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“Mátame, estoy comiendo humanos”: El peligroso caníbal que se comió la cara de sus víctimas evita la cárcel

Austin Harouff, de 25 años, acabó con la vida de un matrimonio de ancianos, a los que mató de manera brutal al pensar que eran una bruja y un “señor oscuro”

Austin era un joven retraído, buen estudiante y con problemas para socializar
Austin era un joven retraído, buen estudiante y con problemas para socializarLa Razónfreemarker.core.DefaultToExpression$EmptyStringAndSequenceAndHash@7594fd9f

Mina y Wade Harouff vivían con su familia en Florida. Una noche dormían profundamente en su dormitorio y se despertó sobresaltada por unos golpes. Era su hijo Austin, que estaba aporreando la puerta con violencia. cuando abrió los ojos, Estaba muy alterado y le dijo que la casa estaba llena de demonios y que él estaba ahí para protegerla mientras dormía. Durante los días siguientes, la escena se convirtió en habitual y Austin repetía los golpes en las puertas de las habitaciones, también en la de su hermana Haley, familia hasta lograr despertarles y recordarles la importancia de su labor como protector de la familia.

Mina se separó de su marido y volvió a rehacer su vida. Wade hizo lo mismo pero ambos estaban preocupados por el comportamiento de Austin, que había pasado de ser un niño aparentemente feliz a tener un comportamiento muy extraño. Cuando cumplió los 16 años, la situación se agravó. Al regresar de una escuela que le preparaba para realizar la carrera de Medicina, cogió todas sus cosas y las trasladó al garaje porque toda la casa estaba llena de demonios.

No había explicación a lo que le ocurría. Solo tenía justificación si estaba bajo los efectos del alcohol, las drogas o si necesitaba dormir. Todo era incomprensible. Su carácter había cambiado. Desde pequeño había sido un niño tímido, estudioso y deportista, aunque le faltaba un punto de agresividad para competir, algo que su entrenador le solía recordar antes de los partidos de fútbol.

Pero la vocación de Austin no era competir sino ayudar a los demás. Soñaba con ser médico y se matriculo en una escuela de pre-medicina de 4 años en la Universidad Estatal de Florida. Pero era muy introvertido, no tenía facultad para relacionarse, era muy inseguro y eso en la adolescencia es sinónimo de bicho raro. Sus compañeros no lo aceptaban como era. Según escribió en su diario: “Lo que quiero ser es más seguro y social. También quiero ser más conocido porque ahora mismo me siento como si fuera un desconocido”.

Lamentablemente Austin buscó refugio en el alcohol, las drogas alucinógenas, la marihuana o el éxtasis. Al final de su primer año en pre-medicina, Austin colapsó. En sus momentos de lucidez era consciente de que algo le ocurría y buscaba en Google cosas como “creo que estoy loco”, “¿Cómo saber si estás loco?”, “¿Cómo lidiar con los pensamientos obsesivos?”, “¿Necesito dormir?”, “¿Qué pasa si no duermes?”.

Sus padres desesperados al no poder controlarlo iban a recurrir a la Ley Baker, por la que en el Estado de Florida se permite a los familiares solicitar la detención durante 72 horas de una persona con problemas mentales que pueda provocar daño a alguien o a sí mismo. En ese tiempo, la persona es evaluada por especialistas, que antes de su puesta en libertad proponen un tratamiento.

Pero no les dio tiempo. El 15 de agosto de 2016 , Austin visitó sin previo aviso a uno de sus amigos de la infancia y le preguntó si sabía cual era su año de nacimiento. El amigo, no entendía nada y se limitó a responder “¿1996?”. Austin se dio la vuelta y regresó por dónde había venido.

Poco después, algo pasó en su cabeza. Un día quedó con su hermana y un grupo de amigos, que al ver su forma de vestir se burlaron de él. Austin sorprendió a todos: “Si me dices que estoy loco, te mataré”, dijo. Su hermana trató de calmarle pero se revolvió y afirmó: “Soy medio caballo, y soy inmortal”.

Haley se dio cuenta de que su hermano verdaderamente necesitaba ayuda especializada. Cuando se dirigían a ver a su padre pasadas las 7 de la tarde, Austin le dijo que necesitaba poner a prueba su inmortalidad y se lanzó a la carretera para ver si podría sobrevivir a un atropello, pero Haley le alcanzó antes, le puso a salvo y le llevó al restaurante en el que habían quedado con su padre. Austin, aparentemente más calmado, tuvo un comportamiento que podría considerarse normal. Pero fue un espejismo porque al salir del local, regresó a casa de su madre y comenzó a beber aceite vegetal. Mina lo reprendió por ello. Austin se cambió de ropa y regresó al restaurante, donde discutió con su madre y se marchó furioso.

El brote era realmente preocupante, pero nadie supo ver lo que ocurriría después. Michelle Mischcon y John Stevens eran una pareja de jubilados que que veía la televisión desde su garaje. Su vecino Jeff Fischer se iba a acostar cuando escuchó a Michelle gritar. Salió y vio a Austin dormir golpeando violentamente su coche. Mientras Jeff acudía en ayuda de su amiga, Austin se subió encima de ella y comenzó a golpearla de forma compulsiva, lleno de ira. Jeff trató de apartarle pero se llevó lo que pesó que era un golpe en la cabeza, que realmente era una puñalada. Jeff empezó a sangrar y regresó a casa para avisar a la policía. No tenía fuerzas para volver. La única esperanza era que John regresara de pasear al perro y socorriera a Michelle.

Fuera sólo se oía a Austin gruñendo, como una fiera salvaje. Cuando llegó la policía, se encontró una escena que los agentes no podrán olvidar jamás. Austin estaba arrancando la mejilla de John y comiéndosela. Tenía dos pedazos de carne en la boca y los estaba masticando. Los policías no quisieron disparar para no matar a John y accionaron la taser, pero nada detenía a Austin, que sólo quería comerse la mayor parte posible del cuerpo de John.

Una segunda patrulla llegó a la escena con un perro, que mordió en el brazo a Austin hasta que logró que soltara el cuerpo de John. Uno de los agentes aprovechó la oportunidad, pateó a Austin y saltó sobre él para inmovilizarle contra el suelo. Mientras lo esposaba, Austin le dijo “Mátame, estoy comiendo humanos, mátame…”. Nada se podía hacer por Michelle y John estaba herido de muerte. Por suerte, Jeff logró sobrevivir.

Debido a su historial, todos pensaron que había actuado influenciado por las drogas, pero toxicología indicó que en su sangre sólo había pequeñas cantidades de THC (marihuana).

El interrogatorio fue también muy sombrío porque Austin explicó que tras salir del restaurante vio una figura oscura y malvada con una careta blanca. Comenzó a correr, y después de recorrer unos 6 kilómetros vio un garaje y se acercó a pedir ayuda. Al ver a Austin, Michelle se puso a gritar y el joven pensó que la mujer era una bruja. Comenzó a pelear con ella hasta que otra figura con un perro se acercó a ellos.

Sin embargo, Austin dijo no haber recordado que había mordido la cara de John, ni la pelea con Jeff ni el policía. El jurado pensó que trataba de simular que estaba loco pero un reputado psicólogo forense confirmó que el comportamiento de Austin probaba que realmente estaba en un estado psicótico durante el crimen.

Dijo que incluso si una persona está bajo la influencia de las drogas, conserva un instinto básico de supervivencia, tratando de protegerse contra la violencia potencial que puede dañarlo. Además añadió que Austin sufría de una condición rara llamada delirios de licantropía clínica. ¡ Una persona que tiene este trastorno tiene la creencia delirante de que se ha convertido en algo así como un hombre lobo! En su informe, escribió: “A veces se sentía como si fuera ‘mitad perro, mitad hombre’ y otras veces se sentía mitad caballo, mitad hombre”.

En cambio, otro experto en salud indicó que estaba en plenas facultades mentales cuando cometió los crímenes.

Finalmente, el juez aceptó la declaración de inocencia por locura Austin, de 25 años, que será enviado a un hospital psiquiátrico para recibir tratamiento en lugar de pasar el resto de su vida en prisión.

Un juicio contra Austin debía haber comenzado el lunes pero el juez aceptó el trato con la fiscalía. Iba a ser juzgado por dos cargos de asesinato y el intento de asesinato de un vecino que trató de ayudar. Court TV informó que los familiares de la “pareja asesinada están extremadamente molestos” por la decisión, que tardó seis años en llegar ya que el juicio se retrasó por la pandemia de covid.

En una declaración de impacto de la víctima visiblemente enojada, la hermana de Michelle, Cindy Mischon, dirigió su ira hacia Austin y sus padres. “Deberías haber hecho más. Fallaste miserablemente. Debido a que fallasteis como padres, mi hermana y mi cuñado están muertos”. dijo. “Los odio, los odio a todos”, agregó antes de volverse hacia el asesino. “Realmente creo que mereces morir. Tu familia merece sufrir como sufre la mía”.