
Estados Unidos
Lo que parecía una herramienta resultó ser un fósil de un perezoso gigante de la Edad de Hielo
El inesperado descubrimiento tuvo lugar durante unas obras en Florida, donde los trabajadores hallaron restos de un animal que habitó América del Norte hace más de 13.000 años

Lo que comenzó como una jornada de trabajo habitual en una obra del estado de Florida (Estados Unidos) terminó convirtiéndose en un hallazgo paleontológico excepcional. Mientras se excavaba una zanja para instalar una nueva tubería de agua, los operarios encontraron un objeto que, en un primer momento, confundieron con una herramienta común. Sin embargo, tras examinarlo más detenidamente, se dieron cuenta de que se trataba de un fósil prehistórico.
Lo que los obreros habían desenterrado era un resto óseo perteneciente a un Megalonyx jeffersonii, conocido comúnmente como perezoso de Jefferson. Esta especie extinta formaba parte de los grandes mamíferos terrestres que poblaron el continente americano durante la última glaciación. El ejemplar al que pertenece el fósil habría pesado unos 360 kilos, aunque algunos individuos podían alcanzar hasta 3,6 toneladas y medir cerca de seis metros de largo.
El nombre de esta especie honra al expresidente de Estados Unidos, Thomas Jefferson, quien mostró gran interés por los fósiles de este tipo tras encontrarse restos en una cueva de Virginia Occidental en 1797.
Originarios de Sudamérica, los perezosos gigantes migraron hacia el norte cuando ambas masas continentales se unieron. Aunque sus fósiles han sido encontrados principalmente en regiones como Alaska, las Montañas Rocosas o la costa oeste de Estados Unidos, es poco común que aparezcan en zonas del este del país, lo que convierte este descubrimiento en un hecho aún más notable, según recoge el New York Post.
Además del valor científico del fósil, el hallazgo despierta interés por la coexistencia entre estos colosos prehistóricos y los primeros humanos que habitaron América del Norte. Se estima que hace aproximadamente 13.000 años, estos animales compartían territorio con nuestros antepasados, quienes probablemente los cazaban.
A diferencia de sus descendientes modernos, más pequeños y conocidos por su ritmo lento y tranquilo, los perezosos terrestres prehistóricos eran criaturas imponentes. Dotados de grandes garras y extremidades robustas, podían alcanzar las ramas altas para alimentarse.
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