Represión en Venezuela

El debate en España es «el del populismo contra la democracia»

Leopoldo López Gil y Mauricio Casals
Leopoldo López Gil y Mauricio Casalslarazon

Leopoldo López Gil se mostró abrumado por «tantos amigos» antes de comenzar su emocionante discurso, en el que intentó resumir las «causas» de Leopoldo López, es decir, las razones de «por qué existe un Leopoldo López». Aunque él se defina a sí mismo «como sólo un padre», también reconoce que «aún no me he cansado de luchar por mi hijo». Empezó su alocución explicando el contexto de Venezuela, remontándose a finales de los 90. «Los cantos de sirena, lamentablemente, se escucharon y no se evitó perder el rumbo de nuestra embarcación». Con una España en plena campaña electoral, señaló que también entonces se habló de ideología en su país: «Pero no es el comunismo contra el capitalismo, no. Es un debate mucho más grande: es el populismo contra la democracia». Para él, «es tiempo de actuar y no dejar que esos cantos de sirena suban el volumen que no deje escucharnos a nosotros mismos».

López Gil lamentó que su país sea rico, de los más ricos del hemisferio, con oro, con las reservas de petróleo más grandes y que, sin embargo, «sea un pobre país que no tiene cómo alimentar a su pueblo, cómo calmar el dolor de los enfermos al no tener medicinas, y con un nivel de inseguridad que produce 30.000 muertes al año». Nicolás Maduro «nos amenaza con que un cambio significa el caos y la hecatombe. Yo me pregunto si eso que tenemos hoy es deseable. ¿Esa defensa por la revolución significa el sacrificio total de la población? Cuando no quede nada, ¿habrá algo que se pueda llamar de todos?».

También se refirió asimismo a la fe de su hijo, el convencimiento que ha mantenido a un preso como él «tranquilo y sereno. La fe en que vamos a salir de esto. La fe que nos indica el camino correcto de la historia que nos ha invitado a recorrer Leopoldo». Su hijo cree en la justicia y «por eso está en la lucha política y todavía hoy anhela para su país todos los derechos para todos los venezolanos». Para el padre, en Venezuela «la letra de la Ley duerme y la discusión es una traición». Después pasó a explicar las irregularidades que hubo durante el juicio, pues «no fue admitido ni un solo testigo, ni una sola prueba y ni un solo perito promovidos por la defensa». Tras un año y medio de sesiones, «sólo se escuchó a los testigos promovidos por el acusador. A pesar de eso, se le juzgó y fue castigado con casi 14 años de prisión». Además, meses después, el mismo fiscal del caso, una vez huido, «reconoció haber fabricado todas las pruebas, porque le obligaron, y aun así, el juicio no ha sido anulado». Su familia tiene esperanza «de que dentro de diez días estemos en la audiencia, la primera ante la Corte de Apelaciones, para poner los hechos que justificarían anular ese juicio y dejarlo en libertad. Veremos si esta vez la Justicia prevalece».

Venezuela vive un momento muy especial, dijo, «necesitamos llegar a acuerdos aunque puedan sonar a traición. Estamos obligados a sentarnos a dialogar. Si a usted le secuestraran a su hijo, ¿no tendría la disposición de hablar con sus secuestradores para lograr su libertad? Más claro, imposible. Si es necesario bajar al infierno, bajaremos. El diálogo tiene que ser la respuesta, cuando exige que se cumplan las leyes y la Constitución y cuando no traicionan ningún principio, el diálogo es válido y necesario».

López Gil quiso concluir dejando claro que él no es la voz de Leopoldo, «en todo caso él podría ser mucho más mi voz que yo la de él». Al describir a su hijo, la educación y los valores que posee, su padre se rompió y fue ovacionado por todos los asistentes. «Él supo llevar su vida con la rectitud que hoy merece nuestro respeto», concluyó.