Estados Unidos

Clinton rentabiliza el caos republicano con Trump

La ex primera dama busca apear a su principal rival, Ben Sanders, de la carrera en el último debate televisivo del año antes de las primarias

LÍDER EN LAS ENCUESTAS Hillary Clinton, precandidata demócrata a la Casa Blanca, en una conferencia sobre inmigración que tuvo lugar esta semana en el barrio neoyorquino de Brooklyn
LÍDER EN LAS ENCUESTAS Hillary Clinton, precandidata demócrata a la Casa Blanca, en una conferencia sobre inmigración que tuvo lugar esta semana en el barrio neoyorquino de Brooklynlarazon

La ex primera dama busca apear a su principal rival, Ben Sanders, de la carrera en el último debate televisivo del año antes de las primarias

Antes del tercer y último debate del año entre los precandidatos demócratas a la Casa Blanca, que al cierre de esta edición no se había producido aún, el contrincante más directo de Hillary Clinton y senador de Vermont, Bernie Sanders, fue amonestado por el Comité Nacional Demócrata después de que su equipo de campaña accediera a la base de datos de los votantes de la formación estadounidense.

El equipo de la ex secretaria de Estado, que lidera por 20 puntos los principales sondeos, acusó a Sanders de haber aprovechado un fallo en la protección de la base de datos para recabar información confidencial de los votantes demócratas, valorada en varios millones de dólares. El jefe de campaña del senador de Vermont, Jeff Weaver, acusó al Comité Nacional Demócrata de favorecer a Clinton, una vez que el organismo restringió su acceso a la información de los votantes. Weaver manifestó que el comité estaba trabajando «de forma activa» para «debilitar» la campaña de Sanders. El equipo de campaña de Sanders optó, horas después, por demandar al comité. Aunque el viernes por la noche se alcanzó un acuerdo entre el organismo y el equipo del precandidato demócrata, la portavoz del mismo, Debbie Wasserman Schultz, aseguró que el comité se aseguraría de que «la información que ha sido obtenida de forma indebida ha sido borrada y no sigue en posesión del equipo de campaña de Sanders».

Hasta antes de la polémica, daba la sensación de que Clinton se haría fácilmente con la candidatura demócrata de cara a las presidenciales del próximo año. Después de haber sido primera dama, senadora del estado de Nueva York, perdedora ante Barack Obama de las primarias demócratas en 2008 y jefa de la Diplomacia estadounidense, parecía claro que Clinton se haría con la candidatura. Dentro del Partido Demócrata, el optimismo era también inmenso: en un escenario en el que Donald Trump se hiciera con la nominación republicana, Clinton no lo tendría muy difícil para derrotarle en los comicios. Mientras los republicanos, con Trump a la cabeza, una de las carreras preelectorales más controvertidas de la historia del partido –con ofensivos comentarios contra los hispanos, las mujeres y los musulmanes–, los precandidatos demócratas han tratado de dar una imagen de cordialidad y educación de cara al electorado. La pérdida de las formas ha llegado en el momento más inoportuno, justo antes del debate preelectoral.

Por si fuera poco, la polémica ha vuelto a centrar la atención de los demócratas en Clinton. Está por ver cómo afrontará la ex primera dama el desliz de su adversario más directo. En el primer debate entre precandidatos demócratas, tanto Sanders como el resto de candidatos se caracterizaron por una generosidad desmedida al dejar a un lado la polémica de los emails durante su época como secretaria de Estado, asunto que estaba empañando la campaña de la demócrata. Clinton podría utilizar la misma estrategia con esta polémica o volverla contra el senador de Vermont. Por otro lado, el precandidato demócrata que ya parece olvidado, el ex gobernador de Maryland, Martin O’Malley, podría aprovechar esta disputa entre Clinton y Sanders para intentar llamar la atención sobre su candidatura.