Mafia

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Dos delincuentes, entre ellos un conocido mafioso, han resultado heridos durante un espectacular pero fallido intento de fuga de la prisión de Trikala, en el centro de Grecia, en el que se utilizó un helicóptero.

El helicóptero pretendía ayudar a fugarse a Panayotis Vlastos, mafioso que cumplía dos condenas a cadena perpetua más otra a 25 años de reclusión.

Poco antes de las cinco de la tarde, los guardianes de la prisión advirtieron la presencia del helicóptero cerca del edificio carcelario y vieron cómo sus ocupantes trataban de levantar una tela metálica que se había colocado sobre el patio de la cárcel.

En declaraciones a la radio Vima 99.5, el viceministro griego de Justicia, Kostas Karagunis, aseguró que el plan de fuga era ya conocido por las autoridades por lo que se colocó la tela metálica para impedirlo.

Cuando los guardianes advirtieron la presencia del helicóptero, dieron la alarma, a lo que siguió un tiroteo entre los ocupantes del aparato y los funcionarios.

"Fue una verdadera batalla durante la que se efectuaron más de 500 disparos", describió el viceministro.

Durante el tiroteo, en el que uno de los ocupantes del helicóptero resultó herido, Vlastos logró alcanzar una escalerilla que le tendieron desde el helicóptero y trató de abordarlo pero no lo consiguió, se cayó y hubo de ser atendido por los servicios médicos de la prisión.

Poco después el helicóptero se vio obligado a aterrizar cerca de la prisión y sus ocupantes fueron detenidos.

Vlastos comenzó su carrera criminal en la década de 1990 robando diferentes tiendas y negocios en los alrededores de Atenas y se ha visto involucrado en varios tiroteos con resultados mortales y en el secuestro del armador Periklís Panagópulos.

El jefe mafioso se ha escapado en dos ocasiones de la cárcel.

Este intento no es el primero en Grecia en el que se utiliza un helicóptero, puesto que ya el dúo criminal formado por el griego Vasilis Paleokostas y el albanés Alket Rizai lo habían utilizado por dos veces.

Ambos cómplices se fugaron por primera vez en 2006 de la cárcel de Korydalós, vigilada por 250 guardianes y situada en medio de una zona urbana, algo que repitieron en la misma prisión tres años después.