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Londres

A punto de perder la triple A y de entrar en recesión

La Razón
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Reino Unido podría perder muy pronto su triple A. Las agencias de calificación barajaban la posibilidad desde hace tiempo y esta semana los rumores se han incrementado después de conocerse que la economía británica se contrajo un 0,3% en los últimos tres meses de 2012, lo que aumenta la posibilidad de que el país vuelva a caer en recesión. Sería la tercera zambullida y esto ya son palabras mayores. El Reino Unido salió de su segunda recesión desde 2008 el pasado mes de octubre, gracias al impulso de los Juegos. Era la primera vez desde 1970 que sufría una doble zambullida y ahora los miedos son aún mayores.

Las agencias de calificación ya tenían de todo modos al país en su punto de mira. El Gobierno de David Cameron perdió las pocas oportunidades que tenía de hacerlas cambiar de opinión el pasado mes de diciembre, cuando no tuvo más remedio que admitir que no podrá cumplir ninguno de los dos objetivos que se había puesto para esta legislatura.

Por un lado, había prometido eliminar el llamado déficit estructural para 2015, pero ha tenido que ampliar la fecha hasta 2018 y con ello también la era de la austeridad que inauguraron los "tories"nada más llegar al poder. Por otro lado, quería empezar a reducir la deuda en proporción al PIB al final de su mandato, pero han tenido que estirar el calendario hasta 2016.

La agencia Fitch revisará a principios de año la calificación. También lo hará Moody´s. Y todo indica que rebajarán el estatus. La pregunta es: ¿importa realmente que se pierda la máxima calificación? Vayamos por partes porque en función de si se contesta en términos económicos o políticos la respuesta es muy diferente.

Actualmente, la deuda neta equivale a casi un 70% del PIB. Para 2015-2016 –momento en el que se celebrarán las próximas elecciones generales- se rozará el pico del 79,9%, si se tienen en cuenta los varemos utilizados en el Reino Unido, o del 97,4%, si se tienen en cuenta los empleados en la zona euro.

Los porcentajes son relevantes, pero lo que realmente preocupa en la City son los datos ofrecidos por la Oficina de Responsabilidad Presupuestaria (OBR). Según el organismo independiente creado por el Ejecutivo para supervisar las finanzas públicas, las previsiones de deuda neta de hace 18 meses señalaban que se alcanzaría el punto máximo en 2014-15 y éste sería considerablemente inferior al 70,9% del PIB (87,2% en términos de la zona euro). En otras palabras, el Gobierno británico deberá a sus acreedores 1.4 billones de libras para 2016, lo que supone 83.000 millones más de lo que había previsto hace 18 meses.

Moody´s -que viene amenazando desde hace tiempo con reducir la nota- dijo recientemente que lo que importaba era que los indicadores de deuda debían estabilizarse dentro de los próximos 3 o 4 años. Pero viendo el escenario, uno no puede ser optimista.

Es más, desde la crisis de 2008, la economía británica ha evolucionado significativamente mucho peor de lo esperado, tanto por la OBR como por otros organismos aún más independientes.

Con todo, el reputado economista de la BBC, Robert Peston, toda una eminencia en la City, asegura que en las oficinas del famoso Gherkin –símbolo de la capital financiera de Europa- no se respira especial preocupación. "Para decirlo claramente: en un concurso de feos entre economías ricas desarrolladas sobre-endeudadas, el Reino Unido puede ser el menos feo", recalca.

El experto explica, por un lado, que los inversores ya han elevado el coste de los préstamos al Gobierno en las últimas semanas y meses adelantándose a lo que se veía venir, "por lo que la pérdida de la triple A no les pillaría por sorpresa". Por otro lado, matiza que el Reino Unido "sigue siendo un refugio seguro para la inversión".

En definitiva, según Peston, al país le afectaría más que la eurozona mejorara su situación que perder la triple A. "En el primer escenario, los costes de endeudamiento del Gobierno probablemente aumentarían, ya que los inversores se sentirían menos preocupados por los préstamos a la zona euro y depositarían relativamente menos cantidades en el Reino Unido", señala.

Por lo tanto, en el terreno económico parece que la reducción de la nota no crearía, a priori, ningún desastre. Otra cosa bien distinta es lo que podría provocar en el escenario político. Tanto el "premier"David Cameron, como su Chancellor, George Osborne, han recalcado en los últimos dos años lo importante que era conservar la triple A. También se han negado a escuchar las voces de los asesores que les recomendaban tener un Plan B para superar la crisis. Ahora que están a punto de perder la máxima puntuación y que han tenido que aceptar que no podrán cumplir sus compromisos fiscales a tiempo, no sólo tendrán que aguantar la tormenta que se avecina desde las gradas de la oposición en la Cámara de los Comunes, sino que además verán descender su popularidad en los sondeos, aumentando, aún más si cabe, la presión ante la próxima cita electoral de 2015, en la que esperan lograr la mayoría absoluta que no obtuvieron en 2010.