Mercado bursátil
Bajadas en la bolsa del 3 al 10%, subidas en la prima de unos 25 puntos y posible colapso griego
Vaya por delante que plantear el día 5 de julio un referéndum sobre una propuesta que perdió validez el pasado 30 de junio resultaba evidentemente superfluo y que estábamos, por lo tanto, ante un referéndum que no sólo estaba desconectado de la negociación que se pretendía votar sino que, adicionalmente, parece que los griegos venían a responder una pregunta diferente de la que formalmente plantea el propio referéndum. Concretamente, no era un referéndum sino un voto de confianza al Gobierno. Y Alexis Tsipras ha logrado la confianza del pueblo griego para seguir al frente del Gobierno pese a las dificultades que a pie de calle ha supuesto una semana de corralito.
La victoria del «no» resulta, sin embargo, amarga, pues aunque Tsipras se ve reforzado en clave política interna, se ha evidenciado el divorcio de Europa y la división del pueblo griego, que pide una nueva negociación contra reloj. Es, sin embargo, descabellado esperar que en este momento los acreedores vayan a mostrarse más generosos en las conversaciones habida cuenta de que para algunos de los socios europeos ya ha comenzado el proceso de salida del euro de Grecia.
Descartada, por lo tanto, la posibilidad de un rápido acuerdo más favorable para las pretensiones griegas con Tsipras como contraparte, puede plantearse un segundo escenario en el cual una Grecia impaga pero permanece dentro del euro: en este caso, Tsipras solicitaría asistencia financiera para la recapitalización de su sistema bancario pero no contaría con rescate alguno y debería acometer un programa de ajuste interno para cubrir las necesidades fiscales del país. Es, sin embargo, una solución políticamente insostenible en el tiempo.
Más probable parece un tercer escenario en el que, a medida que pasen los días, se hará más evidente la imposibilidad de un acuerdo rápido y radicalmente diferente, lo que unido a la continuidad del control de capitales podría desestabilizar a la coalición de gobierno hasta el punto de que solamente con nuevos interlocutores se alcanzaría un acuerdo para el tercer rescate, de largo plazo y con quita de deuda.
Como cuarta posibilidad podemos imaginar que, ante el apoyo recibido en el referéndum, Tsipras extreme aún más su postura hasta el punto de estar dispuesto a provocar la salida del euro, algo deseado por algunos de los socios europeos. En cualquier caso, estamos ante semanas de incertidumbre e inestabilidad, como posiblemente mostrarán las bolsas a la baja en la apertura y durante los próximos días. Y es que más allá de lecturas políticas, la realidad es que solamente en lo que llevamos de año, y sin tener en cuenta el daño del «corralito», la banca griega ha perdido el 80% de su financiación interbancaria, el 30% de los depósitos de clientes, el 10% de su capital y reservas y unos 80.000 millones en recursos. Hasta ahora, el ELA del BCE lo compensaba. Pero a partir del 20 de julio, sin acuerdo y sin el BCE, podría colapsar todo el sistema bancario griego haciendo inviable su permanencia en la eurozona salvo recapitalización. No tenemos por delante un panorama despejado. Pero incluso en el peor de los escenarios, el «Grexit», aunque no hay previsión legal del mecanismo para proceder a la salida ordenada, parece razonable pensar que fuera una situación negociada. El impacto político es indudable e importante y actúa como catalizador de la voluntad negociadora, pero veo más limitado su alcance económico: el contagio a acreedores privados ya no es un riesgo, por lo que los costes directos serían muy limitados. La situación política y económica en el resto de países periféricos difiere mucho tanto de Grecia como de lo visto hace unos años y el BCE cuenta con mecanismos para cortocircuitar cualquier tensión en el mercado.
La previsión para la apertura de hoy en las bolsas europeas es que haya huecos a la baja del orden del 2-3% con continuidad de las caídas durante dos semanas, a la espera de un principio de acuerdo antes del día 20 de julio coincidiendo con el vencimiento de los 3.500 millones del BCE. En caso de impàgo al BCE, el recorrido a la baja sería superior al 10%. También es previsibles que haya primas de riesgo al alza (25-30 puntos en el caso de la española) y huida de inversores hacia el bund alemán como refugio.
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