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El populista no se desgasta

La Razón
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En política los números cuentan, de eso no hay duda. Pero en ocasiones cuenta más el discurso. Donald Trump y el Partido Republicano perdieron el 6-N la mayoría en la Cámara de Representantes. Sin embargo, han ganado en lo político. Trump fue el gran ganador de las «midterm».

Tres batallas y dos estados clave: Florida y Texas. Ambos representan el segundo y tercero en cantidad de hispanos residentes y votantes, después de California, feudo histórico de los demócratas. En el primero se renovó la gobernación y el escaño en el senado en el segundo, Ted Cruz, el ex candidato presidencial, logró lo inesperado: ser reelegido derrotando al popular demócrata Beto O'Rourke.

A pesar de que estamos hablando de solo tres elecciones y a pesar de haber perdido la Cámara Baja del Poder Legislativo, lo cierto es que mantener ambos bastiones representa para Trump no mantener dichas cuotas de poder, sino reafirmar dos posturas clave: la necesidad y el supuesto no rechazo a la construcción del muro y consolidar su postura antiinmigración en dos Estados con un voto hispano fundamental, indispensable.

Las muestras de acercamiento retóricas desde Trump hacia los demócratas durante la rueda de prensa celebrada el día después de las elecciones contradice, en principio, y solo de manera aparente, la estrategia de comunicación del magnate presidente durante la campaña electoral y ferozmente en contra de sus oponentes. Sin embargo, queda demostrado que el presidente de Estados Unidos juega a la política como pocos, con una intuición envidiada por muchos y con la habilidad de un hombre que conoce y sabe manejarse entre los medios de comunicación.

La mejor muestra de lo anterior fue el reconocimiento a algunas iniciativas políticas que los demócratas podrían impulsar desde el nuevo brazo legislativo y que él mismo reconoce como propuestas valiosas. Por ejemplo, todo lo relacionado al cuidado del medio ambiente. Allí, los azules han construido una agenda importante y persistente. Trump está abierto a escuchar e incluso apoyar –fueron sus palabras– siempre y cuando sus oponentes apoyen la recurrente propuesta: la construcción del muro. Con Florida y Texas en su bolsillo, se ha asegurado la legitimidad para insistir en lo mismo. Trump ha demostrado que el famoso y controvertido muro en la frontera con México tampoco resulta una locura para el voto latino.

El otro elemento crucial en esta elección ha sido lo económico: 3,7% de desempleo –el más bajo en cinco décadas– y un 4,1% de crecimiento sostenido en el Producto Interior Bruto. Ambos dígitos han sido clave en esta elección. Sin duda, la economía sigue siendo el gran factor que le permite finalmente a los electores decidir en las urnas.

Bajo este esquema, la reelección del presidente norteamericano para el 2020 se convierte en una posibilidad verdadera, viable y sostenible. Tanto es así que ya lo ha anunciado y el Partido Republicano no tendrá más opción que apoyarlo. No hay duda, después de 20 meses de gestión, el populista de América no se desgasta.