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Primarias

La venganza de Trump contra sus rivales republicanas

Cheney, azote del magnate, podría perder las primarias contra la candidata respaldada por el expresidente de EE UU

Liz Cheney se enfrenta en las primarias de Wyoming a un rival apoyado por Donald Trump
Liz Cheney se enfrenta en las primarias de Wyoming a un rival apoyado por Donald TrumpJ. Scott ApplewhiteAgencia AP

La campaña de Donald Trump para desbancar a los republicanos del Congreso que apoyaron su destitución tuvo ayer su última gran prueba de la temporada de primarias de mitad de mandato en Estados Unidos, cuando Liz Cheney y Lisa Murkowski se enfrenten a aspirantes respaldados por el ex presidente de EE UU.

Según informa Reuters, se espera que la representante estadounidense Cheney, que ha desempeñado un papel clave en la investigación del Congreso sobre el asalto al Capitolio del 6 de enero de 2021 por parte de los partidarios de Trump, pierda sus primarias en Wyoming frente a Harriet Hageman, respaldada por Trump, según los sondeos de opinión. Cheney, la hija del ex vicepresidente republicano Dick Cheney, ha utilizado su campaña –y su posición en el Comité– para tratar de mantener la atención en las acciones de Trump durante el 6-E, y sus continuas afirmaciones falsas sobre el fraude en las elecciones de 2020, para tratar de persuadir a sus compañeros republicanos de que el ex presidente es una amenaza para la democracia. Pero los esfuerzos de Cheney podrían terminar convirtiéndose en su sentencia de muerte política.

Una encuesta de la semana pasada, realizada por la Universidad de Wyoming, posiciona a la congresista republicana hasta 29 puntos por detrás de Hageman. Las únicas esperanzas para su campaña se basaban en el anhelado voto demócrata desviado a su favor, así como el de los independientes e indecisos. Algo permitido en esta fase de las primarias, previa a las legislativas de noviembre.

Terry Sullivan, estratega político que gestionó la campaña presidencial del senador republicano Marco Rubio en 2016, considera que una derrota de Cheney ayer era una «conclusión inevitable», pero ve sus esfuerzos como parte de una batalla mayor. «Liz Cheney no está luchando por la reelección, está luchando por la dirección del Partido Republicano», indicó, señalando que algunos observadores han discutido si Cheney debería montar una campaña presidencial en 2024. «Es más bien una especie de comienzo, no un final».

El destino de la senadora Murkowski de Alaska está menos claro, ya que el formato de las primarias no partidistas del Estado permite que los cuatro más votados pasen a las elecciones generales del 8 de noviembre, lo que podría dar lugar a una posible revancha entre Murkowski y Kelly Tshibaka, respaldada por Trump.

Ambos Estados son de tendencia republicana, por lo que es poco probable que ninguno de ellos desempeñe un papel importante a la hora de decidir si los demócratas del presidente Joe Biden pierden su escasa mayoría en el Congreso. Todo apunta a que los republicanos recuperarán fácilmente la Cámara de Representantes y tengan también muchas posibilidades de hacerse con el control del Senado.

Una mayoría en cualquiera de las dos cámaras del Congreso permitiría a los republicanos paralizar la agenda legislativa de Biden. Ya amenazan con lanzar investigaciones potencialmente perjudiciales sobre su administración en caso de ganar en noviembre.

Los votantes de Alaska también determinarán si eligen a Sarah Palin, una incendiaria republicana y ex gobernadora a la que Trump ha apoyado para el único escaño del Estado en la Cámara de Representantes.

Precisamente ayer, Trump volvió a estar en el foco. El Departamento de Justicia de EE UU se niega, por ahora, a presentar nuevas evidencias de la investigación del caso de Trump, una semana después de que el registro del FBI en la residencia del ex presidente republicano en Florida copara todas las portadas. El FBI devolvía al ex presidente los pasaportes que se llevó durante la redada en Mar-a-Lago, según confirmó el portavoz de la agencia federal. Este último escándalo de Trump no es la única cuenta pendiente que el magnate tiene con la justicia. Según daba a conocer el «Washington Post», los abogados del magnate intentaron hacerse con datos electorales «sensibles», dirigiendo a un equipo de expertos informáticos para copiar datos de los sistemas electorales en Estados clave como Georgia, Nevada o Michigan en 2020.