Asia

Pekín

El fantasma de Tiananmen planea sobre Hong Kong

Los estudiantes mantienen su pulso democrático con Pekín y se niegan a volver a sus casas. La Policía se retira del centro para evitar que un incidente fortuito desate una tragedia

Vista aérea del centro de Hong Kong, ocupado por miles de ciudadanos que reclaman libertad política en la ex colonia británica
Vista aérea del centro de Hong Kong, ocupado por miles de ciudadanos que reclaman libertad política en la ex colonia británicalarazon

Miles de manifestantes continúan concentrados en el corazón financiero de Hong Kong con un ambiente festivo, después de la retirada ayer por la mañana de las fuerzas antidisturbios. Saben que han ganado una primera batalla, pero «la lucha será larga», tal como apuntaron los líderes estudiantiles. Los graves choques de la noche anterior, en los que la Policía usó gases lacrimógenos y gas pimienta, trajeron a la memoria los incidentes de la Plaza de Tiananmen de hace 25 años. Un episodio que el Gobierno chino quiere evitar que se vuelva a producir a toda costa por las fatídicas consecuencias tanto políticas como económicas. No en vano, estas protestas suponen para Pekín el mayor desafío a favor de la democracia desde 1989.

Los enfrentamientos más graves ocurridos desde que China recuperase el control de la ex colonia británica dejaron un rastro de suciedad que los manifestantes se afanaban en recoger en la mañana de ayer, mientras repentinamente se retiraba la Policía antidisturbios. Tras la sorprendente retirada policial, miles de manifestantes prodemocracia fueron ocupando distintas zonas de la ciudad y las calles aledañas a la sede del Gobierno. Las cargas policiales de la noche anterior junto con la pasividad policial produjeron un efecto llamada sobre la población. A media tarde, muchos trabajadores que acabaron su jornada laboral se unieron a los estudiantes con sentadas pacíficas.

Bancos y escuelas cerrados

La «revolución de los paraguas», en clara referencia a los paraguas utilizados para evitar los gases lacrimógenos, consiguió alterar el ritmo normal de la ciudad. Bancos como HSBC o Bank of China cerraron sus sucursales y pidieron a sus empleados que trabajaran desde casa o acudiesen a entidades secundarias. Universidades, escuelas y algunos pequeños negocios de la zona han cerrados sus puertas. También están clausuradas varias salidas del metro, mientras que se han interrumpido o desviado más de 200 líneas de autobuses.

Una de las mayores incógnitas es cómo van a reaccionar ahora las autoridades a esta ocupación. Nicola Cheung, una estudiante de 18 años, dijo a Reuters que «volverá la violencia policial de nuevo porque el Gobierno de Hong Kong no va a tolerar que ocupemos esta área». Añadió que están «luchando por nuestros valores fundamentales de la democracia y la libertad». Este movimiento representa una gran amenaza para el Partido Comunista Chino. Una dura represión atraería los fantasmas de una nueva masacre como la ocurrida en 1989 en Tiananmen, también con unas protestas estudiantiles en pro de la democracia. Aunque si la respuesta a los manifestantes desde Pekín no tiene la contundencia suficiente, podría producirse un efecto de contagio a otras zonas del país, que verían las primeras debilidades en el Gobierno central. Se espera que las protestas se acentúen mañana, 1 de octubre, Día Nacional de China. Pero por otro lado, al ser festivo, las «molestias» creadas por los manifestantes en la vida de la ciudad y su distrito financiero serán mínimas, algo que podría explicar la retirada de la Policía hongkonesa.

La preocupación de la comunidad internacional es alta, no en vano ayer las principales bolsas cerraron a la baja, lo que demuestra el peso a nivel internacional del parqué hongkoné. Las distintas reacciones no se hicieron esperar. Reino Unido mostró su preocupación por la situación y pidió que se proteja la libertad de expresión. «La prosperidad y la seguridad de Hong Kong se basan en sus derechos y libertades fundamentales, incluido el derecho a manifestarse. Es importante que Hong Kong proteja estos derechos y que el pueblo de Hong Kong los ejerza conforme a la Ley», afirmó el Foreign Office en un comunicado.

Desde Taiwán, una democracia que es considerada una provincia renegada por China, su presidente, Ma Ying Jeou, pidió a Pekín que «escuche con cuidado las demandas del pueblo de Hong Kong», a la vez que solicitó el apoyo a las peticiones de sufragio universal de los manifestantes. Por su parte, la Unión Europea llamó a las partes a «alcanzar un consenso». La última reacción llegaba desde la Casa Blanca. Su portavoz, Josh Earnest, declaró que «EE UU apoya el sufragio universal en Hong Kong de acuerdo con la ley básica y apoya las aspiraciones ciudadanas».

Por su parte, la portavoz del Ministerio de Exteriores chino, Hua Chunying, afirmó que se oponen «a que cualquier país extranjero use métodos para interferir en los asuntos internos de China». Desde el Gobierno del gigante asiático se quiso dejar claro que no está dispuesto a permitir una «asamblea ilegal». En la misma línea se pronunció la número dos del Gobierno local, Carrie Lama. Advirtió de que no es «realista» esperar que las autoridades de China den marcha atrás en su decisión de agosto pasado sobre la reforma política.

Miedo en la Bolsa hongkonesa

La Bolsa de Hong Kong cerró ayer con una caída de un 1,9%, un descenso que se suma a las tres semanas consecutivas en rojo que había alcanzado el principal parqué hongkonés (Hang Seng) hasta el viernes, marcado por la masiva respuesta popular al llamamiento del movimiento de protesta Occupy Central. El gigante bancario HBSC, el que más peso tiene en el Hang Seng, cayó un 1,77%. El subíndice inmobiliario se desplomó un 3,38%; el de servicios públicos, un 2,03%; el de finanzas, un 1,92%; y el de comercio, otro 1,5%.

Tres meses de protestas políticas

1 de julio

Miles de manifestantes protestan contra la imposición de los candidatos por parte de las autoridades de Pekín.

1 de septiembre

El régimen chino se niega a aceptar el sufragio universal en Hong Kong y el movimiento social promete más protestas.

22 de septiembre

Los estudiantes del movimiento Occupy Central inician una huelga de cinco días sin precedentes en Hong Kong.

28 de septiembre

La Policía reduce a los manifestantes con gases lacrimógenos y gas pimienta. El saldo: 41 heridos, 12 de ellos, policías.

29 de septiembre

Los agentes se retiran de la «Plaza Cívica» para evitar que se produzcan violentos enfrentamientos con los manifestantes.