Alemania

Berlín pide a la UE que no se deje chantajear por Turquía

Erdogan llama a consultas al embajador germano y acusa a Alemania de violar la libertad de expresión y el derecho de reunión

Manifestantes protestan en contra de la visita del comandante adjunto de la infantería de Marina americana, Joseph Dunford, delante de la embajada estadounidense en Turquía
Manifestantes protestan en contra de la visita del comandante adjunto de la infantería de Marina americana, Joseph Dunford, delante de la embajada estadounidense en Turquíalarazon

Erdogan llama a consultas al embajador germano y acusa a Alemania de violar la libertad de expresión y el derecho de reunión

Nuevas tensiones diplomáticas ponen en riesgo de deterioro las relaciones entre Berlín y Ankara, dos grandes ejes en el acuerdo migratorio. La negativa alemana a retransmitir el discurso del presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, en la multitudinaria manifestación a su favor tras el intento golpista ha despertado la indignación del presidente turco, que ha convocado al embajador alemán en Turquía. Esta prohibición, en la que Berlín se amparó para garantizar la seguridad en su territorio, llega en un momento crítico de las relaciones entre ambos países, tras la bofetada diplomática que supuso para Erdogan el reconocimiento germano del genocidio armenio.

La tormenta se intensificó con la amenaza del Gobierno turco de «distanciarse» del acuerdo en materia de refugiados firmado con la Unión Europea si no se aprueba la exención de visados para los ciudadanos turcos. «Necesitamos una fecha límite», exigió el ministro turco de Exteriores, Mevlut Cavusoglu, en declaraciones al diario «Frankfurter Allgemeine Zeitung». Bruselas se opone firmemente a dar luz verde si antes Turquía no cumple con una serie de requisitos, entre ellos el más polémico, la modificación de su ley antiterrorista.

Alemania no tardó en reaccionar ante esta advertencia y lo hizo de forma contundente, asegurando que no cederían ante chantajes. «Un país que se plantea reintroducir la pena de muerte hace que todas las negociaciones para su adhesión se vuelvan superfluas», dijo ayer el vicecanciller alemán, Sigmar Gabriel. «En ningún caso, ni Alemania ni Europa pueden dejarse chantajear», espetó Gabriel. Angela Merkel ya había señalado que esta medida evitaría que Turquía pudiera formar parte del club europeo. Su partido, la CSU, también se mostró crítico al ultimátum. «Turquía tendrá que cumplir previamente los 72 requisitos exigidos para el régimen sin visados. Esto no es un bazar turco», aseguró el secretario general del partido, Andreas Scheuer. En el mismo tono se pronunció Austria, cuyo jefe de la diplomacia, Sebastian Kurz, afirmó que considera, al contrario que Merkel, «erróneo» depender de Turquía como aliado fundamental en la resolución de la crisis migratoria y que la UE debería ser capaz de defender autónomamente sus fronteras. «Aprendamos de Estados como Australia o España, que han protegido sus fronteras exteriores con éxito y combatido el tráfico de personas», dijo.

En los últimos días, Ankara tensó aún más el hilo al pedir a Berlín la extradición de los seguidores del predicador Fetulah Gülen, acusado de impulsar el golpe de Estado en Turquía. Todas estas desavenencias podrían desembocar en que el controvertido acuerdo impulsado por Merkel quede en agua de borrajas. Desde la Comisión Europea (CE), ya advirtieron de que, si esto ocurría, Europa «volvería a ver a los refugiados» a sus puertas, tras una época de reducción de los flujos migratorios.

El Ministerio de Exteriores germano, sin embargo, ha restado importancia a la llamada al embajador por el veto alemán, diciendo que «las relaciones bilaterales son aún profundas y estrechas entre ambos países». Pero Erdogan exigió una «respuesta satisfactoria» a Alemania. «¡Mira lo democráticos que son!», espetó. Mediante su portavoz gubernamental, acusó a Berlín de «violar la libertad de expresión y el derecho de reunión». La Prensa alemana mostró su asombro ante las acusaciones procedentes de un país que, desde el levantamiento militar, ha detenido a más de 48 periodistas críticos con el régimen y ha ordenado el cierre de 131 medios de comunicación.

Lo que está en juego

- Adhesión a la UE. Con las violaciones a los derechos humanos y la posibilidad de reinstaurar la pena de muerte, Turquía tiene cada vez menos posibilidades de formar parte de la UE.

- Libertad de paso. Muchos países europeos habían considerado el intercambio de ciudadanos turcos con nacionales sin visado, pero ahora países como Austria se han echado atrás.

- Acuerdo de refugiados. Es lo que más teme Bruselas, ya que si empeoran las relaciones, es posible que se rompa el acuerdo de Turquía para acoger a miles de personas.