Política

El Futuro de Venezuela

El camino de Venezuela de la ley a la ley

Simpatizantes del presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, participan en una manifestación en apoyo al gobierno este sábado, en Caracas / Efe
Simpatizantes del presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, participan en una manifestación en apoyo al gobierno este sábado, en Caracas / Efelarazon

El comunicado que emitió la Alta Representante de la Unión Europea, Federica Mogherini, después de que Juan Guaidó jurara como presidente encargado de Venezuela, ya era claramente un mensaje de apoyo para la Asamblea Nacional y para todos los venezolanos que desean librarse de una vez de la criminal dictadura de Nicolás Maduro. Al escrito le siguió su declaración de ayer –que, no lo olvidemos, también necesitó el beneplácito de los Veintiocho estados de la Unión–. Solo le ha faltado decir que «la UE reconoce a Juan Guaidó como presidente interino de Venezuela». No, no es un detalle menor. Yo misma he pedido este reconocimiento desde que el pasado 10 de enero Maduro juró un cargo, el de presidente, para el que no estaba legitimado por no haber ganado unas elecciones válidas ni libres. Lo pedí entonces, lo he seguido pidiendo y volveré a pedirlo en Bruselas cuando se debata una nueva iniciativa sobre Venezuela. Es importante que Europa haga un reconocimiento explícito del mandato democrático de Guaidó para protegerlo de la represión brutal del chavismo. Confío en que este reconocimiento formal se produzca en los próximos días, si no en las próximas horas.

En todo caso, la posición de la UE, por tímida que nos parezca, toma partido por la oposición, reconoce su legitimidad y advierte al régimen contra el uso de la violencia. Lo importante no es que el comunicado me parezca positivo a mí, lo importante es que se lo pareció al propio Guaidó, como manifestó públicamente y como me confirmó a mí en privado cuando tuve el honor de hablar con él. Me encontré hablando con un hombre joven, entero y totalmente consciente de su misión.

¿Y cuál es esta misión? Lo establece claramente la Constitución: convocar unas elecciones libres y justas de las que salga un nuevo presidente. Me llama la atención que se cuestionase a Mogherini por pedir unas nuevas elecciones. Y éste es justo el papel y la obligación que ha asumido Guaidó. Al reclamar una convocatoria electoral en los próximos días, la UE no expresa un deseo, sino que apoya a Guaidó.

Es importante entender lo que están haciendo Guaidó, la Asamblea Nacional y la oposición en su conjunto. Digámoslo con claridad: en una situación extrema como la que hace tanto tiempo vive Venezuela –dictadura, represión violenta, persecución política, inflación desatada, colapso económico y hambre– ya se habría producido un golpe de Estado. Sin embargo, los demócratas venezolanos eligieron otra vía, tal vez más difícil, pero más inteligente, más prudente y, a la larga, mucho mejor para el país. Eligieron una transición de la ley a la ley, como la que vivimos en España (aunque aquí terminan los parecidos). Por eso es absurdo, por no decir malintencionado, afirmar que Guaidó se ha «autoproclamado» presidente. Lo que ha hecho es constatar que existe un vacío de poder y, en estricto cumplimiento de la Constitución en vigor, asumió la presidencia interina. Lo hizo con el respaldo de la Asamblea Nacional, la sede del Poder Legislativo y único órgano que queda en Venezuela con legitimidad democrática.

Por tanto, Guaidó y el conjunto de la oposición están defendiendo la Constitución bolivariana, la Constitución de Hugo Chávez, la Carta Magna actualmente en vigor. Si el proceso de transición resulta exitoso, probablemente concluya con una nueva ley suprema, pero, mientras tanto, Guaidó honra y se ampara en la que está en vigor. Es Maduro el que la ha vulnerado reiteradamente. La vulneró cuando impidió que se celebrara el referéndum revocatorio, cuando se inventó la Asamblea Constituyente, cuando se deshizo de la oposición por la vía de la cárcel, el exilio o el asesinato y cuando falsificó unas elecciones en 2018.

Yo aplaudo esta decisión de los demócratas venezolanos, me parece la estrategia adecuada, sobre todo pensando en la futura convivencia. Y, aunque no la compartiera, no me sentiría en disposición de reprocharles nada: son ellos los que se están jugando la vida, no nosotros. La obligación de la Unión Europea y de los veintiocho gobiernos es acompañarlos, ayudarlos y protegerlos. Creo que la posición actual va en esta línea, pero que lo haremos mejor, que les prestaremos un mayor servicio, si nos sumamos a quienes ya han reconocido de forma explícita a Guaidó como máxima autoridad legítima de Venezuela.

*Beatriz Becerra es vicepresidenta de la subcomisión de Derechos Humanos en el Parlamento Europeo y eurodiputada del Grupo de la Alianza de Liberales y Demócratas por Europa (ALDE). Es autora de Eres liberal y no lo sabes (Deusto).