Reino Unido
El ex ministro del Brexit pide la dimisión de Boris Johnson: “Por el amor de Dios, váyase”
La sesión de control al primer ministro en la Cámara de los Comunes ha estado marcada por la polémica del “Partygate”
Es fácil identificar la caída de un mandatario porque, normalmente, siempre sigue un mismo patrón. Comienza contradiciéndose de sus propias palabras, se justifica de sus errores con excusas de lo más inverosímiles, su popularidad cae en picado en las encuestas y acaba protagonizando escenas realmente humillantes cuando se intenta aferrar al poder mientras voces de sus propias filas se suman a la oposición para pedir su dimisión.
No se sabe aún qué es lo que va a pasar realmente con Boris Johnson. No se descarta por completo que el excéntrico político saque en último minuto de descuento un conejo de la chistera. Pero, hoy por hoy, su posición no es muy prometedora.
La sesión de control al Gobierno que tuvo este miércoles en la Cámara de los Comunes puso en evidencia hasta qué punto su futuro dentro del Número 10 pende de un hilo. A pocos minutos de que comenzara, Christian Wakeford, el hasta ahora diputado conservador para el distrito de Bury South, anunció su salida de la formación para unirse al Partido Laborista.
Era uno de los diputados conservadores del Muro Rojo que se había mostrado más crítico con el primer ministro respecto al Partygate, un escándalo que día tras día va mermando la autoridad de Johnson ante los suyos.
Sus justificaciones de que fue a la famosa fiesta en los jardines de Downing Street el 20 de mayo de 2020, en pleno confinamiento, pensando que era “una reunión de trabajo” y asegurando que nadie le avisó de que estaba violando las normas vigentes en ese momento por pandemia no convencen.
La indignación entre sus propias filas va en aumento, sobre todo entre los nuevos conservadores que ganaron su escaño en las generales de 2019 en los distritos del norte de Inglaterra (tradicionalmente laborista) gracias a la promesa de Johnson de ejecutar el Brexit.
Ahora que su popularidad ha caído por los suelos, estos parlamentarios quieren marcar distancias, como dejó en evidencia hoy Wakeford con su deserción. Tradicionalmente, salidas tan drásticas suelen unir a las filas que el diputado en cuestión ha dejado atrás. Sin embargo, en esta ocasión, la deserción se interpreta como una prueba más del caos que impera en Westminster.
Alrededor de 20 tories del Muro Rojo se reunieron el martes por la noche en el club privado Carlton en lo que se ha denominado ‘Operación Pastel de Cerdo’ (Operation Pork Pie), ya que Alicia Kearns, representante de la circunscripción electoral donde se encuentra la localidad de Melton Mowbray, famosa por esa especialidad culinaria, estaba entre los presentes.
Según los medios, la mitad habría remitido ya una carta al presidente del llamado Comité 1922 -que agrupa a los conservadores sin cartera- pidiendo moción de censura contra Johnson. Se necesitan 54 solicitudes formales para activar este mecanismo. El número de las ya remitidas se mantiene en secreto, pero los rumores -cada vez más fuertes- apuntan a que el desafío podría ser inminente.
Los ministros leales del Gabinete defiende que los nuevos diputados son como “colegiales que están jugando a política” y ponen en duda de que la posición del primer ministro esté seriamente en peligro.
Pero las palabras que David Davis, el que fuera ministro del Brexit, dedicara hoy a Johnson en el tenso debate en la Cámara de los Comunes reflejan la gravedad de la crisis: “Espero que mis líderes asuman la responsabilidad de las acciones que tomen. Hoy hizo lo contrario. Así que le recordaré una cita que puede resultarle familiar, de Leopold Amery a Neville Chamberlain: `Se ha sentado demasiado tiempo aquí para el bien que ha estado haciendo. En el nombre de Dios, váyase´”.
Por su parte, el líder de la oposición laborista, Keir Starmer, preguntó al aún inquilino de Downing Street si presentaría su dimisión, si se demuestra que ha mentido al Parlamento cuando asegura que no sabía que había roto las reglas durante el confinamiento.
Pero Johnson le contestó que estaba “malgastando el tiempo de la gente con preguntas irrelevantes”, que sabe serán analizas en la pesquisa interna sobre el escándalo del Partygate que lleva a cabo Sue Gray, segunda secretaria permanente del Gabinete. Las conclusiones se esperan para los próximos días y de ellas dependerá el futuro del excéntrico político.
A fin de intentar calmar la tensión entre sus filas, Johnson anunció hoy el fin de las actuales restricciones ante la pandemia en Inglaterra, eliminando el `pasaporte covid´ para entrar en grandes eventos y la recomendación de trabajar desde casa. Las mascarillas dejarán de ser obligatorias en cualquier situación —incluso en interiores— a partir de este jueves. Si bien es cierto que los casos de contagios diarios están disminuyendo en el Reino Unido, así como las hospitalizaciones, la medida fue claramente leída como una cortina de humo con la que el premier intentaba desviar la atención.
Cuando las restricciones se sometieron a votación el pasado mes de diciembre ante la amenaza de Ómicron, el primer ministro sufrió la mayor rebelión interna hasta entonces y su plan B ante la pandemia salió adelante tan solo por el apoyo de la oposición laborista, algo humillante para cualquier mandatario. Desde hace tiempo, el núcleo duro tory se mostraba ya muy crítico con el liderazgo y el rumbo que estaba tomando el Gobierno. Y el escándalo de las fiestas en pleno confinamiento viene a dar la puntilla.
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