los atentados contra la vida y la integridad corporal, especialmente el homicidio en todas sus formas, las mutilaciones, los tratos crueles, la tortura y los suplicios;
b) la toma de rehenes; (dato interesante a tener en cuenta dada la intención no ocultada de capturar al presidente ucraniano Zalensky).
c) los atentados contra la dignidad personal, especialmente los tratos humillantes y degradantes;
También se dice que “los heridos y los enfermos serán recogidos y asistidos” y que “un organismo humanitario imparcial, tal como el Comité Internacional de la Cruz Roja, podrá ofrecer sus servicios a las Partes en conflicto”.
Lo que está ocurrido con los prisioneros, militares o civiles (en el caso de los rusos) es una incógnita aunque Putin haya dicho que serán devueltos a sus casas en cuanto le convenga a su estrategia. Los ucranianos, con los que hayan logrado hacer prisioneros, poco pueden hacer salvo utilizarles en un eventual canje en las negociaciones que ya han comenzado.
Incluso, han abierto un canal el telegram para que los familiares de los prisioneros rusos puedan ser identificados por sus familiares: “nosotros en Ucrania no perdemos nuestra humanidad y recopilamos esta información para madres y padres, esposas e hijos en Rusia. Incluso bajo fuego de granadasy misiles de la Federación Rusa. ¡Solo los ciudadanos rusos pueden detener esta guerra inhumana y devolver vivos a sus seres queridos a casa!Todavía hay gente para volver. ¡No te quedes callado! ¡Protesta contra la guerra en tu país! Aquí hay una lista de soldados rusos cuyas familias han encontrado la suya”, subarayan y publican nombres e imágenes.
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