Italia
Bersani se perfila como sucesor de Monti tras imponerse en la izquierda
Las encuestas colocan al secretario general del Partido Democrático como favorito para ganar las elecciones de 2013
Los progresistas italianos han elegido al líder que debe llevarles de vuelta al poder en las elecciones generales de la próxima primavera. Pier Luigi Bersani, secretario general del Partido Democrático (PD), logró ayer la victoria en la segunda vuelta de los comicios primarios celebrados por la izquierda. Con el recuento de 7.500 de los 9.219 colegios electorales, obtenía el 60% de los votos, mientras que su rival, Matteo Renzi, alcalde de Florencia y que representaba al ala reformista del PD, se quedaba en un 39%. El favorito logró vencer por veinte puntos gracias a que acaparó a la mayoría de los simpatizantes de los tres aspirantes eliminados en la primera vuelta. Nichi Vendola, quien obtuvo entonces un 15%; Laura Puppato, quien logró un 3%, y Bruno Tabacci, que consiguió un 1%, pidieron a sus seguidores que apoyaran a Bersani en el segundo turno.
Antes incluso de que se supiesen los resultados oficiales, Renzi reconoció su derrota en Twitter, donde comentó: «Era justo intentarlo, ha sido hermoso hacerlo juntos. Gracias de corazón a todos». A este joven político, cuya carrera es prometedora pese a la derrota de ayer, le han pesado las reticencias que provoca en buena parte del electorado tradicional de izquierdas. «Es un pijo presuntuoso. Aunque Bersani tampoco me apasiona mucho, le prefiero al otro», comentaba Nicola, un romano cincuentón que se presentaba como votante del PD y que ayer participó en las primarias. La prensa de izquierdas también apoyó a Bersani en detrimento de Renzi.
Fiel a su estilo, la primera declaración que hizo Bersani del resultado de las primarias fue un no comentario. «No es el momento de decir nada», dijo a los periodistas que le esperaban a su llegada a Roma desde Piacenza, donde había votado. Tras el debate televisivo celebrado la semana pasada junto a Renzi, el secretario del PD mostró el mismo tono. Cuando le preguntaron que por qué había que votarle a él, contestó: «¿Por qué no?». Renzi, en cambio, dijo a la misma pregunta: «Porque si gano, conmigo empieza el futuro al día siguiente».
Fin del Gobierno tecnócrata
A Bersani le quedan unos meses de trabajo intenso antes de las elecciones generales, en las que se pondrá fin a la experiencia del Gobierno técnico liderado por Mario Monti. Tendrá el reto de construir una fuerza electoral creíble en la que confíen los electores desencantados con las políticas de austeridad impulsadas por el Gobierno tecnócrata. Las encuestas vaticinan una victoria clara de la izquierda, pero a él le toca ahora convencer al electorado de que el PD es la mejor opción y de poner los pilares de la alianza de partidos que deberá sostener al próximo Ejecutivo. Tendrán cabida desde los democristianos hasta los comunistas, una fórmula casi infalible para caer en la ingobernabilidad endémica del país.
La participación de ayer fue algo más baja que en la primera vuelta, lo que hizo pensar a Renzi que podría lograrse el milagro, pues contaba con la fidelidad de sus seguidores. A las 17:30 horas habían acudido a las urnas 2,3 millones de personas, 150.000 menos que la semana pasada, cuando se celebró el primer turno. Al final la bajada en la participación no se notó, pues Renzi sólo subió tres puntos respecto a la primera vuelta, mientras que Bersani ganó diecisiete.
El joven aspirante a liderar la izquierda tensó esta semana la relación con el PD al promover que ciudadanos que no habían participado en la votación de la semana pasada pudieran hacerlo ayer. Esperaba que estas nuevas papeletas le dieran la victoria. La poca claridad de la normativa de las primarias, que invitaba a la libre interpretación, contribuyó al caos. Al final, de las más de 100.000 solicitudes de voto para la segunda vuelta presentadas por parte de ciudadanos que se registraron y no participaron en el primer turno, sólo fueron admitidas 7.000. Renzi, tal vez consciente de que no valía la pena tensar aún más la situación, prefirió no hacer sangre. Aseguró que no iba a presentar ninguna reclamación pese a que hubiese más de un 90% de recursos rechazados.
Romano Prodi, último primer ministro que ha tenido la izquierda italiana y «padre» del PD, trató de tranquilizar los ánimos asegurando que las reglas estaban claras y que la polémica se debía a un «juego entre las partes». «Hay que tener en cuenta que es un experimento nuevo y no olvidar la tragedia de las primarias del centro derecha francés», comentó. Como ya hizo en la primera vuelta, Prodi no dijo a quién había votado.
EL PERFIL
El veterano de estilo moderado
Pier Luigi Bersani es de esas personas que por intentar agradar a todos acaba por no encandilar a nadie. El tono gris, evidente en la abulia de sus formas, es tal vez su mayor lastre. Él mismo se presenta como el gran moderado del centro izquierda, capaz de unir a laicistas y progresistas con católicos de izquierdas. Como tantos políticos veteranos, este licenciado en Filosofía de 61 años se crió en las filas del otrora poderoso Partido Comunista. Después participó en la fusión de Demócratas de Izquierda con La Margarita para dar lugar al PD, del que es secretario general tras ganar las primarias de 2009. Tiene amplia experiencia de Gobierno: fue presidente regional y ministro en tres ocasiones, la última en el Ejecutivo de Romano Prodi. A diferencia de otros izquierdistas, Bersani nunca ha estado lejos de la religión. Dedicó su tesis al Papa San Gregorio Magno. Está casado, tiene dos hijas y es hincha de la Juventus de Turín.
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