El «desguazador» impaciente

«Quien piense que las cosas van bien así, que vaya a las primarias y no vote por mí. Porque si me vota, esta vez se cambia de verdad». Poco antes de las elecciones primarias del izquierdista Partido Democrático (PD) celebradas en diciembre, Matteo Renzi, de 38 años, lanzaba esta advertencia en un programa de televisión. El alcalde de Florencia, que acabó arrasando en la cita con los electores, prometía cambio, como tantos otros antes que él en Italia, pero no daba un calendario para llevarlo a cabo. De hecho, repetía una y otra vez que Enrico Letta iba a seguir como primer ministro.

No tenía prisa, y no estaba interesado en ser primer ministro sin pasar por las urnas, pero en los dos meses pasados desde entonces parece haber cambiado de idea. Entra dentro de su lógica, pues desde que debutó en la política cuando estaba en el instituto Dante Alighieri, en su Florencia natal, siempre ha ido quemando etapas a toda prisa. Fue primero el gobernador de una provincia más joven del país, pasó luego a la alcaldía de la ciudad de los Medici y, desde allí, se ganó el apelativo del «desguazador» por sus llamamientos para que se jubilara la vieja clase dirigente. Como «enfant terrible» del PD se presentó a las primarias de la izquierda en diciembre de 2012, que perdió frente a Pier Luigi Bersani. Fue derrotado, sí, pero peor suerte corrió su rival, que acabaría dimitiendo y dejándole el terreno expedito por su incapacidad para formar Gobierno tras las elecciones de hace un año.

Renzi tiene las habilidades mediáticas de Silvio Berlusconi y capacidad para movilizar a un electorado que va mucho más allá del tradicional votante de la izquierda en Italia. Aunque no ha hecho otra cosa en su vida que batirse en la política, en un país lastrado por la gerontocracia se presenta como lo nuevo. Y no está solo. A ofrecer esta imagen le ayuda la lista de ministros de la que podría rodearse en su Gobierno. Según las especulaciones que han publicado los diarios italianos, en el Gabinete que estaría diseñando Renzi entrarían nombres tan alejados de los mandatarios habituales como el escritor, guionista y director de cine Alessandro Baricco, quien podría ocuparse del Ministerio de Cultura. Otros de los nombres que suenan son los de Andrea Guerra, consejero delegado del gigante de la óptica Luxottica; Oscar Farinetti, fundador de la cadena de supermercados de gama alta Eataly; y Tito Boeri, prestigioso economista de la OCDE. En el nuevo Ejecutivo renovaría su cargo una de las ministras más prestigiosas, la ex comisaria europea de Ayuda Humanitaria Emma Bonino, al frente de Exteriores.