Australia

El nuevo mandatario australiano se compromete a luchar contra el extremismo

Malcom Turnbull juró hoy como nuevo primer ministro australiano centrado en estimular la economía y continuar con la lucha contra el desafío de los extremistas islámicos en el interior y el exterior de su país."Ya no somos un país lejano de los problemas del mundo", afirmó el jefe del Gobierno de Australia, país tradicionalmente alineado en política exterior con la de Occidente y que apoya la coalición internacional contra el Estado Islámico (EI) en Oriente Medio. "Combatir el extremismo violento también empieza en casa", aseveró en un discurso en el Parlamento.

Turnbull, de 60 años, hizo estas declaraciones al día siguiente de arrebatar en una votación interna el liderazgo del Partido Liberal a Tony Abbott, que por ende también tuvo que ceder su puesto como primer ministro.

El nuevo jefe del Gobierno, republicano y favorable al matrimonio homosexual, prometió un mayor énfasis en la economía y en una comunicación más efectiva que la de su antecesor.

Según analistas, el Ministerio de Asuntos Exteriores seguirá en manos de la influyente Julie Bishop, quien ha sido ratificada como la número dos del Partido Liberal, mientras se vislumbran cambios en la oficina del Tesoro, entre otros puestos de su gabinete.

Turnbull aseguró que Australia seguirá cumpliendo con sus compromisos en seguridad y defensa, como el apoyo a la coalición internacional contra el EI en Siria e Irak.

"La defensa de Australia y su pueblo es el deber en sí más importante de este Gobierno y seguimos enfocados en esa misión ahora, como lo ha sido siempre", enfatizó Turnbull, según la agencia local AAP.

Los analistas destacan que el nuevo primer ministro es más progresista que Abbott, aunque Turnbull se ha marcado una agenda centrada más en la economía que en materia social o medioambiental.

"Ayer teníamos un Gobierno conservador y hoy tenemos uno liberal", enfatizó a Efe el economista Tim Harcourt, quien precisó Turnbull tiene un enfoque "más serio"de la economía que Abbott.

Para Harcourt, el nuevo Gobierno será "más amigable con Asia".

El economista no descarto un mayor acercamiento a Latinoamérica y España, país con el que Australia comparte intereses "en los sectores de las renovables, la defensa e infraestructura".

El nuevo mandatario debe hacer frente a una economía apoyada fuertemente en la minería y en la demanda china que tras más de dos décadas de crecimiento muestra signos de debilidad.

El PIB registró un 0,2 por ciento de expansión en el último trimestre, mientras el desempleo creció de 5,6 a 6,2 por ciento desde que Abbott asumió en septiembre de 2013 las riendas del Ejecutivo.

El economista Alexis Esposto explicó a Efe que Turnbull "tiene que actuar dentro de un partido que tiene una fuerza de derecha muy fuerte", aunque confió en que será capaz de afrontar grandes retos como "una reforma impositiva urgente en Australia, que tiene un sistema estancado en los años cincuenta".

Turnbull, cuya formación gobierna en alianza con el Partido Nacional, que representa principalmente al sector rural, se mostró mucho más cauto a la legalización del matrimonio entre personas del mismo sexo y el cambio climático.

El primer ministro dijo que respetará la decisión del anterior Ejecutivo de convocar un plebiscito para que los australianos decidan sobre el matrimonio homosexual, frente a los que prefieren aprobar este derecho mediante una votación en el Parlamento.

También defendió las medidas adoptadas por Abbott respecto al cambio climático, como el nuevo objetivo en la reducción de emisión de gases contaminantes fijado entre un 26 y un 28 % por debajo de los niveles de 2005 para el año 2030.

Este objetivo propuesto por Australia, el mayor contaminante per cápita del planeta, ha sido considerado insuficiente por los países insulares del Pacífico, vulnerables al aumento del nivel de los océanos debido al calentamiento global.

El primer ministro depuesto, tras denunciar la "traición"por parte de sus compañeros en el partido y presentar su dimisión por fax, se comprometió por su parte a no interferir en el trabajo del nuevo Gobierno.