Teherán

Baja participación en Irak por la perpetua inseguridad

Más de 24 millones de iraquíes votaron ayer por primera vez desde la derrota del EI el año pasado. Se presentaron más de 7.000 candidatos para renovar los 329 escaños del Parlamento
Más de 24 millones de iraquíes votaron ayer por primera vez desde la derrota del EI el año pasado. Se presentaron más de 7.000 candidatos para renovar los 329 escaños del Parlamentolarazon

La sensación de inseguridad, a pesar del despliegue de decenas de miles de Fuerzas de Seguridad y del toque de queda vigente, el mal tiempo y la apatía generalizada hacia la clase gobernante fueron las causas mayores de la baja afluencia. A pesar de que en Irak se sigue un sistema de votación sectaria, en estas elecciones los iraquíes han estado más preocupados por el desempleo, la seguridad y la corrupción que de las divisiones sectarias. Muchos votantes tienen escasas esperanzas de que estas elecciones legislativas logren estabilizar a un país golpeado por conflictos, dificultades económicas y corrupción. A pesar de haber recibido 30.000 millones de dólares en compromisos internacionales para la reconstrucción, los iraquíes temen que ese dinero acabe llenando los bolsillos de los políticos. Los primeros comicios tras la derrota del Estado Islámico (EI), también estuvieron marcadas por las irregularidades. El nuevo sistema de voto electrónico trajo más complicaciones que facilidades a los electores. El gran ausente en la jornada electoral fue la población desplazada de las ciudades suníes que cayeron bajo el yugo del EI. A pesar de que el primer ministro saliente Haider Al Abadi garantizó que aquellos desplazados por las operaciones militares contra los yihadistas podrían registrarse y votar allí donde se encuentren, la mayoría no pudo votar porque su nombre no estaba registrado o simplemente por el descontento general de los desplazados que se sienten olvidados por las autoridades.

Aunque la jornada transcurrió relativamente tranquila hubo varios atentados en diferentes provincias de Irak, que se saldaron con seis muertos. Dos de los ataques fueron perpetrados por el EI que había amenazado con atacar durante las parlamentarias. En la provincia de Saladino, cuatro miembros de la milicias chiíes Hashd al Shaabi murieron y otros tres resultaron heridos por la explosión de una bomba al paso de una patrulla de la milicia, encargada de la seguridad.

En estas elecciones no solo está en juego el liderazgo nacional sino también si Irak se mantendrá en el eje iraní o si EE UU recuperará su influencia. Dos líderes decidirán hacia que lado se orientará en los próximos cuatro años la política iraquí: Al Abadi, más próximo a Occidente o Haidar al Ameri, líder de las Hashd al Shaabi controlados por Irán. El papel predominante de los voluntarios chiíes en la guerra contra el EI ha convertido a las Hashd al Shaabi en un poder emergente en Irak que podría quitarle popularidad y votos a Al Abadi. Su otro gran rival es su predecesor Nuri Al Maliki, con su renovada coalición. Otro factor que podría restarle votos al primer ministro saliente es la retirada de EE UU del acuerdo nuclear iraní ya que hará a Al Abadi más vulnerable, y le dará más opciones a Irán. Muchos iraquíes temen que el país se convierta en escenario del conflicto entre Washington y Teherán.