Accidente de Germanwings
El fiscal que se atrevió a contar toda la verdad
Brice Robin, responsable de la investigación. Las familias de las víctimas se lo agradecerán siempre. Él las recibió, dio la cara y contó lo ocurrido
Brice Robin, fiscal de la República de Marsella, se ha convertido en la cara amable del trágico accidente del A320 de Germanwings para muchas de las familias que han perdido a alguno de los suyos en este trágico drama. Este hombre, de 63 años, habituado a estudiar los actos del crimen organizado que azotan Marsella y toda la región, es la persona que dirige las investigaciones que se llevan a cabo en Francia para dilucidar las causas del accidente del vuelo 4U9525 Barcelona-Düsseldorf. También es el nuevo héroe de Francia, por su valentía y su tacto con las víctimas.
El martes abrió una investigación por «homicidios involuntarios». Tras conocer el contenido de la caja negra y la actuación de Andreas Lubitz, el copiloto del avión, pensó que quizás tendría que modificar la calificación de los delitos y convertirla en «homicidios voluntarios», pero finalmente, según ha comentado al diario «La Provence», no variará la calificación, porque eso daría a entender que «ha habido conciencia de querer matar», algo que no está todavía demostrado.
Fue Brice Robin quien acudió al aeropuerto de Marsella para recibir a las familias y darles las primeras informaciones recogidas por la investigación. « Tenemos un deber de transparencia frente a esas familias que acogemos y que vienen para intentar comprender qué ha pasado, y recogerse luego en Seyne-les-Alpes ante la estela erigida en memoria de las víctimas», declaró esta semana Brice Robin.
Y precisamente porque su prioridad es esclarecer las sombras negras que rodean esta tragedia como un deber legal y como un deber de cara a las familias, lo primero que hizo este discreto fiscal de la República, antes de anunciar en rueda de Prensa los avances de las primeras investigaciones, fue recibir a las familias. Les ofreció todos los datos que tenía en su mano, y se dejó hacer preguntas, una de ellas de difícil respuesta: la de saber si los pasajeros tuvieron tiempo de saber qué les pasaba. « Esa pregunta me la han hecho las familias», dijo Robin, «es complicado de responder, pero yo pienso que sólo se dieron cuenta en el último momento», contestó. También lloró.
Él fue quien les comunicó que el copiloto había accionado el botón que controla la pérdida de altura, que se había negado a abrir la puerta de la cabina del comandante y a responder a la torre de control que le indicaba la pérdida de altura del avión, y que no quiso activar el código que convertía el avión en prioritario respecto a los otros que estaban en la zona. En definitiva, que uno de los hombres que debía haber llevado a sus familiares a casa tenía la «voluntad de destruir el avión».
Brice Robin ha ocupado estos días las portadas de la Prensa internacional, aunque él se hubiera conformado con «ocupar la portada de L’Equipe», como ha comentado a los colegas de «La Provence» a cambio de la vida de las 150 personas que viajaban en el 4U9525 de Germanwings. Esta mención se debe a que saltó a las páginas de la Prensa deportiva siendo el fiscal de la República de Montpellier. Fue en 2012, tras detener a las estrellas francesas del balonmano, los hermanos Karabatic, por un asunto de apuestas sospechosas en un partido entre Montpellier y Rennes. Dieciséis personas, entre ellas Nikola Karabatic, fueron procesadas por estafa y encubrimiento.
Pero éste no ha sido el único caso espectacular que ha tenido entre manos Brice Robin. En 2013 dejó Montpellier por Marsella, donde ya había dejado fama durante una estancia anterior de ser un «excelente profesional», y al mismo tiempo de controlar el trabajo que tenía entre manos y el de los que trabajan junto a él.
En la violenta Marsella ha tenido que hacer frente a la sucesión de ajustes de cuentas entre traficantes de droga (15 asesinatos en 2015, 14 en 2013) o los escándalos políticos y financieros. Ha creado incluso toda una estructura para tratar la delincuencia ejercida contra las empresas de construcción en los barrios más sensibles (chantajes, degradaciones, robos, amenazas de muerte...)
Aparte de estos asuntos, que son «moneda corriente» en la tercera Fiscalía de Francia, Brice Robin ha gestionado también otros asuntos muy mediáticos. En 2013, este fiscal dio una conferencia de prensa ante su ya famosa biblioteca anunciando una vasta operación de la Gendarmería que concluyó con la detención de veinte personas implicadas en este gran fraude de venta de carne no apta para el consumo, que era comprada a unos laboratorios y vendida a los mataderos después de falsificar los documentos de origen. El fiscal, como siempre, prudente, advertía de que la carne «no apta no significa que sea nociva para la salud». Otro de los casos más sonados que ha tenido que dilucidar Brice Robin es la muerte de Hélène Pastor. La poseedora de la segunda fortuna de Mónaco fue asesinada a la puerta de un hospital de Niza, cuando se dirigía a visitar a su hijo. Lo que parecía en un principio un acto del crimen organizado resultó ser obra del yerno de la millonaria, que quería hacerse con la herencia de su mujer.
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