El autor del atentado de Boston se declara inocente

Querían verle la cara. Quizá mirar fijamente a los ojos al joven de 19 años que junto con su hermano intentó quitarles le vida. Una treintena de víctimas, familiares y supervivientes de los atentados de Boston del 15 de abril y oficiales de Policía se presentaron como público a la sala del tribunal, donde Dzhokhar Tsarnaev tuvo ayer su primera vista. Fue el primer día de un largo y controvertido proceso judicial.

Con el brazo izquierdo en cabestrillo y heridas en la cara, el joven se declaró «no culpable» de todos los cargos de los que se le acusan. Entre ellos, uso de arma de destrucción masiva para matar a tres personas y herir a más de 260. De ser hallado culpable, Tsarnaev podría ser condenado a pena de muerte o cadena perpetua.

En esta ocasión, su acento ruso resonó más que nunca en la sala. Cuando la abandonó, el joven de origen checheno tiró un beso a su familia. Asistieron sus dos hermanas. Sus padres están en Rusia. Una de ellas lloró mientras descansó su cabeza sobre una mujer que estaba sentada a su lado. La otra llevaba un niño en brazos. Su aspecto era similar al de las fotografías que todo el mundo ha visto de él: pelo rizado y despeinado, con un rostro con un semblante indiferente. Casi parecía estar aburrido.

Tsarnaev llegó en un convoy de cuatro vehículos entre fuertes medidas de seguridad. Horas antes de presentarse ante la jueza, ya le esperaba un ejército de periodistas y curiosos. Fuera del tribunal había un grupo de unas doce personas que se había desplazado a Boston para mostrar su apoyo. Gritaban: «¡Justicia para Jahar!», como se conoce a Tsarnaev. Una mujer tenía una pancarta en las manos en la que se podía leer «Liberar a Jahar». También acudieron a la vista sus ex compañeros del colegio. Querían simplemente volver a ver a su amigo de clase, del que todos pensaban en su época de estudiantes que le esperaba un futuro brillante y prometedor.