Política

Austria

Austria recortará las ayudas a los migrantes que no hablen alemán

La coalición de derechas da una nueva vuelta de tuerca a sus recortes en la política de asilo

Sebastian Kurz, canciller austriaco, responde a los medios de comunicación ayer en Viena al cumplirse su primer año en el Gobierno / Reuters
Sebastian Kurz, canciller austriaco, responde a los medios de comunicación ayer en Viena al cumplirse su primer año en el Gobierno / Reuterslarazon

La coalición de derechas da una nueva vuelta de tuerca a sus recortes en la política de asilo.

El Gobierno austriaco reducirá la ayuda social a los extranjeros que no hablen bien el alemán. Una decisión que supone un paso más en el marco de la política de «tolerancia cero» a la migración y que ayer, al cumplirse el primer año de su llegada al poder, fue defendida por la coalición formada por democristianos (ÖVP) y ultraderechistas (FPÖ) que, una vez más, se reiteró en su objeto de endurecer las condiciones para los beneficiarios extranjeros de ayudas estatales. «Los que no quieran integrarse, los que no quieran aprender alemán recibirán menos en el futuro», advirtió el canciller austriaco, Sebastian Kurz, a través de su cuenta oficial en Twitter.

El plan presentado por Kurz y su socio y vicecanciller, el ultraderechista Heinz-Christian Strache, estima que en el futuro solo aquellos solicitantes de asilo que demuestren que tienen un nivel suficiente de alemán, así como la voluntad para integrarse en la sociedad, mediante la asistencia a cursos de integración, podrán recibir los 863 euros mensuales estipulados actualmente para personas solas y de 1.208 para parejas. «El alemán será la clave para el ingreso mínimo», aseguró Strache. Todos aquellos que no puedan demostrar un nivel aceptable del idioma recibirán 300 euros menos. Una reducción que, según el Gobierno austriaco, será utilizada como una contribución a los cursos de idioma que recibirán. De acuerdo con los planes del Ejecutivo de coalición, la ley debería entrar en vigor el próximo mes de abril y aunque en el punto de mira están principalmente los solicitantes de asilo, no pasa desapercibido que los ciudadanos comunitarios también estarían afectados. No obstante, para los ciudadanos de la Unión Europea (UE) y del Espacio Económico Europeo (EEE), la reforma prevé una moratoria de cinco años. Asimismo, el descuento de esta ayuda social será menor para las madres solteras, que recibirán un suplemento por hijo y para personas con discapacidad, que cobrarán un suplemento específico. También los residentes en ciudades con un coste de vida más elevado recibirán ayudas complementarias, pero siempre con un máximo del 30% de la ayuda mínima prevista.

«El objetivo de estas medidas es detener la inmigración en nuestro sistema social, que es uno de los grandes problemas de los últimos años», aseguró el vicecanciller Strache. Según datos de las autoridades austriacas, el número de beneficiarios de la asistencia pública se ha duplicado en comparación con los que había en 2012. «Una de cada dos personas que recibe una ayuda en Austria es un ciudadano extranjero», planteó Kurz. La mayoría de ellos vive en Viena y, según los expertos legales consultados por la prensa austriaca, dudan de que los planes sean legalmente válidos y aplicables a esta bolsa de población.

Según la legislación de la Unión Europea, los solicitantes de asilo tienen derecho a la misma asistencia social que los nacionales. Es por esto que uno de los primeros en dar la voz de alarma haya sido la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), que criticó el borrador de este plan. «Las condiciones son pésimas para la integración», aseguró Christoph Pinter, jefe de ACNUR en Austria. El organismo asegura que, dado que los cursos de alemán solo se otorgan una vez que el refugiado ha recibido el visto bueno al asilo, la ley esconde una doble cara que empuja a los solicitantes a un periodo de espera o a ingresar directamente en la pobreza. «El reglamento propuesto, por lo tanto, no es compatible con la Convención de Ginebra para los Refugiados, que establece la igualdad de trato de los refugiados con los austriacos», sostiene la organización.

Unas palabras que, sin embargo, no parecen trastocar los planes del Ejecutivo austriaco. Kurz, con esta medida, pretende aumentar el incentivo para que los beneficiarios de estas ayudas acepten un empleo. De hecho, según cálculos del partido del canciller, una familia de seis personas en Viena podría ingresar solamente por ayudas estatales unos 2.227 euros netos al mes, más las ayudas individuales por cada hijo. Para el Gobierno, «una cifra que es significativamente mayor de lo que ganan muchos trabajadores austriacos» y que, además, contribuiría a frenar el desempleo. «No puede ser que el que va a trabajar todos los días parezca un tonto por hacerlo» frente a los que no lo hacen, aseguró, por su parte, el jefe del grupo parlamentario democristiano, August Wöginger.