Internacional

Perú

Pedro Castillo esquiva la moción de censura pero la inestabilidad continúa

El presidente izquierdista salva por seis votos el primer intento de destitución parlamentaria impulsada por la oposición tras la ola de escándalos a cuatro meses de tomar el poder

Ciudadanos críticos con el Gobierno de Pedro Castillo se manifestaron este martes ante el Congreso peruano
Ciudadanos críticos con el Gobierno de Pedro Castillo se manifestaron este martes ante el Congreso peruanoSEBASTIAN CASTANEDAREUTERS

Pedro Castillo salvó el primer intento de destitución parlamentaria impulsado por la oposición. El Congreso peruano rechazó este martes admitir a trámite la moción de vacancia, cómo se conoce en Perú la destitución presidencial por el legislativo, que habían presentado un grupo de partidos a la derecha del arco parlamentario.

La moción de vacancia se quedó a seis votos de los 52 requeridos para que se iniciara el proceso, que podría haber supuesto el principio del fin de la presidencia de Castillo o al menos obligarle a explicarse en el Congreso por los recientes escándalos de corrupción que le salpican.

46 congresistas presentes votaron a favor de la propuesta, 76 se opusieron y cuatro se abstuvieron. Oxígeno para Castillo, que no tardó en agradecerlo por el canal que más le gusta, su cuenta de Twitter: “En nombre de mi Gobierno agradezco que la votación del Congreso antepusiera al Perú sobre otros intereses”.

Castillo hizo también un llamado a la estabilidad, lo que más necesita un presidente para el que se suceden los sobresaltos desde que llegó al cargo: “Demos fin a las crisis políticas y trabajemos juntos para lograr un Perú justo y solidario”.

Hay pocos motivos para pensar que está victoria parcial vaya a consolidar a Castillo, preso de su precaria mayoría en el Congreso y su aparente incapacidad, cada vez más evidente para el electorado a juzgar por lo que indican las encuestas.

Se lo dejó claro la bancada de Fuerza Popular, el partido de Keiko Fujimori. Su portavoz, el congresista Hernando Guerra García advirtió: “El presidente no tiene capacidad moral. Si está votación no pasa, estaremos mirando permanentemente esa incapacidad moral”.

Sin tregua para Castillo

El mensaje es nítido. No habrá tregua para Castillo, que podría terminar corriendo la misma suerte que Martín Vizcarra y sumarse a la lista de gobernantes breves de Perú, que ha tenido cinco presidentes en los últimos cuatro años.

Algunos de sus antecesores vieron cómo intentos de vacancia que no prosperaron desembocaron de una u otra manera en la caída del presidente.

A la moción se llegó después de una sucesión de escándalos y crisis que llevaron a Castillo a sus citas más bajas de popularidad. Primero fue la destitución del polémico primer ministro Guido Bellido, también acusado de corrupción. Luego llegó la salida del ministro de Relaciones Exteriores, Héctor Béjar, por asegurar que la Armada jugó un papel en el origen de la banda terrorista Sendero Luminoso.

Pero los de las últimas semanas han sido los escándalos más nocivos para un presidente inesperado que basó su campaña en promesas de honradez y regeneración.

Corrupción

El pasado 19 de noviembre, funcionarios de la Fiscalía que investigan una supuesta trama de tráfico de influencias encontraron 20.000 dólares en efectivo en el baño del despacho de Bruno Pacheco, secretario personal de Castillo en el palacio presidencial.

Pacheco dijo que se trataba de parte de sus ahorros, pero dimitió, según dijo, para evitar que el caso salpicara al presidente. El miércoles la Fiscalía prohibió a Pacheco la salida del país.

Castillo se metió él solo en un lío peor, cuando las cámaras del programa Cuarto Poder lo grabaron entrando en plena noche en un domicilio del distrito de Breña, Lima, para reunirse con representantes de empresas beneficiadas por contratos públicos de su gobierno.

La de una de las mujeres que se reunión con él, Karelim Lopéz Arredondo, ganó poco después un concurso presentando un presupuesto apenas unos cientos de soles inferior al de su competidora.

La publicación de las imágenes, que mostraban a Castillo entrando y saliendo de un coche de alta gama, y cubierto con una gorra en mitad de la noche generaron indignación y le forzaron a dirigir un mensaje televisado a la nación en el que no aclaró nada.

Dijo que las reuniones en el despacho de Breña eran de carácter personal y atribuyó el escándalo a un supuesto complot de las élites del país. No explicó por qué desoyó las advertencias de la Contraloría de que el uso de un despacho privado por parte del presidente iba contra la ley ni tampoco el contenido de sus conversaciones con los representantes empresariales.

Interferencias en el poder militar

Pero hay más. Oficiales de alta graduación del Ejército denunciaron supuestos intentos del Ejecutivo de interferir en los ascensos y nombramientos, lo que ha motivado una nueva investigación de la Fiscalía.

Por ahora, Castillo capea el temporal, beneficiado probablemente por la falta de una alternativa solvente en un Congreso fragmentado e imprevisible. Los promotores de la vacancia no han sido capaces de articular una propuesta que vaya más allá de tumbar al presidente y su agresividad hacia Castillo ya desde la campaña electoral los ha hecho aparecer como dispuestos a todo con tal de derribarlo. Ni unos no otros han logrado transmitir la sensación de que lo que importa es el país, cuya economía se encuentra en una encrucijada crítica y atraviesa un peligroso proceso de devaluación monetaria.

Ahora Castillo se girará probablemente hacia el ala radical de su partido, Perú Libre, de la que se divorció cuando decidió deshacerse de Bellido, en busca del fortalecerse en su trinchera. El resultado probable de la primera vacancia fallida será una mayor polarización y un Castillo cada vez más propenso a decisiones típicas de la izquierda radical con las que contentar a sus bases.

La guerra entre izquierda y derecha es total y no se atisba tregua posible en el horizonte, así que son los partidos entre ambos frentes los que decidirán cuánto tiempo sobrevive Castillo. Cuando César Acuña, de Alianza para el Progreso, anunció su rechazó a la vacancia, quedó claro que no prosperaría, pero no se sabe cuánto durará esa indulgencia.