Diplomacia

India y Pakistán pactan un alto el fuego tras una peligrosa escalada con retórica nuclear

"No se trata solo de nuestra región, esto podría llevar a una destrucción masiva", asegura el ministro de Defensa paquistaní, que ordenó un ataque a tres bases militares de India

Pakistán e India llevaron este sábado su rivalidad a un nuevo nivel, con fuego cruzado a sus bases militares estratégicas. Este enfrentamiento, el más agudo desde 1999, ha suscitado preocupaciones internacionales sobre la posible activación de arsenales nucleares. Horas después de los ataques, el presidente Donal Trump anunció que la India y Pakistán habían acordado un alto al fuego "total e inmediato" con la mediación de Estados Unidos. "Tras una larga noche de conversaciones con la mediación de Estados Unidos, me complace anunciar que India y Pakistán han acordado un Alto el fuego total e inmediato. Felicitaciones a ambos países por su sentido común y su gran inteligencia. ¡Gracias por su atención a este asunto!", indicaba el mensaje.

Estados Unidos había transmitido en varias ocasiones estar siguiendo de cerca el conflicto entre la India y Pakistán, que se desató el pasado 22 de abril tras un atentado terrorista en la Cachemira administrada por la India, en el que murieron 26 personas, y del que Nueva Delhi responsabilizó a Pakistán. Además había realizado varios llamados a la calma y a la moderación a ambas partes. En este sentido, Trump se ofreció ese mismo día a mediar entre Nueva Delhi e Islamabad para resolver sus diferencias.

Horas después del anuncio de Trump, India acusó a Pakistán de violar el cese el fuego. Una serie de explosiones se escucharon el sábado por la noche en Srinagar, la principal ciudad de la Cachemira administrada por India, donde la electricidad quedó cortada, informaron periodistas de AFP.

La situación se había vuelto crítica en la madrugada del sábado cuando el ejército paquistaní anunció la convocatoria de un alto organismo militar y civil encargado de supervisar sus capacidades atómicas, lo que provocó alarmas en la comunidad internacional. Sin embargo, el ministro de Defensa de Pakistán desmintió posteriormente la existencia de tal reunión, intentando calmar los ánimos. El ministro de Relaciones Exteriores de Pakistán, Mohammad Ishaq Dar, declaró que, si Delhi detiene sus acciones, "consideraremos hacerlo también", señalando una posible apertura al diálogo.

Poco antes del amanecer, justo cuando sonaron dos explosiones en Islamabad y su ciudad gemela Rawalpindi, sede del ejército y de los servicios de inteligencia, el portavoz del ejército pakistaní apareció en la televisión estatal. «India ha atacado con misiles (...) Las bases de Nour Khan, Mourid y Chorkot han sido blanco de los mismos», lamentó. «Ahora esperen nuestra respuesta», amenazó. Así, el ejército paquistaní ejecutó una embestida con misiles Fateh de medio alcance, impactando más de 25 instalaciones militares en territorio indio. Las intervenciones se llevaron a cabo contra bases aéreas y depósitos de armamento situados en Gujarat, Punjab y Rajastán, así como en la zona de Cachemira administrada por India. El nombre de la dicha operación, Bunyan-um-Marsoos (muralla de plomo), se inspira en el Sagrado Corán (Surah As-Saff 61:4), donde los creyentes son descritos como una "estructura sólida, firmemente unida". Esta frase simboliza unidad, fuerza y una resolución inquebrantable. Más que una simple acción militar, representa para los paquistaníes una declaración de cohesión nacional frente a las amenazas externas.

La respuesta del ejército indio fue contundente. A través de la red social X, calificaron estas incursiones como una "descarada escalada de ataques con drones y otras municiones". Informaron que sus defensas aéreas neutralizaron los ataques casi de inmediato, destruyendo las plataformas lanzadoras antes de que pudieran causar daños significativos.

Mas tarde se anunció y posteriormente se desmintió que el primer ministro de Pakistán, Shehbaz Sharif, iba a convocar una reunión de la Autoridad de Comando Nacional (NCA en inglés), el organismo supremo encargado de la política nuclear y de misiles del país, según informes del Ejército. La NCA, establecida en el año 2000, juega un papel crítico en la formulación de estrategias relacionadas con el desarrollo y el uso del arsenal nuclear. Esta institución fue creada en respuesta a los ensayos nucleares de 1998, que marcaron un punto de inflexión en la política de defensa del país y en el equilibrio de poder en la región. La inclusión de altos líderes civiles y oficiales de alto rango del Ejército en esta convocatoria hubiera subrayado la importancia de futuras decisiones.

El ministro de Defensa paquistaní, Khwaja Asif, emitió una advertencia en medio de las hostilidades con India, afirmando que aunque la opción nuclear no está en la mesa, cualquier conflicto podría impactar a los "observadores" internacionales. "No se trata solo de nuestra región; esto podría llevar a una destrucción masiva", declaró Asif.

Con la tensión en su punto máximo, los habitantes de ambos lados de la frontera se han visto obligados a actuar con rapidez. Muchos se apresuran a acopiar alimentos y suministros esenciales, conscientes de que la situación podría transformarse en un desastre inminente. Las familias que residen en las zonas más cercanas al conflicto han comenzado a huir hacia áreas más seguras, dejando atrás sus hogares y recuerdos en medio del caos.

Los ministros de Exteriores de los países del G7 instaron el sábado a ejercer la "máxima contención ". «Pedimos una desescalada inmediata y los animamos a abordar un diálogo directo hacia una salida pacífica. Seguimos monitoreando los sucesos de cerca y expresamos nuestro apoyo a una resolución diplomática rápida y duradera», subrayó un comunicado conjunto entre Canadá, Francia, Alemania, Italia, Japón, Reino Unido, Estados Unidos y la Alta Representante de la Unión Europea.

La crisis indo-paquistaní estalló tras el atroz atentado terrorista el 22 de abril, que acabó con la vida de 26 turistas en la Cachemira administrada por India. La situación se intensificó drásticamente, culminando el pasado miércoles en un bombardeo de Nueva Delhi contra supuestas instalaciones terroristas en territorio paquistaní.

Guerra de drones

Ambas naciones lanzaron acusaciones de agresiones con drones. India sostiene que su histórico rival empleó entre 300 y 400 vehículos aéreos no tripulados, apuntando a diversas localizaciones en su suelo. Islamabad desmiente estas afirmaciones, asegurando haber derribado 48 drones indios en un despliegue defensivo. En el frente terrestre, el intercambio de disparos y la artillería retumban a lo largo de la Línea de Control, el punto caliente que divide la disputada Cachemira. El costo humano de esta escalada es de al menos 80 vidas perdidas hasta este sábado. India reporta cerca de medio centenar de muertos, incluyendo las 26 víctimas que perecieron en la masacre, mientras que Pakistán cifra sus pérdidas en 33 y 62 heridos, entre ellos 14 soldados. Cada segundo que avanza la crisis, el espectro de un conflicto armado inminente se vuelve más real, amenazando con desatar un cataclismo en la región.

Wajahat S Khan, periodista y analista de seguridad paquistaní-estadounidense, advertía de que estamos ante el inicio de una "guerra de aviones no tripulados". En declaraciones a The i Paper, destacó que esta nueva táctica eleva la magnitud del enfrentamiento, trascendiendo los combates militares convencionales. Estos dispositivos están alterando el campo de batalla, revelando las posiciones de los sistemas de defensa y preparando el terreno para futuros choques entre aeronaves tripuladas. Muhammad Faisal, investigador de seguridad en Asia Meridional, apuntó que "ambas partes buscan mapear los sistemas de defensa antiaérea de la otra, con India liderando en esta carrera".

Apuntando a recursos e infraestructuras críticos

Nueva Delhi ha puesto en pausa el Tratado de Aguas del Indo de 1960, amenazando una fuente de agua de la que Pakistán depende en gran medida y que ha calificado de «acto de guerra». Por ahora, el agua del río Indo sigue fluyendo a Pakistán, e India necesitaría grandes obras de infraestructura para cortar el abastecimiento, algo que algunos analistas creen que debería estar sobre la mesa. «No se puede esperar que ningún país mantenga un tratado en tiempos de paz mientras sufre las consecuencias de una guerra no declarada», escribió Brahma Chellaney, profesor emérito de estudios estratégicos del Centre for Policy Research, con sede en Nueva Delhi. «Si Pakistán no quiere que India cierre sus grifos... debe demostrar un compromiso verificable con la paz, detener a los líderes terroristas, cerrar sus campos de entrenamiento y poner fin al apoyo a la violencia transfronteriza».

Asimismo, India ha cerrado puertos y aeropuertos comerciales y ha reforzado la seguridad en torno a otras infraestructuras críticas por temor a ataques de sabotaje.Los grupos de piratas informáticos de ambos bandos han afirmado haber logrado ataques no confirmados contra instituciones financieras de la otra parte, y que estos continúan.