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Arabia Saudí trata de salvar al príncipe heredero

El cruel asesinato de Jamal Khashoggi deja en el aire el futuro político de Bin Salman

Jamal Khashoggi /Efe
Jamal Khashoggi /Efelarazon

El cruel asesinato de Jamal Khashoggi deja en el aire el futuro político de Bin Salman

El motivo del asesinato del periodista Jamal Khashoggi podría no haber sido su pluma incisiva contra el nuevo régimen saudí sino su deslealtad al príncipe heredero, Mohamed Bin Salman. Es sabido que Khashoggi formaba parte del círculo influyente y opositor a la coronación del impulsivo hijo favorito del rey Salman.

La rica y bien conectada familia Khashoggi siempre ha sido cercana a la monarquía saudí, y el reputado periodista ha asesorado a embajadores saudíes en Reino Unido y Estados Unidos, y más de una vez ha sido confidente de los servicios secretos del reino. Fue asesor personal de Turki al-Faisal, hijo del rey Faisal, ex jefe del Servicio de Inteligencia saudí y embajador en Estados Unidos.

Todo cambió con el meteórico ascenso al poder del MBS en 2015 y su nombramiento como sucesor en 2017. Su inseguridad y el temor a que una vez muerto el rey Salman pudieran cambiar las cosas en palacio, condujeron a Bin Salman a quitarse de encima a todo rival u oponente, lo que le llevó a ganarse muchos enemigos. Khashoggi era íntimo del multimillonario príncipe Al Waled Bin Talal, a quien MBS arrestó con otros 200 influyentes hombres saudíes y los mantuvo encerrados durante semanas en la cárcel dorada del Hotel Ritz-Carlton de Riad. Cuando el articulista de «The Washington Post» se enteró del arresto de Bin Talal, que dos años antes le había proporcionado apoyo financiero para abrir un canal de televisión en Bahréin, arremetió con furia contra el príncipe heredero en su columna habitual en el diario estadounidense. Khashoggi comparó las acciones del príncipe con las del presidente ruso, Vladimir Putin. Analistas creen que fue esa columna, la que pudo «haber provocado que el príncipe heredero ordenara la eliminación de Khashoggi, de una forma u otra», explica a LA RAZÓN Yara al Deeb, experto en Arabia Saudí de la Universidad Saint Joseph de Beirut.

La purga de MBS «cortó definitivamente los lazos de Khashoggi con la monarquía», puntualiza el experto. Al veterano periodista que comenzó a criticar la forma autoritaria en que el príncipe ejercía el poder, pronto las autoridades saudíes le prohibieron escribir o hablar públicamente. Khashoggi decidió el año pasado exiliarse a Estados Unidos. El articulista de The Post nunca quiso etiquetarse como disidente, sino que siempre mencionó que dejó Riad por cuenta propia. Se consideraba un reformista, crítico con el islam político pero seguidor de los Hermanos Musulmanes. El periodista sexagenario comenzó a caminar por arenas movedizas al apoyar a la Hermandad (enemigo número dos del wahabismo).

«Su postura a favor de los Hermanos Musulmanes en sus tuits o su relación privilegiada con el presidente turco Erdogan, (defensor del depuesto presidente islamista egipcio Mursi) lo puso en el radar de los insectos electrónicos (los troles). Su nueva vida en Turquía muy probablemente profundizó las sospechas de Bin Salman», insiste Al Deeb. En 2018, el periodista saudí había comenzado una relación con Hatice Cengiz, una investigadora turca. Según el experto, «Khashoggi ha sido víctima de la pugna de poder entre las monarquías y regímenes suníes. El bloque Qatar, Turquía, en apoyo a la Hermandad».

La confesión del Gobierno saudí del asesinato del periodista disidente perjudica directamente a la reputación del príncipe heredero, aunque el régimen intente taparlo. Según analistas, el reconocimiento por parte de Riad, tras dos semanas negándolo, de que Khashoggi murió en su consulado en Estambul busca desviar la responsabilidad del poderoso MBS.

No obstante, el príncipe encantador de serpientes se le ha caído el disfraz y su reputación internacional se derrumba. El escándalo ha golpeado los cimientos de la familia real saudí y empiezan a oírse rumores de que podría haber cambios para la sucesión del octogenario rey Salman. «La Casa de Saud, –cuya unidad el rey Abdalah y su actual sucesor siempre se esforzaron en mantener, jugando con delicados equilibrios– se podría estar partiendo», señala Al Deeb.

Mientras tanto, las autoridades turcas continúan con la investigación de la muerte de Khashoggi. Turquía revelará sus propias conclusiones, al margen de la versión dada por Riad de que murió en una «pelea» en el consulado saudí en Estambul.