Italia
Condenan a un empresario por pagar prostitutas para las fiestas de Berlusconi
Un tribunal de Bari, en el sur de Italia, ha condenado a siete años y diez meses de prisión a un hombre que pagó a varias prostitutas para que fueran a las fiestas que organizaba el ex primer ministro italiano Silvio Berlusconi.
El empresario, Giampaolo Tarantini, ha sido acusado de proxenetismo por haber pagado a prostitutas con el objetivo de halagar a Berlusconi y de ganar contratos públicos lucrativos. Berlusconi no acudió al juicio en la ciudad del sur de Italia. A la salida del juicio, Tarantini se ha mostrado "sorprendido y disgustado por la sentencia ya que la pena es demasiado alta". "Berlusconi es una persona buena y generosa. Cuando tienes problemas te echa una mano, como me ha sucedido a mí, pero nunca me ha pedido que mintiera. Si hay una cosa a lo largo de mi vida que siempre he respetado han sido las mujeres", ha asegurado Tarantini a los medios locales italianos.
Otras seis personas estaban imputadas, entre ellos Sabina Beganovic, una presunta madame que era conocida como 'la abeja reina' por los medios. Beganovic y otras dos personas han sido condenadas a 16 meses mientras que otras tres han sido absueltas. Tarantini y Beganovic podrán recurrir la sentencia hasta en dos ocasiones antes de que se enfrenten a la condena de prisión. El abogado de Tarantini, Nicola Quaranta, ha confirmado que es "una sentencia difícil"y que la impugnarán.
Berlusconi se ha visto involucrado en varios escándalos sexuales que ha lastrado su carrera política, aunque fue absuelto de haber pagado por mantener relaciones sexuales con Karima El Mahroug, más conocida como 'Ruby Robacorazones', cuando era menor.
El caso 'Escort' salió a la luz en 2009, antes que el caso Ruby, cuando Patrizia D'Addario publicó grabaciones que había mantenido con Tarantini una noche en la que había tenido sexo con Berlusconi después de una fiesta. En las grabaciones, un hombre que asegura ser Berlusconi le decía a D'Addario que le esperara en "una cama grande", mientras se duchaba. "No soy ningún santo", aseguró Berlusconi después de que se conociera el escándalo.
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