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Detenido un policía por la muerte de un joven de 14 años en una protesta en Venezuela
Salir a protestar a las calles de Venezuela se ha vuelto una misión de valientes. Los estudiantes, junto con los disidentes encarcelados, se han convertido en los verdaderos mártires de la revolución bolivariana.
Un policía fue detenido ayer por su presunta responsabilidad en la muerte de un joven de 14 años en la occidental ciudad venezolana de San Cristóbal, en el estado de Táchira, en el transcurso de una manifestación, informó la ministra de Interior, Carmen Meléndez.
"Fue detenido un oficial de la Policía Nacional Bolivariana (PNB) presuntamente implicado en el hecho y quien declaró haber efectuado un disparo al estudiante con una escopeta, municiones de goma (...) fue pasado inmediatamente a la orden del Ministerio Público (MP) para establecer las responsabilidades", indicó Meléndez en un contacto telefónico con la estatal VTV.
El Ministerio Público informó poco antes de estas declaraciones a través de un comunicado de que imputará al oficial de la PNB, Javier Mora Ortiz, de 23 años, por su supuesta vinculación con la muerte del joven.
La titular de Interior señaló también que la muerte del joven, de nombre Kliver Roa y de 14 años edad, ocurrió en el sector Barrio Obrero de esta ciudad "durante la protestas"que se desarrollaron hoy en esta ciudad y "quien a las 11 de la mañana (hora local 15.30 GMT) fue herido en la región occipital".
El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, envió sus condolencias a la familia del joven y condenó su "asesinato"durante, dijo, un "hecho de violencia"en el momento "en el que un grupo de muchachos con capucha, estaban en actividades de protestas y de generación de violencia"
"En ese momento se produjo un hecho inverosímil: pasaron unos policías por allí, se enfrascaron en una pelea, dicen los policías que fueron rodeados y golpeados y atacados con piedras y uno de los policías accionó la escopeta de perdigones y asesinó a este muchacho", explicó el jefe del Ejecutivo en una alocución en la estatal VTV
Salir a protestar a las calles de Venezuela se ha vuelto una misión de valientes. Los estudiantes, junto con los disidentes encarcelados, se han convertido en los verdaderos mártires de la revolución bolivariana. En las últimas semanas han aparecido sin vida seis jóvenes que habían sido detenidos o que estaban desaparecidos. Todos ellos habían sido torturados. El último en caer abatido fue un adolescente de 14 años, Kliver Roa, tras ser disparado ayer por la Policía Nacional Bolivariana en una protesta opositora en la sede de la Universidad Católica de Táchira. El niño de 14 años ayudaba a un estudiante herido cuando la policía venezolana arremetió contra ellos. Intentó esconderse debajo de un vehículo, pero lo descubrieron y le dispararon a quemarropa.
Roa se transformó en el primer muerto desde que el presidente Nicolás Maduro autorizó el uso de armas de fuego en protestas. Su familia, desconsolada, llegó a la morgue. «¿Alguien me va a devolver a mi hijo?», gritó la madre.
En los días previos murieron en similares circunstancias dos estudiantes de la Universidad de los Andes, José Daniel Frías Pinto (20 años) y Julio Alejandro García Adonis (22 años). Ambos fueron encontrados muertos en un matorral, maniatados y con disparos en la cabeza. Según información del alcalde de Mérida, Carlos García, la Policía les detuvo durante una manifestación y desde entonces se desconocía su paradero.
Precisamente ayer se hizo público el informe anual de Amnistía Internacional, en el que se critica la fuerza excesiva de las autoridades venezolanas para dispersar las protestas contra el Gobierno. También se pone de relieve que decenas de personas fueron detenidas arbitrariamente en 2014 y se constata la existencia de torturas y malos tratos a manifestantes y transeúntes. Todos los casos recientes siguen un patrón muy parecido, como el del asesinato del estudiante John Barreto, de la Universidad Experimental del Táchira, quien fue hallado sin vida el 19 de febrero en un avanzado estado de descomposición y con un disparo en la cabeza. En la madrugada del sábado, encontraron sin vida a los estudiantes Yasmi Tovar y Luis Aranyi García, ambos con heridas de arma de fuego. El abogado José Vicente Haro afirmó que ambos participaron el viernes febrero en una protesta en Altamira, Caracas. «Ellos se retiraron juntos antes de comenzar las detenciones que hubo el viernes. Uno de los cuerpos presentaba cinco tiros, el de Yamir Tovar, en diversas partes del cuerpo», confirmó el abogado.
Para la ex diputada y líder del partido Vente Venezuela, María Corina Machado, el asesinato de estudiantes ratifica la urgencia de una transición política en Venezuela. Precisamente Corina Machado figura en la «lista negra» del presidente Maduro. Desde el régimen bolivariano la hostigaron e incluso consiguieron que la Asamblea la expulsase, perdiendo así su protección. En la misma línea, ayer, el Congreso venezolano inició el proceso de desafuero del diputado Julio Borges, con el objetivo, según critica la oposición, de encarcelarlo después. Borges y el alcalde Antonio Ledezma han sido señalados por el presidente del Parlamento, Diosdado Cabello, como autores intelectuales de un supuesto intento de golpe de Estado. Por su parte, la Unión Europea expresó ayer en un comunicado que la detención del alcalde de Caracas es «un motivo de alarma» y pidió a Venezuela el respeto a los derechos fundamentales.
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