Cargando...

EE UU

Crece la presión contra Trump por el caso Epstein

La administración Trump evita hablar de los polémicos documentos mientras otros poderes del Estado intervienen

Donald Trump junto a Epstein años atrás X

A casi seis años del suicidio de Jeffrey Epstein en prisión, los archivos relacionados con el magnate y depredador sexual siguen generando polémica y nuevas revelaciones. En el centro del huracán está Donald Trump, cuyo nombre, según múltiples informes, aparece en los documentos confidenciales del caso. La Casa Blanca ha seguido una estrategia de distracción y descalificación que ha avivado las tensiones políticas y alimentado la desconfianza pública.

En un intento por contener la presión, Trump ha recurrido a su manual habitual: culpar a los demócratas, insultar a la prensa y movilizar a su base con declaraciones provocadoras. En redes sociales calificó de «débiles» a quienes insisten en exigir la publicación completa de los archivos y aseguró que «están siendo engañados por los demócratas».

En paralelo, emprendió una ofensiva contra figuras como Barack Obama, Joe Biden y Hillary Clinton, reviviendo viejas disputas como la investigación sobre la interferencia rusa en las elecciones de 2016. También demandó al Wall Street Journal por 20 mil millones de dólares, tras un reportaje que vinculaba su nombre con una carta de cumpleaños dirigida a Epstein en 2003. Trump alega que dicha carta «no existe». Esta estrategia de distracción parece perder fuerza. El Wall Street Journal reveló que en mayo, el fiscal general Pam Bondi informó al presidente que su nombre aparece en los archivos de Epstein. Aunque Trump no ha negado esta reunión, ha intentado restarle importancia, enfocándose en que solo debe publicarse «lo que sea creíble».

Mientras la administración Trump evita hablar del tema, otros poderes del Estado han intervenido. El Departamento de Justicia, a través del vicefiscal general Todd Blanche, interrogó la semana pasada a Ghislaine Maxwell, condenada a 20 años de prisión por conspirar con Epstein para abusar de menores. A la par, la Cámara de Representantes emitió una citación para que Maxwell comparezca el 11 de agosto ante el Comité de Supervisión. El presidente del comité, James Comer (republicano), argumentó que es imperativo evaluar cómo el gobierno federal ha manejado los casos de trata sexual y si es necesario reformar el uso de acuerdos de no enjuiciamiento.

Pese al impulso, el Congreso suspendió anticipadamente su sesión de verano, evitando votar sobre una medida para obligar a la Casa Blanca a liberar los archivos completos. Esta falta de acción ha generado críticas desde sectores republicanos, como el representante Ryan Mackenzie (Pensilvania), quien pidió «mayor transparencia».

El caso Epstein ha sido durante años un terreno fértil para teorías conspirativas, muchas de ellas promovidas por seguidores del movimiento QAnon, que sostiene que existe una red de pedofilia en las altas esferas del poder. Paradójicamente, Trump, quien capitalizó ese escepticismo hacia las élites para llegar al poder, ahora se enfrenta al mismo fenómeno desde el otro lado.

Trump ha intentado desmarcarse, asegurando que expulsó a Epstein de su club privado por «comportamiento inapropiado». Sin embargo, los registros muestran que ambos compartieron eventos sociales, aparecieron en videos juntos y Trump incluso figura en los registros de vuelo del jet privado del magnate.

A medida que más estadounidenses demandan respuestas, las encuestas reflejan un creciente descontento. Un sondeo de CBS/YouGov reveló que el 90% de los ciudadanos cree que el Gobierno debería publicar toda la información sobre Epstein. Otro estudio de Reuters/Ipsos encontró que el 69% de los encuestados cree que el gobierno está ocultando datos sobre los clientes de Epstein. Incluso entre republicanos, hay división: el 35% aún no sabe si aprueba la forma en que Trump ha manejado el caso.

Aun así, la aprobación general de Trump entre republicanos sigue alta (89%), lo que explicaría su resistencia a actuar con mayor contundencia. Para muchos votantes de su base, los temas que más pesan en su evaluación presidencial siguen siendo la inmigración, la inflación y las políticas fiscales, relegando el caso Epstein a un segundo plano.

El caso Epstein representa un dilema inédito para Trump: no es un ataque externo, sino una narrativa alimentada desde su propio ecosistema político. Las medidas que ha tomado hasta ahora -como liberar documentos del asesinato de Martin Luther King Jr. o opinar sobre nombres de equipos deportivos- han sido percibidas como maniobras distractoras y no como soluciones de fondo.