Tercera Guerra Mundial

¿Europa y España están en peligro? La Segunda Guerra Mundial empezó sacrificando fronteras

Las crecientes tensiones en Europa reavivan el temor a repetir los errores que precedieron a otros conflictos bélicos

Soldados de guerra
Soldados de guerraPixabay

La historia demuestra que muchos conflictos internacionales han comenzado con concesiones territoriales. La Segunda Guerra Mundial es un ejemplo paradigmático: antes de su estallido en 1939, varias potencias europeas permitieron la expansión de la Alemania nazi con la esperanza de evitar una guerra mayor. Sin embargo, estas cesiones no hicieron más que fortalecer a Adolf Hitler y acelerar el conflicto armado.

Hoy, Europa enfrenta un panorama geopolítico incierto, marcado por la guerra en Ucrania, la escalada de violencia en Gaza, las tensiones en el Indo-Pacífico y una creciente inestabilidad en otras regiones estratégicas. Ante este escenario, surge una pregunta inevitable: ¿está el continente en peligro?

Las fronteras, en el centro del conflicto

Desde hace años, uno de los principales focos de tensión en Europa es el conflicto entre Rusia y Ucrania. La anexión de Crimea en 2014 fue el primer gran movimiento del Kremlin en su estrategia de expansión, un paralelismo con lo sucedido en 1938, cuando Hitler se apropió de los Sudetes con el beneplácito de Occidente. A pesar de las sanciones internacionales, Rusia continuó con su ofensiva en 2022, lanzando una invasión a gran escala bajo el pretexto de la "desmilitarización y desnazificación de Ucrania", sin aportar pruebas que respaldaran tales afirmaciones.

Lo que Moscú esperaba que fuera una guerra relámpago se ha convertido en un conflicto prolongado que ya supera los tres años. A pesar de la mediación de Estados Unidos y otras potencias para alcanzar un alto el fuego, la guerra ha vivido momentos de máxima tensión. La autorización de Washington y sus aliados para que Kiev utilice misiles de largo alcance contra territorio ruso y la entrada de soldados norcoreanos en el frente han elevado el riesgo de una escalada mayor, despertando el temor a una posible implicación de más potencias o incluso al uso de armas nucleares.

Aunque las negociaciones parecen orientarse hacia una desescalada, Europa ha tomado nota de la necesidad de reforzar su capacidad defensiva. Varios países han aumentado su gasto militar y han iniciado programas de rearme con el objetivo de prevenir futuros conflictos o, llegado el caso, defenderse de una agresión.

España y la seguridad en Europa

Aunque alejada del epicentro de la guerra en Ucrania, España no es ajena a los riesgos. La creciente presión migratoria en Ceuta y Melilla, el acelerado rearme de Marruecos y sus aspiraciones en el Sáhara generan inquietud en materia de defensa. En respuesta, tanto la OTAN como la Unión Europea han reforzado su compromiso con la seguridad del continente, conscientes de que unas fronteras inestables pueden desencadenar crisis con graves consecuencias.