Sudán
Los combates prosiguen en Sudán mientras ambos bandos procuran ganar la batalla mediática
Tres trabajadores de la ONU han muerto desde el sábado en el país africano
Los bandos involucrados en el conflicto de Sudán comienzan a prepararse para una guerra a gran escala. Ante la posibilidad de una prolongación de los combates, tanto el ejército regular como las RSF procuran ahora tomar la iniciativa en la batalla mediática, ya sea a través de las redes sociales o haciéndose con las diferentes sedes de televisiones y radios nacionales. Cada bando pretende atraer para sí el apoyo de la población civil, después de que los sudaneses no se hayan decidido todavía a participar en los combates ni a apoyar a ninguno de los dos líderes. Tanto Al Burhan como el general Hemetti utilizan retóricas nacionalistas donde acusan al contrincante de tratarse de un enemigo del Estado y del proceso de transición iniciado tras el golpe de Estado 2021.
En la mañana del lunes, las RSF anunciaron en su cuenta de Twitter la captura de la sede de televisión y de radio en Omdurman, mientras el ejército comunicó que tenía rodeadas las instalaciones y que las RSF no tardarían en ser derrotadas. Asimismo, el ejército regular insiste en que la situación se ha estabilizado y que los combates se encuentran en “su etapa final”, mientras que las RSF difunden vídeos donde muestran sus victoriasy comunican al instante la toma de edificios estratégicos de las mayores ciudades del país. Ambos grupos reconocen que una población civil involucrada es necesaria para una prolongación del conflicto y para salir luego victoriosos del mismo.
El resultado inmediato viene de la mano de más de 100 civiles muertos y más de 1.000 heridos desde el inicio de los combates en la mañana del sábado, una cifra ofrecida por la Asociación de Medios de Sudán y que en ningún caso debe tomarse como definitiva. Las Naciones Unidas han suspendido su Programa Mundial de Alimentos en el territorio tras el asesinato de tres de sus miembros en los últimos días, y el corredor humanitario negociado ayer por ambos bandos y que debía durar cuatro horas tuvo un abrupto fin al poco tiempo de dar comienzo.
Igual que las luchas se centran hoy en las sedes televisivas, los aeropuertos de Jartum y de Meroe (al norte del país) o las residencias de los principales líderes militares, lo mismo ocurre con las bases militares. Es ahora cuando las RSF procuran hacerse con la mayor cantidad de armas y vehículos posibles, antes de zambullirse en una guerra abierta: en la mañana del lunes capturaron al menos una decena de T-62 de fabricación soviética estacionados en la Base Aérea de Jabal Awliya, igual que buscan controlar los principales aeropuertos para evitar el despegue de aviones de combate que puedan utilizarse contra ellos.
La comunidad internacional llama a deponer las armas
El gobierno sudanés ha exhortado a la comunidad internacional a la no intervención en el conflicto, ni siquiera para combatir de su lado. Esta es una petición que no ha sido contemplada con agrado desde los medios de comunicación egipcios, después de que varios soldados que ya estaban en Sudán en el momento del golpe se encuentren ahora prisioneros de los rebeldes, que les acusan de haberse unido a las tropas del ejército regular desde el inicio de los combates. La Liga Árabe se reunió de urgencia este domingo para analizar la situación y tras el encuentro emitió un comunicado conjunto llamando al fin de las hostilidades. Algo que, por el momento, no parece que vaya a ocurrir.
Frente al temor de que una guerra en Sudán desestabilice la región, Naciones Unidas, Estados Unidos y la Unión Europea también han emitido sendos comunicados llamando a deponer las armas, y tanto Egipto como Sudán del Sur se han ofrecido a mediar en el conflicto, mientras el embajador ruso en Jartum calificó públicamente a las RSF de “rebeldes” y apoyó la negativa del ejército regular a negociar con ellos.
Peter Kioy, director de la OIM en Egipto y encargado de la gestión de refugiados en Sudán, avisa a LA RAZÓN de la “porosidad” de las fronteras sudanesas y teme que los países vecinos cierren sus puertas a los posibles refugiados: “Por el momento, la única frontera cerrada de forma oficial es la de Chad […]. Pero nunca se sabe si las demás cerrarán con el tiempo”. Hace sólo dos semanas desde que Kioy tuvo que gestionar un “flujo masivo” de refugiados procedentes del sur de Sudán en dirección a Chad, después de una serie choques étnicos ocurridos en Darfur y que son comunes en la zona.
Las vías aéreas para huir del país están cerradas, lo que obligará a todos los extranjeros que quieran salir a hacerlo por tierra, ya sea cruzando el Sáhara en dirección a Egipto o entrando en zonas tan inestables como Sudán del Sur y Tigray. Según un comunicado emitido este lunes por el ministerio de Exteriores sudanés, “las fuerzas armadas están adoptando una estrategia de combate destinada a minimizar las pérdidas entre civiles y propiedades”, aunque, aclara, “estas medidas pueden llevar algún tiempo”.
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