Francia

Francia para los pies a Le Pen

El 50,4 % de los electores franceses votó hoy en la segunda vuelta de las regionales antes de las 17.00 horas

Marine Le Pen, tras votar esta mañana en Francia.
Marine Le Pen, tras votar esta mañana en Francia.larazon

Los franceses se movilizan ante la amenaza del ultraderechista Frente Nacional, que no gana en ninguna región 13 regiones.

Marine Le Pen no será presidenta de la región Norte-Paso de Calais-Picardía y el Frente Nacional (FN) no gobernará ninguna región. La derrota de ayer marcará a la líder de la extrema derecha francesa los límites de su capacidad para movilizar a un electorado que le dé la victoria en una segunda vuelta en las presidenciales de 2017. Aunque Le Pen aseguró anoche que «nada podrá detenernos», en su explicación sobre los resultados de estas elecciones regionales tuvo que relativizar su derrota recordando que en la primera vuelta la votaron más de seis millones de franceses, y en esta segunda otros cientos de miles se les han sumado, lo que les permitirá ser la primera fuerza de la oposición en todos los consejos regionales, y la única en los de Norte-Paso de Calais y Provenza-Alpes-Costa Azul.

Para la líder del FN, Francia ha entrado en la era del bipartidismo, pero «ahora la divergencia ya no separa la derecha de la izquierda, sino los defensores de la globalización de los patriotas», y, según ella, los ciudadanos elegirán a su próximo presidente sobre estos principios. Pero la líder de la extrema derecha fue derrotada ayer claramente por el candidato de Los Republicanos, Xavier Bertrand, que obtuvo un 57,7% de los votos frente, al 42,3% de Le Pen. Bertrand, antiguo ministro de Trabajo durante la Presidencia de Nicolas Sarkozy, fue el primero en tomar la palabra para agradecer el voto de los ciudadanos por «haber protegido nuestra bella región», y específicamente «a los electores de izquierda» que le han votado para impedir un triunfo del Frente Nacional. Porque, como él mismo señaló, «esta noche nadie puede decir que ha ganado», y animó a los responsables políticos en el poder a no «perder un minuto» y llevar a cabo las reformas que necesita el país desde hace treinta años. «Es nuestra última oportunidad», aseguró Bertrand.

En la primera vuelta, la líder del Frente Nacional había obtenido el 40,54% de los votos, muy por delante del candidato conservador, que la seguía de lejos con quince puntos menos y un 25% de papeletas. La aspirante de la extrema derecha vivió ayer algo parecido a lo que experimentó su padre, Jean-Marie Le Pen, hace trece años en las elecciones presidenciales de 2002. En los comicios al Elíseo sólo podían calificarse los dos más votados, pero el Partido Socialista se movilizó para que sus electores votaran al derechista Jacques Chirac y asegurar la imposibilidad de un eventual triunfo de la extrema derecha. Chirac renovó su presidencia con un espectacular e hipertrofiado 82,21% de los votos. Entonces, un triunfo de la extrema derecha era prácticamente ciencia ficción, Jean-Marie Le Pen no obtuvo más que un 16,86% de los votos. En esta ocasión, Marine Le Pen acariciaba la posibilidad de un triunfo, pero la retirada de la lista del Partido Socialista, que encabezaba Pierre de Saintignon (18% de votos en la primera vuelta), que además pidió a sus electores que apoyaran al candidato conservador, así como la espectacular movilización de los electores en esta segunda vuelta, han dado al traste con sus aspiraciones.

Los franceses pusieron ayer las regiones en manos de socialistas y conservadores casi a partes iguales. El aumento de la participación, hasta nueve puntos más que en la primera vuelta, ha ahogado al Frente Nacional y ha beneficiado, sobre todo, al Partido Socialista y a sus aliados. Para los de Hollande fue un alivio ver que no sólo conservaban las regiones en las que habían terminado como primera fuerza, sino que en otras, como Borgoña-Franco Condado, donde su candidata, Marie-Guite Dufay, figuraba como tercera con el 22,99%, logró imponerse al candidato republicano y al frontista.

El primer ministro, Manuel Vlls, abandonó anoche el traje de guerrero que había lucido durante toda la semana, y con una voz de terciopelo se felicitó de que en este «momento de gravedad no hemos cedido a nada» y de que la movilización de los electores de izquierda haya permitido «levantar una barrera contra la extrema derecha que no obtiene esta noche ninguna región». Aunque, añadió, «el peligro de la extrema derecha no está descartado, no olvido los resultados de la primera vuelta». Valls también lanzó una puya a los líderes conservadores señalando que con estos resultados han recibido una «exhortación para terminar con los pequeños juegos políticos» y para apoyar «a construir unidos cuando sea necesario». La incertidumbre a última hora giraba en torno a dos regiones, Ile-de-France y Normandía. En la región parisina, los resultados siguen a una campaña violenta que se explica por la incertidumbre que reflejaban los sondeos. En la primera vuelta, la candidata de Los Republicanos, Valérie Pécresse, terminó en cabeza con el 30,51%, pero su principal contrincante, el socialista Claude Bartolone, pudo añadir a su 24% de votos los de Los Verdes y el Frente de izquierdas, con los que fusionó su lista, y juntos sumaban el 39%. A pesar de ello, Pécresse se impuso al final con dos puntos sobre el aspirante de la izquierda. En Normadía, el líder centrista, Hervé Morin, terminó casi codo a codo con la lista de unión de toda la izquierda.