Independencia de Reino Unido
El Brexit, el abismo hacia los desconocido
Muchos británicos se fueron a la cama la noche del jueves 23 junio pensando que la pertenencia de su país en la UE estaba asegurada. Sin embargo, se despertaron al día siguiente para oír cómo el líder de UKIP, Nigel Farage, declaraba que "la gente de este país ha votado para recuperar el control". Tal vez esa era la intención de los votantes, pero el sistema político británico, a pesar de ser conocido por su estabilidad, está fuera de control desde entonces.
La primera fuente de inestabilidad del Brexit reside en el momento y en las condiciones en las que está sucediendo. Tras la dimisión de David Cameron como primer ministro, le corresponde ahora al próximo líder del Partido Conservador iniciar las negociaciones formales de la salida de la UE. Muchos esperaban que Boris Johnson, el ex Alcalde de Londres que se cambió más tarde de bando a la campaña a favor del Brexit, sucediera a Cameron. Sin embargo, se vio obligado a salir de la carrera después de un desafío del Secretario de Justicia, Michael Gove, su aliado en la campaña del referéndum.
El reto de Gove a Johnson refleja visiones opuestas del Brexit. Para Gove, “fuera” significa “fuera”. Las intenciones de Johnson en relación con Europa nunca fueron del todo claras. Después de unirse a la campaña a favor del Brexit, mencionó la posibilidad de un segundo referéndum. Esa forma de hablar fue silenciada rápidamente, pero muchos esperaban que el ex alcalde negociase una nueva relación con la UE que se pareciese mucho a la anterior. Tales esperanzas ahora se han desvanecido junto con las ambiciones políticas de Johnson.
Que los conservadores se desmoronaran en el tema de Europa fue siempre una posibilidad. Ninguno habría predicho hasta el año pasado que el Partido Laborista se desplazaría hacia la izquierda y elegiría a Jeremy Corbyn, un líder con poco amor hacia Europa. Se le preguntó durante la campaña del referéndum que midiera su pasión por la Unión en una escala del 1 a 10, y Corbyn respondió: “siete o siete y medio”.
Corbyn ahora está pagando el precio por su actuación durante la campaña y por su impopularidad entre los miembros laboristas del Parlamento. Después de haberse enfrentado a una cadena de dimisiones en su gabinete en la sombra esta semana, perdió una moción de confianza (no vinculante). Sin embargo, impulsado por el apoyo de algunos miembros del partido, se ha negado hasta ahora a dimitir.
Al final, el Partido Conservador y el Partido Laborista probablemente recuperen el control, dado que el sistema electoral del Reino Unido da poco apoyo a los partidos más pequeños. Más incierto es el destino del Reino Unido como un sistema político después de que una mayoría en Irlanda del Norte, Londres y Escocia votase a favor de permanecer en la UE.
Pocos minutos después de los resultados del referéndum, el viceministro principal del Gobierno de Irlanda del Norte, Martin McGuinness, manifestó su intención de hacer un referéndum sobre la unificación de Irlanda, lo que confirma que los temores acerca del Brexit y el proceso de paz no eran exagerados. La ministra principal de Escocia, Nicola Sturgeon, le siguió poco después con la declaración de que un segundo referéndum sobre la independencia de Escocia es ahora “muy probable”.
Antes de renunciar, David Cameron prometió incluir a los líderes de Gales, Escocia e Irlanda del Norte en las negociaciones Brexit, pero dijo poco acerca de cómo podrían funcionar. Simplemente, no hay un modelo para hacer frente a las profundas divisiones regionales en un sistema político que, a pesar del traspaso de competencias, sigue estando muy centralizado.
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