Política

El Futuro de Venezuela

Alerta en Venezuela: Balas para silenciar a los periodistas

Reporteros sin Fronteras revela en su informe anual el acoso de la Prensa en Venezuela

El acoso a la Prensa se ha recrudecido a raíz de la crisis política y económica que azota el país desde 2016 y 2017 / Efe
El acoso a la Prensa se ha recrudecido a raíz de la crisis política y económica que azota el país desde 2016 y 2017 / Efelarazon

Reporteros sin Fronteras revela en su informe anual el acoso de la Prensa en Venezuela.

Bill Six fue detenido el pasado 17 de noviembre en el Estado de Falcón por el temido Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (Sebin) y trasladado a la sede en Caracas conocida como El Helicoide. Todo transcurrió sin orden judicial. Bill Six es un periodista alemán que podría enfrentarse a 28 años de cárcel. Ha sido juzgado por un tribunal militar por rebelión, espionaje y por haber «violado una zona de seguridad». Su «pecado»: tomar imágenes durante los desfiles militares de Caracas con motivo de la celebración del día de la independencia, el 5 de julio de 2017 y de 2018. También le acusan de «cubrir» un acto electoral de Maduro en mayo de 2018.

La organización no gubernamental Reporteros Sin Fronteras (RSF), que presentó ayer en Madrid su informe anual, exige su puesta en libertad. «Nicolás Maduro, en el poder desde 2013, se empeña en hacer callar a la prensa independiente y sigue controlando la información. En repetidas ocasiones el presidente ha mencionado una 'guerra mediática' para desacreditar a los medios de comunicación nacionales e internacionales que critican a su Gobierno». Así lo explica RSF en su capítulo sobre Venezuela. El caso de Bill Six es solo uno más.

En el informe, Reporteros Sin Fronteras también denuncia que el acoso a la Prensa se ha recrudecido a raíz de la crisis política y económica que azota el país desde 2016 y 2017. Se han multiplicado las detenciones arbitrarias y los actos de violencia contra los periodistas, tanto a manos de las fuerzas del orden como de los servicios de inteligencia bolivarianos.

Durante el acto celebrado en Madrid, se contó con la presencia de la representante venezolana de RSF Elsa Piña y el nicaragüense Eddy López, los cuales contaron con el apoyo del Ayuntamiento de Madrid con su programa de ayuda y acogida a periodistas perseguidos en América Latina».

En el caso de Venezuela, Elsa explicó que «hay un guión que se ha venido ejecutando desde hace 20 años, primero con Hugo Chávez y ahora con Nicolás Maduro». «Es un cerco sistemático para el control de la información. Desde distintos ámbitos y con distintos instrumentos, se han ido refinando todos los mecanismos para controlar los informativos», destacó la reportera. Teme por la nueva ley de control del ciberespacio con la que Maduro terminará controlando internet, el «único canal que le queda a los venezolanos para informarse».

Por otra parte, López indicó que «la situación de los periodistas en Nicaragua es bastante crítica» desde que comenzaron las manifestaciones en 2018. «Además de los ataques y las amenazas, recientemente comenzaron a robar los materiales con los que trabajan los periodistas, con el objetivo de bloquear y paralizar nuestra labor».

Venezuela no es el único agujero negro para el periodismo. El presidente de RSF en España, Alfonso Armada, destacó que «países como Turquía, China o Irán son las mayores cárceles de periodistas del mundo, mientras que Siria o Yemen se han convertido en auténticos agujeros negros informativos, donde no se sabe a ciencia cierta qué está ocurriendo». Y advirtió de que el año 2018 estuvo marcado por un aumento de ataques a periodistas, así como por el abuso y las descalificaciones hacia la prensa.

El informe mostró unas visión que, en palabras de la presidenta de la Asociación de la Prensa de Madrid, Victoria Prego, es «estremecedora» y afirmó que la posibilidad de poder informar en muchos países «se ha convertido en un peligro físico». Al menos 80 periodistas fueron asesinados y 348 fueron encarcelados en 2018, marcando un año en el que los actos violentos contra los periodistas crecen de forma alarmante, incluso dentro de la UE.