Estados Unidos
Obama deja abierta la guerra afgana
El presidente norteamericano mantendrá un contingente de 5.000 efectivos en 2017, tras el auge de los talibanes y la entrada del Estado Islámico. Su sucesor heredará el conflicto.
Le costó tomar la decisión, pero era predecible después de analizar el deterioro de la situación en Afganistán en los últimos meses. Pesaron los últimos avances de los talibanes y las llamadas de permanencia del presidente afgano, Ashraf Ghani. Asimismo, el presidente norteamericano, Barack Obama, confirmó ayer que abandona sus planes de dejar el país asiático a finales del año que viene. Esto significa que se añade un nuevo retraso a la salida de las tropas de Afganistán. Queda obsoleto ya su plan de mayo de 2014, cuando se anunció que la presencia de Estados Unidos se reduciría a Kabul con 1.000 tropas en la Embajada para finales del año 2016. «No apoyo la idea de una guerra sin fin. (...). Afganistán no es un lugar perfecto», reconoció el presidente durante su intervención en la que sólo aceptó una pregunta.
«Puede que la misión de combate en Afganistán haya terminado, nuestro compromiso en Afganistán y su gente continúa. No permitiré que se convierta en un santuario de terroristas», intentó justificar con unas declaraciones que leyó en su mayoría de un teleprompter. «La presión de Pakistán ha resultado en la llegada de Al Qaeda a Afganistán, y hemos visto el surgimiento de la presencia de ISIS (por el Estado Islámico)», reconoció el presidente durante una declaración que se prolongó durante 17 minutos. Obama incumple su promesa de acabar con esta guerra, la más larga, ya son 14 años, y cara, con 65.000 millones de dólares, de la historia de Estados Unidos. Además, también dejará como parte de su legado esta misión inacabada para el próximo presidente de Estados Unidos. Obama abandonará la Casa Blanca de forma oficial en enero de 2017.
Ayer, junto con el secretario de Defensa del Pentágono, Ashton Carter, el vicepresidente Joe Biden y el jefe del Estado Mayor, Joseph Dunford, reveló que mantendrá los 9.800 soldados de la actualidad durante todo 2016. Esto será en vez de la salida gradual que tenía prevista hasta finales del año que viene, cuando había pensado dejar sólo 1.000 efectivos. Con el cambio, ahora además en 2017 se quedarán 5.500 tropas en diferentes bases, entre las que destacan Bagram, cerca de la capital de Kabul; Jalalabad, cerca de Pakistán, y Kandajar, en el sur del país. También, se prestará especial atención a la ciudad de Kunduz después de los recientes ataques de los talibanes.
Más allá del número de tropas que quede, que le costará a Estados Unidos 15.000 millones de dólares al año, Obama piensa en el cometido de sus hombres en el país. Además de apoyar desde el aire a las fuerzas afganas en sus misiones, como en Kunduz, donde se libró una batalla de 15 días, su misión será entrenar a las fuerzas afganas y luchar contra el terrorismo, que incluye ahora también al grupo Estado Islámico. Fue hace meses cuando se empezó a notar su presencia. Llegaron por el este. En un principio, los afganos pensaron que eran los viejos talibanes. Pero se dieron cuenta de que no eran los mismos cuando comenzaron a reclutar a gente por 400 dólares.
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