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Guerra comercial

Alemania teme las consecuencias de los aranceles de Trump en una industria automovilística ya en dificultades

El Gobierno alemán exige una "respuesta firme" de la UE a los gravámenes anunciados por EE UU a la importación de vehículos

El Gobierno alemán exigió este jueves a la Unión Europea (UE) que reaccione con determinación frente a la decisión del presidente estadounidense, Donald Trump, de aumentar los aranceles a las importaciones de automóviles y sus componentes. “Ahora es crucial que la UE dé una respuesta firme y deje claro que no cederemos ante Estados Unidos”, declaró en un comunicado el ministro de Economía y vicecanciller alemán, Robert Habeck. Al mismo tiempo, el ministro aseguró que Alemania respaldará los esfuerzos de la Comisión Europea para buscar una solución negociada que evite una escalada arancelaria.

El miércoles, Trump anunció la aplicación de un arancel del 25% a "todos los automóviles que no se fabriquen en Estados Unidos", además de una subida similar para sus componentes. No conforme con esta medida, el mandatario advirtió que podría elevar aún más las tarifas si Europa adopta represalias que afecten a la economía estadounidense. Para Habeck, miembro del partido Los Verdes, esta decisión no solo perjudica a Estados Unidos y a la UE, sino que amenaza al comercio mundial en su conjunto. Según explicó, la medida alterará las cadenas de suministro globales y encarecerá también los automóviles estadounidenses. “Los precios seguirán subiendo en Estados Unidos”, advirtió, al tiempo que recordó que estos aranceles “no son una sorpresa” y que, por ese motivo, la Comisión Europea lleva tiempo preparándose en coordinación con los Estados miembros.

Casi la mitad de todos los automóviles vendidos en Estados Unidos el año pasado fueron importados, según apunta la prensa alemana. Estados Unidos importa automóviles y camiones ligeros de hasta cinco toneladas, principalmente de México, Japón, Corea del Sur, Canadá y Alemania. De acuerdo con un estudio del Commerzbank, Alemania ocupa el quinto puesto en la lista de países exportadores de automóviles a Estados Unidos, con un valor total de 26.000 millones de dólares anuales. Aunque otros países de la UE, como Italia y Suecia, exportan automóviles a menor escala (4.000 millones de dólares cada uno), el impacto sobre la economía alemana podría ser considerable y muchos analistas consideran que las consecuencias generales serán manejables a corto plazo, aunque ciertos sectores específicos podrían verse más afectados.

En cambio, los expertos de la industria automovilística son más pesimistas ya que consideran que este aumento de diez veces de los aranceles a las importaciones de automóviles de la UE (anteriormente solo un 2,5%) supondrá un duro golpe para la industria automovilística germana, que ya está en serias dificultades. Según la Oficina Federal de Estadística, Estados Unidos fue en 2024 el principal país comprador de las exportaciones de automóviles alemanes, con una cuota del 13,1% y un volumen de 34.000 millones de dólares. Aunque los fabricantes de automóviles alemanes ya producen en Estados Unidos, esto solo representa una fracción de las ventas en aquel país. Así, según datos recogidos por la cadena alemana de televisión ARD, el 81% de todas las ventas de automóviles Volkswagen en Estados Unidos son importaciones, la cuota de Mercedes-Benz es del 65% y en el caso de BMW es del 63%. Motivo de más para que la presidenta de la Asociación Alemana de la Industria Automotriz (VDA), Hildegard Müller, calificara este jueves el anuncio de Trump como una señal fatal para el comercio libre. "Los aranceles, cuya entrada en vigor está prevista para el 2 de abril, suponen una carga considerable tanto para las empresas como para las cadenas de suministro globales, estrechamente interrelacionadas, de la industria automotriz, con consecuencias negativas, especialmente para los consumidores, incluso en Norteamérica", declaró Müller que pidió que se inicien negociaciones inmediatas entre Washington y Bruselas para alcanzar un acuerdo bilateral. De hecho, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, reafirmó que la UE mantiene su disposición a una solución negociada, aunque advirtió que está preparada para defender “sus intereses económicos” si fuera necesario. Bruselas ya había anticipado su intención de reactivar a mediados de abril los aranceles especiales, actualmente suspendidos, sobre productos icónicos estadounidenses como los vaqueros, el whisky bourbon y las motocicletas. Sin embargo, ahora la lista de posibles gravámenes podría ampliarse, incluyendo, al menos teóricamente, a grandes compañías tecnológicas estadounidenses como Tesla.

Trump ve los impuestos como un medio eficaz para subir los ingresos del gobierno y así compensar sus prometidos recortes fiscales. Al anunciar los nuevos aranceles, el presidente estadounidense también reiteró que esperaba alentar a los fabricantes de automóviles a aumentar sus inversiones en Estados Unidos en lugar de en Canadá o México. Los observadores creen que Trump acabará utilizando los aranceles a los automóviles como palanca para conseguir una mejor posición negociadora y así negociar un acuerdo que sea favorable para Estados Unidos, especialmente con respecto a la UE.