Japón

Colisión de aviones en Tokio: cobra peso la teoría del error humano tras publicar las instrucciones del controlador aéreo

El Bombardier Dash-8 de la Guardia Costera recibió la orden de quedar detenido, pero el piloto entendió lo contrario

Tokyo (Japan), 02/01/2024.- A Japan Airline passenger plane burnt out is remained on the tarmac at Haneda Airport in Tokyo, Japan, 03 January 2024 after colliding with a Japan Coast Guard plane on 02 January 2024. The airplane carrying 367 passengers and 12 crew crashed with a Japan Coast Guard plane for transporting relief supplies for earthquake hit areas. All passengers and crew on board the passenger plane evacuated safely. Tokyo Metropolitan Police confirmed five of six crew on board the...
Imagen del avión comercial calcinado tras el accidente aéreoJIJI PRESSAgencia EFE

Las autoridades japonesas informaron el miércoles de que el avión de pasajeros que colisionó brutalmente el martes con un turbohélice de los guardacostas japoneses en el aeropuerto Haneda de Tokio, recibió permiso para aterrizar, mientras que el controlador de tráfico aéreo instruyó a la nave de menor tamaño a detenerse justo antes de la pista y no a despegar, según los registros de comunicación. La investigación del suceso que ha conmocionado a la comunidad internacional no ha hecho más que empezar, en medio de una gran incertidumbre sobre las circunstancias que rodearon al percance, incluida la forma en que las dos aeronaves acabaron en la misma pista.

Según el Ministerio de Transporte japonés, el vuelo 516 del Airbus A350-900 de Japan Airlines, - de dos años de antigüedad- , partió de New Chitose en Hokkaido a las 16:15 hora local del 2 de enero. En el momento en que intentaba aterrizar en el aeropuerto de Haneda desde el sur, se estrelló contra un Bombardier Dash-8 propiedad de la Guardia Costera japonesa en la pista C, a las 17:47 , lo que provocó que ambos aparatos se incendiaran. Con todo, el Airbus envuelto en llamas avanzó un kilómetro por la pista antes de detenerse, y rápidamente la totalidad de los 379 pasajeros y miembros de la tripulación lograron escapar con vida, pero 14 de ellos sufrieron heridas de diversa consideración.

Sin embargo, cinco de los seis tripulantes de la guardia costera que debían partir en misión humanitaria tras el gran terremoto en la costa occidental de Japón perdieron la vida, salvo el capitán, que escapó del siniestro gravemente herido.

Las autoridades encargadas del caso hicieron pública una transcripción de la comunicación del control de tráfico aéreo, de unos 4 minutos y 27 segundos justo antes del accidente, según la cual el Dash-8 recibió instrucciones de desplazarse hacia una pista de rodaje adyacente a la pista C. Pero, al parecer, no se le dio ninguna orden posterior para entrar en ella o despegar. No obstante, la explicación ofrecida por los guardacostas nipones ofrece una visión diferente, ya que su piloto declaró que se había adentrado después de recibir el permiso oportuno para hacerlo.

La discrepancia entre los datos de comunicación y la versión del capitán ha dejado atónitos a los investigadores y plantea serias dudas sobre la cadena de errores humanos o negligencias que condujeron a este desastre. Mientras tanto, portavoces de la Guardia Costera han prometido colaborar en conjunto con la policía y las autoridades de transporte.

Expertos del sector de la aviación consultados por LA RAZÓN han advertido de que es demasiado pronto para determinar la causa, y subrayan que la mayoría de los accidentes se deben a una combinación de factores, por lo que todos se mostraron cautelosos a la espera de los resultados oficiales de la investigación.

Por otra parte, al parecer el seguro " a todo riesgo ", destinado principalmente a cubrir los daños sufridos por el casco de la aeronave de JAL, fue suscrito por AIG. Sin embargo, la aseguradora, junto con Willis Towers Watson, el principal corredor de la operación, aún no ha comentado el incidente.

Mientras el aeropuerto de Haneda reabrió el miércoles tres de sus cuatro pistas, el departamento de Policía Metropolitana inició inspecciones de los restos calcinados y de los alrededores en busca de evidencias o recopilando testimonios. En la zona de aterrizaje clausurada, las cenizas de la aeronave sirvieron de crudo recordatorio de lo cerca que estuvo de producirse una tragedia mucho mayor.

Una de las tareas en curso es la de recuperar las cajas negras con los registros de datos de vuelo y las grabaciones de voz de la cabina. Los expertos señalaron que gracias a la ubicación del accidente es probable que las pruebas físicas, datos de radar, testimonios de testigos o grabaciones de cámaras disponibles facilitarán la enorme tarea forense.

Evacuación ejemplar

Los entendidos en aviación han elogiado la profesionalidad y la rápida actuación de la tripulación del A350 en la evacuación antes de que el aparato fuera consumido por las llamas, subrayando que su reacción evitó probablemente un fatal desenlace. Y eso que Japan Airlines informó de que el sistema de megafonía de emergencia del aparato "no funcionó correctamente" y que los auxiliares de vuelo tuvieron que recurrir al uso de megáfonos o simplemente gritar mientras intentaban liberar a los usuarios.

Cabe destacar que toda tripulación de cabina debe recibir formación anual periódica sobre evacuaciones de emergencia, tal como exige la Organización de Aviación Civil Internacional. Los fabricantes también deben demostrar que todos los aviones nuevos -incluido el de pasajeros más grande del mundo, el Airbus A380 de dos pisos- pueden evacuarse por completo en 90 segundos o menos, utilizando sólo la mitad de los toboganes de emergencia disponibles.

Entretanto, el mundo continúa estremecido mientras continúan difundiéndose en redes sociales imágenes poco nítidas del interior de la cabina de la nave, que se grabaron durante el desalojo del avión de pasajeros. En los videos se puede ver como por las ventanillas se refleja un intenso resplandor anaranjado producido por las llamas, al arder un motor, y como un pequeño número de personas sumidas en la oscuridad suplican a gritos que les dejen salir del avión. La tripulación de cabina pide a los pasajeros que mantengan la calma y les indica que utilicen mascarillas, y toallitas húmedas para taparse la nariz para evitar inhalar gases tóxicos.

A continuación, el personal de cabina despliega rápidamente tres toboganes hinchables de emergencia, lo que permite a los ocupantes deslizarse tras dejar atrás sus pertenencias y salir corriendo de entre los restos ardiendo para ponerse a salvo. El accidente se produjo sin previo aviso, lo que implica que los pilotos tuvieron poco tiempo para informar a la tripulación de lo que estaba ocurriendo y formular un plan.