Eurogrupo

Límite de 72 horas a Grecia

Alexis Tsipras habla con el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, y el presidente francés, Francois Hollande, durante la reunión de jefes de Estado de la eurozona.
Alexis Tsipras habla con el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, y el presidente francés, Francois Hollande, durante la reunión de jefes de Estado de la eurozona.larazon

Grecia deberá aprobar la nueva legislación necesaria para implementar el paquete de medidas planteado por sus socios de la eurozona antes del miércoles, 15 de julio, si el país quiere acceder a una negociación sobre la concesión de un tercer rescate. No se descarta, en cualquier caso, una salida del euro si no logra un acuerdo.

Los jefes de Estado y de Gobierno de la eurozona debatieron ayer un documento demoledor para Grecia. Más medidas y un calendario preciso para que Atenas apruebe en tres días la legislación necesaria para dar luz verde al primer paquete de reformas. Las cuestiones más controvertidas fueron la reestructuración de la deuda, descartando por completo una quita, y dejar por escrito que un «grexit» era la alternativa a no cerrar un acuerdo, aunque finalmente se retiró esa opción del texto. El primer ministro, Alexis Tsipras, llegaba ayer a Bruselas para participar en la segunda cumbre extraordinaria de la eurozona después de que convocara el referéndum. Un 5 de julio que le ha costado en Europa la confianza de sus socios, dejar atrás a su ministro más luchador, Yanis Varufakis, y tener que aceptar peores condiciones que las que dejó en la mesa de negociaciones el 26 de junio.

Adiós a las «líneas rojas»

Tuvo que ceder en sus principales líneas rojas, pensiones e IVA, y ahora tendrá que aceptar que las instituciones supervisen la legislación que quiera aprobar «en áreas relevantes», siempre antes de que se realice una consulta pública o que se pase por el Parlamento, según señala el Eurogrupo en un documento, al que tuvo acceso LA RAZÓN. Sin duda, medidas que van más allá de las que rechazó el pueblo griego en el referéndum.

En tres días tendrá que legislar para aprobar el primer paquete de reformas. Pero no lo hará en solitario las instituciones estarán detrás vigilando por dónde van los pasos de Tsipras. En este primer paquete, destaca la aprobación de la legislación en materia de IVA y pensiones.

Antes del 20 de julio, Atenas debe presentar además una propuesta para reducir el coste de su Administración pública. «Una primera propuesta debería ofrecer antes del 20 de julio después de las negociaciones con las instituciones. El Gobierno griego se compromete a reducir aún más los costes de la Administración griega, en línea con un calendario acordado con las instituciones», señala el documento.

La quita de la deuda ni se plantea en Bruselas y en cuanto a la reestructuración, el Eurogrupo reconocía en el documento redactado para los líderes que los Estados miembros llevan tiempo adoptando medidas para aliviar la deuda helena, suavizando las condiciones y reduciendo los costes significativamente. Sobre el papel, aún pendiente de aprobación por los líderes, se hablaba de considerar medidas adicionales para asegurar que las necesidades financieras «se mantengan en un nivel sostenible».

Durante la cumbre se dieron reuniones bilaterales para intentar acercar posturas y terminar el primer episodio del drama griego. La más importante, la que protagonizaron el presidente del Consejo, Donald Tusk; la canciller alemana, Angela Merkel; el presidente francés, François Hollande, y el primer ministro heleno, Alexis Tsipras. También estuvo presente el nuevo responsable de Finanzas heleno, Euclides Tsakalotos.

Una reunión necesaria para poner sobre la mesa las dos posibilidades que están liderando al resto de socios. Francia, por un lado, flexible y apostando por la solidaridad con Grecia; y Alemania, del otro, dura y amenazando con la posibilidad de un «grexit». «No habrá acuerdo a cualquier precio», aseguraba Merkel a su llegada. Y efectivamente, el precio para Grecia cada vez es más alto.

El Eurogrupo tomó nota de las necesidades financieras que acarrearía un nuevo programa con Grecia, que oscilan entre los 82.000 y los 86.000 millones, según el informe de las instituciones europeas. De ese total, se tendrían que reservar entre 10.000 y 25.000 millones para la recapitalización de la banca. Asimismo, el Eurogrupo reconoce que las necesidades de Grecia para firmar un nuevo memorándum de entendimiento (MOU) se estiman en 7.000 millones para el 20 de julio y otros 5.000 millones para mediados de agosto.

Además, el texto apunta a la posibilidad de que si no se logra un acuerdo para negociar un tercer rescate, se debería ofrecer a Grecia negociar una «suspensión temporal de la eurozona, con una posible reestructuración de la deuda». Marca alemana en la redacción del documento.

El presidente del Parlamento Europeo, Martin Schulz, aseguraba ayer en rueda de prensa que una salida de Grecia de la zona euro, aunque sea temporal, «no es ninguna solución». «Creo que la mayoría de los primeros ministros quieren que Grecia se mantenga en la zona euro, pero en el Parlamento Europeo y en el Consejo Europeo hay países que no piensan lo mismo», reconocía.

Sobre una de las medidas que incluye el texto, el controvertido fondo de los 50.000 millones como garantía para que Grecia vaya vendiendo activos para pagar su deuda, Schulz no lo valoró negativamente. «En un principio no es una mala idea», aseguró. Aunque sembraba alguna duda sobre cómo se procedería a la gestión del mismo para contentar a todas las partes.

Todas las medidas supondrán para Grecia que la troika vuelve a Atenas para controlar casi cada paso. A pesar de los desplantes de Syriza, que llegó a no reconocerla como interlocutor para su país, apenas seis meses después los griegos se ven en la tesitura de aceptar su vuelta y un férreo control. Y no sólo que las instituciones estén detrás de todo lo que pase por su Parlamento, sino con la amenaza visible de que cualquier coqueteo con los comportamientos anteriores, pueda llevar a Grecia a una salida de la eurozona, que en un principio podría ser temporal. Después de la confianza rota, los socios buscan garantías que hagan posible avanzar hacia un acuerdo con Grecia, aunque ello suponga para los griegos algo muy próximo a la humillación, después de que en el referéndum ganara el «no».