Brexit
Boris Johnson, a un paso de Downing Street
«Si votas por un ‘‘tory’’, tu coche irá más rápido y tu novia tendrá una talla más de sujetador». Boris Jonhson, 54 años, nunca ha sido un político al uso. La cita la dijo mucho antes de convertirse en alcalde de Londres, por primera vez, en 2008, cuando logró más apoyo que ningún otro político en la historia británica, a pesar de que la metrópoli siempre había votado laborista. Repitió hazaña con una segunda legislatura, pero la alcaldía se le quedaba pequeña. Él siempre ha soñado con las llaves de Downing Street.
Apuntaba ya maneras en la universidad, cuando se presentó en varias ocasiones por diferentes partidos hasta presidir la reputada Oxford Union Society. Dispuesto a todo por el poder, fue por conveniencia y no por convicción por lo que se convirtió en el protagonista de la campaña euroescéptica. Y, por conveniencia y no por convicción, apoya ahora un Brexit duro.
El ex ministro de Exteriores se postula como el favorito entre las bases para suceder a Theresa May. Las encuestas entre los votantes laboristas también lo sitúan como el rival «más temido» en caso de que finalmente se convoquen elecciones generales anticipadas, la opción que suena ahora con más fuerza.
Llegó a reconocer que las promesas que realizó durante la campaña del Brexit no eran correctas, como el hecho de destinar 350 millones de libras al Sistema Nacional de Salud Pública si Reino Unido salía de la UE. Pero parece que el pueblo le perdona todo con su aspecto desaliñado, su melena albina siempre despeinada y una lengua sin tapujos.
Francamente el Partido Conservador nunca se ha caracterizado por jugar limpio en primarias. La puñalada por la espalda que el influyente Michael Gove –actual ministro de Medio Ambiente–asestó a Johnson en las últimas de 2016 fue épica. Y es muy posible que ambos vuelvan ahora a verse las caras. La cuestión es que el populista puede tener completamente ganadas a las bases. Pero, tal y como funcionan las reglas de la formación, para conseguir su gran propósito debe lograr primero el respaldo de sus filas. Y entre sus compañeros despierta tantas filias como fobias.
Cada candidato debe ser nominado primero por el 15% de los diputados. Posteriormente, hay votaciones sucesivas hasta que sólo queden dos nombres, que son los que se someten a la votación de los afiliados y miembros del partido. En este sentido, Johnson debe enfrentarse con «The One Nation Caucus», un grupo de unos 60 diputados liderado por la pro-UE Amber Rudd, actual ministra de Trabajo, con el objetivo de parar los pies a cualquier candidato que defienda salir del bloque sin acuerdo. En otras palabras, el grupo «StopBoris», tal y como lo ha bautizado la Prensa.
En cualquier caso, ya cuenta con al menos el respaldo público de diez diputados de peso, aunque el apoyo más destacable es el de Jacob Rees-Mogg, responsable de European Research Group, que reúne al núcleo duro más euroescéptico, y que podría convertirse en su ministro de Economía si gana las primarias.
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