Geopolítica

Hay tres Guineas en África: las tres se están aproximando a Vladimir Putin

Más allá del pulso en el Sahel, el Kremlin ha aprendido a extender su influencia por naciones africanas menos mediáticas pero igualmente estratégicas

Assimi Goita habla en Bamako con el Coronel Mamady Doumbouya (presidente interino de Guinea Conakry).
Assimi Goita habla en Bamako con el Coronel Mamady Doumbouya (presidente interino de Guinea Conakry).larazonAgencia AP

En África hay tres Guineas. Guinea Conakry, excolonia de Francia; Guinea Bissau, excolonia portuguesa; y Guinea Ecuatorial, excolonia española. Guinea Conakry, gobernada por el coronel Mamady Doumbouya tras el golpe de Estado sucedido en 2021; Guinea Bissau, gobernada por el general de brigada Umaro Sissoco Embaló tras el golpe de Estado institucional ocurrido en 2020; y Guinea Ecuatorial, gobernada por el teniente coronel Teodoro Obiang desde el golpe de Estado de 1979. Las tres Guineas y sus gobernantes tienen mucho en común. Por ejemplo, igual que Doumbouya formó parte de la Legión Extranjera, Embaló realizó su doctorado en Relaciones Internacionales por la Complutense de Madrid y participó en un curso del Centro Superior de Estudios de la Defensa Nacional (CESEDEN), así y como Obiang inició su carrera militar en la Academia de Zaragoza y sirvió hasta la independencia de su país en la Guardia Colonial de Guinea Ecuatorial.

Los vínculos entre Europa (con mención especial a España) y los tres militares-dictadores guineanos pueden encontrarse en la misma base de sus dilatadas carreras profesionales. Claro que sus relaciones actuales con Occidente, y con España, son nebulosas y difíciles de comprender, aleatorias, y Europa no debe verse en este contexto como una Unión, sino como una aglomeración de países donde, poco a poco, las relaciones con África han perdido a ese capitán del navío europeo que era Francia. Las tres Guineas son el perfecto ejemplo de esta suerte de descentralización en la diplomacia europea en África.

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Mientras Madrid ha mantenido una distancia cautelar respecto a Obiang (Guinea Ecuatorial) casi desde el inicio de su gobierno, Estados Unidos ha construido a lo largo de las últimas décadas una provechosa relación sostenida en la cooperación militar y la compra del petróleo que mana en las costas del país africano. Y si no destaca la relación entre la administración de Embaló (Guinea Bissau) con la antigua potencia colonial, Portugal, se ha percibido desde 2022 un creciente interés por su figura de parte de España. El ministro de Exteriores español, José Manuel Albares, visitó Bissau capital en enero de 2023, y no tuvieron que pasar 20 días desde esta reunión para que Embaló se reuniera con Pedro Sánchez en Madrid. Mamady Doumbouya forma parte del “trío original” de coroneles africanos que tomaron el poder de sus respectivos países (Guinea Conakry, Mali y Burkina Faso) en los golpes de Estado de 2021, aunque, a diferencia de los dos últimos, las relaciones entre Conakry Francia no se han degradado en exceso. Quizás sea porque la esposa de Mamady Doumbouya es francesa. O puede que sea porque Guinea Conakry ya se alejó todo lo que pudo alejarse de Francia, al tratarse del primer país africano en independizarse de París tras rechazar formar parte de la Comunidad Francesa (1958).

Los tres gobernantes, sin embargo, han sido aceptados en mayor o menor medida por el bloque occidental, y todavía pueden considerarse dentro del privilegiado grupo de dictaduras blanqueadas por Occidente, debido, como es evidente, al fuerte potencial económico que suscitan. Guinea Conakry es rica en bauxita (que explota la minera francesa AMR), níquel, oro y diamantes; Guinea Ecuatorial cuenta con extensas reservas de gas y de petróleo; y Guinea Bissau se trata de uno de los principales puertos receptores de la cocaína procedente de Sudamérica en su camino a las narices de los europeos, además de contar en sus aguas territoriales con importantes caladeros de pesca que llevan explotando las flotas europeas desde 2019. Otro punto en común entre las tres Guineas es que las tres tienen acceso al mar, siendo este un dato fundamental en un continente donde los países africanos landlocked al norte de RDC han sido históricamente condenados a la pobreza y al olvido.

Ahora es cuando entra Rusia. Cuando se conoce que las tres Guineas son ricas en materia prima y que llevan años (o décadas) gobernadas por dictaduras sobre las que Occidente ha hecho la vista gorda para su propio beneficio. Cuando se conoce que Europa y Estados Unidos han invertido durante años (o décadas) en relaciones diplomáticas e hipocresía para garantizar el flujo de riquezas que no se encuentran en nuestro continente, aunque la mayoría de los occidentales no sepan señalar a ninguna de las tres naciones en un mapa.

El presidente de Guinea Ecuatorial, Teodoro Obiang Nguema, durante un acto de campaña de cara a las elecciones del 20 de noviembre.
El presidente de Guinea Ecuatorial, Teodoro Obiang Nguema, durante un acto de campaña de cara a las elecciones del 20 de noviembre.OFICINA INFORMACIÓN Y PRENSA DE GUINEA ECUATORIALOFICINA INFORMACIÓN Y PRENSA DE

Rusia y Guinea Conakry

La relación entre Rusia y Guinea Conakry se remonta a los años anteriores a la guerra de Ucrania; desde que el predecesor de Doumbouya, Alpha Condé, fuera nombrado por Bloomerg como “el mejor amigo para siempre” de Vladimir Putin en África. Putin envió vacunas COVID a Guinea Conakry durante la pandemia del coronavirus, Putin concedió en 2017 a Condé la “Orden de la Amistad”, activistas guineanos denunciaron en 2019 que las mineras rusas obtenían ventajas sobre el resto de compañías extranjeras (además de tener un menor control estatal), Rusal extrae bauxita de Conakry y Nornickel saca valioso níquel. No debería de extrañar entonces que Moscú fuera uno de los países que condenó con mayor firmeza el golpe de Estado que depuso a Condé del poder para poner en su lugar a Mamady Doumbouya.

Doumbouya supo ver el peligro y comunicó rápidamente que el cambio de gobierno no afectaría a los negocios rusos bajo ningún concepto. Es de suponer que perder a Condé fue un duro varapalo para Vladimir Putin, cuya influencia en África se sostenía mejor con una base de gobiernos elegidos democráticamente, pero el mandatario ruso hizo tripas corazón, olvidó su condena al golpe de Estado y el negocio de las materias primas Conakry-Moscú regresó a su ritmo habitual, hasta hoy. No podría decirse que Rusia es el mayor socio comercial de Guinea Conakry porque China, India o Emiratos Árabes Unidos estarían situados por delante, pero es seguro que las relaciones entre Doumbouya y Putin, si no tan estrechas como las que mantenía el ruso con Alpha Condé, continúan desarrollándose de manera favorable para el Kremlin.

Rusia y Guinea Bissau

Las relaciones entre Rusia y Guinea Bissau también poseen un trasfondo histórico que se sitúa en la época soviética. No debe olvidarse que el Partido Africano para la Independencia de Guinea y Cabo Verde (PAIGC), el partido político que más veces ha sostenido la presidencia en este país, mantiene una fuerte ideología socialista-marxista que tiene sus bases en la Guerra Fría, y que su fundador, Amílcar Cabral, fue uno de los alumnos destacados del 165º Centro de Formación para Personal Militar Extranjero en Simferópol, Crimea.

Nadie en Guinea Bissau duda de la ayuda prestada por Cuba y por la Unión Soviética durante la guerra de la independencia contra Portugal (1963-1974), aunque la cooperación entre ambas naciones llegó a un limbo tras la caída del Muro de Berlín. Hasta este verano, cuando Sissoco Embaló hizo referencia a estas relaciones históricas durante la II Cumbre Rusia-África que tuvo lugar en el verano de 2023 en San Petersburgo. Entonces, dijo públicamente a Putin que: “estamos directamente conectados con Rusia […]. No sólo somos amigos, somos hermanos. Nunca olvidaremos el apoyo que nos dio el pueblo soviético en nuestra lucha por la independencia. Hoy hemos venido aquí como un pueblo independiente, pero lo somos gracias a vosotros. Y no lo olvidaremos”. Putin sonreía muy contento y este martes se conoció que Rusia ha cancelado la deuda de Guinea Bissau (26.7 millones de dólares), mientras que la embajada bisauguineana en Moscú ha visto reducidas en un 38% las deudas de alquiler acumuladas en los últimos años.

La legitimización del gobierno de Sissoco Embaló por parte de Occidente (pese a que haya encarcelado sin previo juicio a opositores políticos, disolviera la Asamblea Nacional en contra de la Constitución bisauguineana y ordenase una intervención militar ilegal liderada por Nigeria y Senegal para salvaguardar su poder) no es una legitimización real, no por mirar hacia otro lado deja de ser un autócrata, pero sirve para que Putin encuentre a un gobernante “legítimo” con que relacionarse en África Occidental. Las juntas militares del Sahel suponen excelentes socios para el ruso, no cabe duda, aunque tienen la desventaja de estar deslegitimizadas por Europa y, en consecuencia, por una parte de la opinión pública; no ocurre así con Embaló, un presidente “democrático” de un país que nadie conoce en Occidente y que mantiene buenas relaciones con el resto de naciones de la Comunidad Económica de Estados de África Occidental (CEDEAO).

Rusia y Guinea Ecuatorial

Guinea Ecuatorial sigue el camino de sus tocayas. Teodoro Obiang se reunió en noviembre de 2023 con Putin en Moscú, mientras que su hijo, conocido como Teodorín, ya lo hizo en 2020 y una última vez en diciembre de 2023, momento en que se discutieron temas tan variados como la cooperación militar con Rusia o la posibilidad de mandar a un astronauta ecuatoguineano a la Estación Espacial Internacional. La cercanía en las relaciones entre ambas naciones puede chirriar especialmente en Estados Unidos, dada su asociación histórica con el régimen de los Obiang. Desde Washington han permitido el desarrollo de su autoritarismo a favor de beneficiosos acuerdos comerciales (ligados a la exploración y extracción de petróleo), aunque ya mostraron un primer distanciamiento al expresar “serias dudas” en lo referente a la legitimidad de las elecciones presidenciales de Guinea Ecuatorial en noviembre de 2022, en las que Obiang ganó con el 98% de los votos.

Teodorín respondió recientemente a los recelos de Estados Unidos en su cuenta personal de X, donde escribió que “el posicionamiento de la República de Guinea Ecuatorial con respecto a sus relaciones comerciales con todos los países del mundo […] NO HA CAMBIADO. Lo que es cambiante es la situación geopolítica mundial en relación con las interrelaciones entre los grandes países que se disputan el concierto internacional”. Siguieron varios tweets donde mencionaba que “el Gobierno siempre ha expresado su disposición a privilegiar su acción positiva [la de Estados Unidos] en la economía del país”.

El clan Obiang deja claro que no tiene problemas a la hora de relacionarse de forma equitativa con Rusia y con Estados Unidos, igual que lo expresaron otras naciones africanas antes que ellos. Lamentablemente, como se comprobó recientemente en Níger, los estadounidenses han demostrado su reticencia a la hora de colaborar con quienes también busquen una asociación con Moscú, y no queda del todo claro que el mensaje de Teodorín sirva para calmar las aguas. Este 2024 ya empezó convulso con la terminación de las operaciones en Guinea Ecuatorial de la petrolera Exxon Mobil, después de casi tres décadas de trabajos en el país, donde la compañía justificó su decisión de no renovar su contrato con el Gobierno ecuatoguineano en su interés por buscar operaciones de rápido crecimiento y menor costo operacional.

Guinea Ecuatorial hace años que se enfrenta a una preocupante falta de inversión externa y necesaria para el desarrollo de su economía sostenida en las materias primas, y Rusia podría tratarse de ese ángel salvador que buscan los Obiang. Sissoco Embaló, que ha visto su poder debilitado tras la derrota del candidato de Macky Sall (su máximo protector en África Occidental) en las elecciones de Senegal, puede ver próximo el día donde deba reorganizar sus apoyos para mantener su presidencia, igual que una asociación con Francia ya no le supone ninguna utilidad por la debilidad que sufre París en el continente. Y Mamady Doumbouya, desde Conakry, casado con una francesa, no parece dispuesto a complicarse mientras siga llegándole el dinero que pagan las empresas rusas por el níquel, el oro y la bauxita.