Política

Elecciones en Grecia

El desencanto político se instala entre los griegos

El primer ministro griego, Andonis Samaras, ayer, en Atenas
El primer ministro griego, Andonis Samaras, ayer, en Atenaslarazon

La disolución del Parlamento da paso a una reñida campaña electoral

El primer día de campaña electoral en Grecia pone de manifiesto las estrategias que seguirán los dos máximos candidatos. El primer ministro, Andonis Samaras, reúne apoyos en los despachos y en el exterior, mientras Alexis Tsipras, líder de Syriza, se la juega en la calle. Ninguno ha perdido tiempo para trabajar en unos comicios, los del 25 de enero, que la mayoría de los griegos prefería ahorrarse. Según las encuestas, un 58% de la población considera innecesarias las elecciones anticipadas, en un momento clave para la economía del país.

A ello se refirió el presidente de la República, Karolos Papoulias, en su encuentro de ayer con Samaras para anunciar la disolución del parlamento. Papoulias recordó que «la estabilidad de la nación requiere una batalla honesta y responsable, donde la prioridad no sean los partidos». En ese esfuerzo por lograr el consenso político, la formación de Samaras, los conservadores de Nueva Democracia (ND), ha contado con el respaldo de dos diputados independientes. Mika Iatridi y Kostas Giovanopoulos optaron por unirse al actual partido en el Gobierno.

Sin embargo, al jefe del Ejecutivo le hará falta recibir votos para mantenerse en el poder, algo que tiene claro el líder de la oposición, Alexis Tsipras, que en su último mitin volvió a tildar la legislatura de Samaras como «un régimen que ha hundido al país en la pobreza, el paro, la tristeza y la desesperación». El candidato de Syriza, en su versión más conciliadora, aseguró que garantizaría los depósitos de la gente en los bancos griegos, con el apoyo del Banco Central Europeo (BCE).

Las promesas de Tsipras parece que sirvieron para tranquilizar tan sólo al público presente, porque la troika comunicó horas más tarde la congelación de las negociaciones con Grecia y prorrogó el plan de financiación hasta el 28 de febrero. Los acreedores preparan ahora un programa propio hasta nuevos acontecimientos.

Quien ya no tiene plan es gran parte de los griegos. Los cinco años de recesión han dejado un paro del 26%, tres cuartas partes de la población bajo el umbral de la pobreza y tres millones de personas con dificultades de acceso a la asistencia sanitaria. Las impopulares medidas de los últimos gobiernos, con la subida de impuestos y la reducción del gasto social, han provocado el rechazo hacia los partidos tradicionales y, sobre todo, un desgaste del bipartito. Tras el fracaso de la elección a presidente y la crispación en el parlamento ante un simple trámite, ahora también muchos griegos se han desencantado de Syriza. Tal y como muestra el último sondeo de intención de voto, publicado por Marc para Alpha TV, el partido de Tsipras, con un 28%, sólo sacaría tres puntos de ventaja a Nueva Democracia.

«Ni unos ni otros. Todos nos dicen lo que queremos escuchar y cuando están en el poder no cumplen nada, con la excusa de que es culpa de Alemania», se queja Kostas Fanourakis, uno del 1,3 millones de desempleados. Como muchos otros griegos, Kostas se opone a la troika y se queja de la Unión Europea, pero, según apunta, no quiere perder el tiempo con elecciones y cambios de gobierno, «que al final sólo nos dejan en ridículo». Los que sí parecen dispuestos a emprender una nueva aventura política son los jóvenes, los más afectados por la crisis económica. La tasa de paro juvenil alcanza el 50% y unos 100.000 menores de 30 años han abandonado su hogar en Grecia en búsqueda de empleo.

Dimitris Ziliahovalis, de 23 años, asegura que votará a Syriza sin pensarlo. «Ellos son los únicos que pueden traer algún cambio. De otra manera, esta crisis no se acabará nunca». Dimitris vive con sus padres y su abuela mientras estudia Ingeniería Civil. «O me quedo toda la vida en casa de mis padres, o me voy al norte de Europa», se lamenta el joven. En los últimos años muchas familias se han mantenido gracias a los ingresos de los abuelos. Aunque los más mayores tampoco tienen claro por quién se decidirán.

Tras la rebaja de las pensiones en 2011, también muchos de ellos han perdido la confianza en que su voto valga para mejorar la situación. En cuatro semanas, tanto Samaras como Tsipras se emplearán a fondo para recuperar la fe de los griegos en unas instituciones democráticas que hoy por hoy los griegos consideran ineficaces para dar con la solución a sus problemas. Neupic