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Día de la Victoria

Armas y autoritarismo: Los puntos en común de los dirigentes africanos invitados a Moscú

Seis jefes de Estado africanos fueron invitados a Moscú por el Día de la Victoria, mostrándose así los fuertes vínculos de Putin con África

Ensayo general para el desfile anual del Día de la Victoria de Rusia en Moscú MAXIM SHIPENKOVEFE

Vladimir Putin consiguió reunir a toda su pandilla internacional por el Día de la Victoria que se celebró en Moscú. Mientras que se reunían en Kiev menos de media docena de dirigentes europeos, el ruso pudo mostrar al mundo la imagen que desea para sí: la del líder fuerte de un nuevo mundo, multipolar y desafiante de las leyes y del orden que estableció Occidente. De entre los dirigentes invitados a la celebración, podían encontrarse personajes de la talla de Nicolás Maduro, Teodoro Obiang, Miguel Díaz-Chanel o Alexander Lukashenko, todos ellos conocidos por sostener cargos de índole autoritario y, en más casos que menos, reconocidos por su alergia crónica a los derechos humanos y la libertad de su pueblo.

Varios líderes africanos fueron invitados y merece la pena conocer quiénes fueron, qué clase de gobernantes son y por qué fueron a Moscú, considerando, esto es, sus relaciones con el Kremlin.

Teodoro Obiang

El jefe de Estado de Guinea Ecuatorial desde que derrocó a su tío en 1979 no quiso perderse la cita en un contexto en que las relaciones entre Rusia y el país africano experimentan un continuo crecimiento. En los últimos años, tanto Obiang como su hijo han viajado a Moscú en repetidas ocasiones para reunirse con Vladimir Putin, en una serie de encuentros que ya han dado sus frutos. En 2023, Obiang (padre) indicó al mandamás ruso que “me gustaría que reforcemos la cooperación en materia de seguridad y defensa, ya que Rusia ha venido apoyando a Guinea Ecuatorial”. Y no tuvo que pedirlo dos veces. Tras firmarse un convenio entre Obiang (hijo) y una delegación rusa enviada a Malabo, en junio de 2024 se registró la presencia de los primeros operativos rusos pertenecientes a Africa Corps en suelo ecuatoguineano. Su función corresponde a la de instruir a tropas ecuatoguineanas pero también participan en la seguridad de la familia de mandatarios.

A cambio, Moscú se garantizó un útil acceso al golfo de Guinea, amplió su influencia política en el continente africano. Ya en años anteriores, Rusia había provisto a Guinea Ecuatorial de importantes suministros de armas, entre los que se encuentran sistemas de defensa antiaérea Pantsir-S1 y diversos tipos de helicópteros de combate. Por otro lado, en 2020, la petrolera rusa Lukoil firmó un acuerdo de cooperación con Guinea Ecuatorial que, según Obiang, “va a permitir que las empresas rusas también puedan descubrir las posibilidades de aprovechamiento de los recursos de Guinea Ecuatorial”.

Emmerson Mnangagwa

El jefe de Estado de Zimbabue llegó al poder en 2017, tras ejecutar con una intensa maestría un golpe de Estado contra su compañero de partido, Robert Mugabe, quien gobernó el país durante los 37 años anteriores. Su validación se cumplió tras unas elecciones marcadas por la opacidad y el fraude en 2018. Mnangagwa ha participado en numerosos actos condenables por el derecho internacional, entre los que destacan su participación en las Masacres de Gukurahundi ocurridas en la década de 1980 y la dura represión ejercida contra manifestantes en 2019, cuando la policía zimbabuense abrió fuego y mató a 17 manifestantes.

Mnangagwa ha fortalecido considerablemente las relaciones de su país con Rusia, como respuesta al cúmulo de sanciones que enfrenta su gobierno por parte de las potencias occidentales. Zimbabue ha apoyado en repetidas ocasiones a Rusia ante Naciones Unidas, especialmente en el contexto de la guerra de Ucrania, en un contexto de antioccidentalismo compartido que beneficia a sus propios intereses. Por otro lado, Rusia, a través de empresas como Rostec y Vi Holding, ha invertido en el mayor proyecto de platino en Zimbabue, estimado en más de 3.000 millones de dólares. A esto habría que añadirle la adquisición de tecnología de vigilancia rusa (para controlar las actividades de los opositores) y el interés reiterado mostrado por Mnangagwa a la hora de establecer nuevos acuerdos de cooperación militar con Moscú.

Ibrahim Traoré

El niño mimado del panafricanismo de uniforme también estuvo presente en este acontecimiento crucial. Destaca que no se separó de su Glock en ningún momento, ni siquiera durante su reunión con Nicolás Maduro. Este capitán de artillería de 37 años alcanzó el poder en Burkina Faso tras triunfar un golpe de Estado en septiembre de 2022 y se ha posicionado como un referente para los movimientos africanos más opuestos a Occidente. Aunque se tienen múltiples reportes de represiones políticas, matanzas de civiles en campañas de castigo por parte del ejército burkinés y otras dinámicas de dudoso carácter moral, nada de esto quita que Traoré se haya convertido en una figura de creciente importancia en el panorama político africano.

Su relación con Moscú es estrecha. La cooperación militar con Rusia se inició bajo su mando mediante el envío de instructores rusos que mejoren la instrucción de los militares burkineses, que se sumaría a la venta de material militar ligero para combatir a la amenaza terrorista que sacude al país africano. Traoré ha expresado en repetidas ocasiones su apoyo a Moscú, mientras que fue en fechas recientes cuando su gobierno concedió a la minera rusa Norgold la licencia de explotación de la mina de oro de Bissa-Bouly. Se espera que se extraigan al menos 20 toneladas de oro en los próximos años. Si es en Mali donde Rusia mantiene una presencia militar más activa, Ibrahim Traoré es, sin duda, el activo político más fuerte de Vladimir Putin en el Sahel. Razón que explica que fuera él, y no el presidente de Mali, quien fue elegido como representante de las juntas militares del Sahel en Moscú.

Umaro Sissoco Embaló

El presidente de Guinea Bissau accedió al poder tras una preocupante escena donde nunca quedó claro si resultó ganador de las elecciones de 2019. Tras ser investido en una ceremonia no oficial, su gobierno se ha caracterizado por una deriva autoritaria, marcada por las persecuciones políticas, los arrestos indiscriminados e incluso el intento de asesinato de figuras prominentes en el panorama político nacional. En los dos últimos años ha disuelto dos veces la Asamblea Nacional, siendo la última de ellas en diciembre de 2023 y sin que todavía se haya anunciado una fecha electoral para restablecer el órgano legislativo del país. A finales de 2025, en teoría, se celebrarán las elecciones presidenciales que tendrían que haberse celebrado, según la ley bisauguineana, a comienzos de este año.

Embaló ya dijo en su visita a Rusia durante la II Cumbre Rusia-África, que “estamos directamente conectados con Rusia […]. No sólo somos amigos, somos hermanos. Nunca olvidaremos el apoyo que nos dio el pueblo soviético en nuestra lucha por la independencia. Hoy hemos venido aquí como un pueblo independiente, pero lo somos gracias a vosotros. Y no lo olvidaremos”. Como recompensa ante esta muestra de simpatía, Vladimir Putin perdonó a Guinea Bissau una deuda de 26.7 millones de dólares. Embaló ya participó en el Desfile del Día de la Victoria en mayo de 2024 y ya ha visitado Rusia en cuatro ocasiones desde 2022. En su visita de 2024 se acordó que miembros de las fuerzas especiales del país africano serían tendrían la oportunidad de recibir adiestramiento en la Universidad Rusa de las Fuerzas Especiales, en Chechenia.

Denis Sassou-Nguesso

El jefe de Estado de República del Congo desde 1992 (con un breve paréntesis que solucionó tras resultar victorioso en la guerra civil que asoló su país) también estuvo presente. Nuevamente, el mandatario congoleño ha visitado en repetidas ocasiones Moscú a lo largo de los últimos años, donde se ha percibido el acercamiento de posturas con Vladimir Putin. Este mes de abril, ambos países firmaron acuerdos para desarrollar proyectos conjuntos en el sector energético, con énfasis en la explotación de recursos petroleros y gasísticos. También se han discutido iniciativas para la construcción de oleoductos y otras infraestructuras críticas para mejorar la conectividad energética entre ambos países.

Tal y como se ha ido viendo con el resto de los países, entre República del Congo y Rusia se han ido estableciendo nuevos acuerdos de cooperación militar que incluyen el adiestramiento de tropas congoleñas en tácticas militares y operaciones conjuntas. También se han firmado programas de intercambio de formación militar. Rusia incluso ha provisto a Brazzaville de equipamiento militar, como vehículos multiusos del tipo GAZ-2330. En esencia, Sassou-Nguesso comparte con Putin su visión opuesta a Occidente, igual que podía observarse en los casos de Traoré o Mnangagwa.

Abdelfatah El-Sisi

Para completar la lista de mandatarios africanos presentes en Moscú por el Día de la Victoria, el presidente egipcio (que también alcanzó el poder tras el golpe de Estado ocurrido en 2013, aunque convalidado posteriormente en diversos procesos electorales) tampoco quiso perderse la cita. Sus políticas represivas en Egipto, marcadas por su uso del ejército y la concentración del poder, también son de sobra conocidas, aunque la importancia estratégica de Egipto en el tablero internacional ha facilitado su blanqueamiento por parte de Occidente.

Desde que El-Sisi alcanzó el poder, Rusia se ha convertido en un importante proveedor de armamento que se extiende a tanques T-90MS, aviones de combate Su-35 y misiles Kh-31, entre otros. Habría que añadir otros acuerdos de cooperación militar en vista a labores de adiestramiento de tropas egipcias, incluyendo ejercicios militares conjuntos con tropas de ambos países. La joya de la corona de la cooperación Egipto-Rusia, sin embargo, se encuentra en la construcción de la planta nuclear de El Daaba. Rusia ha comprometido un préstamo de más de 25 mil millones de dólares (un 85% del costo total) para financiar la planta, lo que se une a diversos proyectos conjuntos con relación al ámbito energético y gasístico. Las inversiones rusas en Egipto son, en definitiva, abundantes, y abarcan el sector agrícola, turístico e industrial. Por ejemplo, en 2018, ambos países firmaron un acuerdo para la creación de una zona industrial rusa en Egipto, próxima al Canal de Suez. Este proyecto está diseñado para atraer a las empresas rusas para que establezcan fábricas en Egipto, lo que impulsaría el comercio y la producción local. El costo estimado de la zona industrial es de alrededor de 7 mil millones de dólares.