Carrera por la sucesión
La batalla ‘tory’ se libra entre Sunak y Mordaunt
Ocho candidatos pasan el primer corte entre los que destaca el ex del Tesoro y la ex de Comercio. La sorpresa la da Kemi Badenoch diputada negra y ex de Igualdad
Reino Unido podría tener muy pronto el primer inquilino de Downing Street de origen indio. O eso es al menos lo que quieren gran parte de los diputados tories. El que fuera ministro del Tesoro, Rishi Sunak, se postula como el gran favorito para la primera votación que tendrá lugar este miércoles en las primarias del Partido Conservador. Las bases, sin embargo, que son las que tendrán la última palabra, tienen otras preferencias.
Tras la dimisión la semana pasada de Boris Johnson, forzada por un motín de sus propias filas, la formación debe elegir un nuevo líder que se convertirá automáticamente en primer ministro sin necesidad de pasar por las urnas. Después de que las reglas se endurecieran a fin de agilizar el proceso para tener cuanto antes a los dos finalistas que se presentarán a los afiliados, tan sólo ocho candidatos obtuvieron el respaldo de al menos 20 diputados para poder postularse en la carrera.
La lista incluye nombres ya esperados y conocidos para el electorado como Sunak (ex Tesoro), Suella Braverman (Fiscal General Estado), Jeremy Hunt (Ex Sanidad y finalista en las primarias de 2019), Penny Mordaunt (ex Defensa), Liz Truss (Exteriores) y Nadhim Zahawi (Tesoro). Quizá menos conocido sea Tom Tugendhat, responsable del Comité de Exteriores.
Aunque la gran sorpresa la ha dado Kemi Badenoch. La diputada de 42 años y de color, que ocupaba la secretaría de Estado para Igualdad, ha sido un nombre que se ha colado en última hora, pero que despierta a partes iguales admiración y curiosidad. Su rostro no es de los más conocidos para el público. Y, sin embargo, los analistas aseguran que puede tener un largo recorrido. Entre los que apoyan su candidatura está Michael Gove, uno de los pesos pesados de la formación.
Por su parte, aunque había gran interés por parte del ala dura del partido para que la titular de Interior, Priti Patel, se presentara a la carrera por el liderazgo, finalmente ésta no quiso dar el paso. Y el que lo había dado, pero finalmente se quedó este martes fuera fue Sajid Javid, quien precisamente marcó el inicio del motín que acabó con Johnson presentando antes que nadie su dimisión el pasado martes como ministro de Sanidad. Había sido uno de los más críticos en los últimos días con el primer ministro.
A juzgar por los últimos sondeos existe una posibilidad muy real de que Sunak -el único que no quiere bajar los impuestos hasta controlar una inflación que puede superar el 11%- quede entre los dos finalistas, previsiblemente antes del 21 de julio. Tanto el titular de Transporte, Grant Shapps, como el viceprimer ministro, Dominic Raab, apoyaron ayer públicamente su candidatura. “Entre un abanico de brillantes candidatos, creo que cuenta con la competencia y la experiencia para liderar este país”, matizó Shaaps.
En cualquier caso, son los 200.000 afiliados los que tienen la última palabra. Y para ellos, la favorita es Penny Mordaunt, ex ministra de Defensa, reservista de la Royal Navy y representante de los brexiteers moderados, según la encuesta de la web Conservative Home, biblia para los tories. En segunda posición está la hasta ahora desconocida Kemi Badenoch y solo en el tercer puesto aparece Sunak.
En definitiva, las bases no están en sintonía con las filas. Por lo tanto, se podría vivir una versión conservadora de las primarias que en su día dieron por ganador al polémico laborista Jeremy Corbyn, quien tenía el apoyo de los afiliados, pero nunca consiguió el respaldo de su propio partido.
Está por ver si el Partido Conservador, que lleva doce años ya en el poder, puede reinventarse tras la era Boris. Se trata de una de las máquinas políticas más exitosas del mundo democrático. Ha estado ganando elecciones desde la década de 1830, dominando la política británica durante la mayor parte del siglo XX y XXI. Su capacidad de regeneración es memorable. Nada tiene que ver la formación que lideró David Cameron, con la de Theresa May y ya no hablemos de Boris Johnson.
Sin embargo, a pesar de la confianza en algunos sectores de que es posible que se reinvente -una vez más- la forzada salida de la ambición rubia conlleva grandes riesgos. Los tories pueden acabar perdiendo el poder para pasar toda una generación en la oposición. Eso es al fin y al cabo lo que ocurrió en 1997. Tras el desgaste de la era de la Dama de Hierro, llegó un Tony Blair con su “Nuevo Laborismo” y arrasó.
El estilo de campaña populista de Johnson y su promesa de romper el estancamiento absoluto que existía en Westminster por el Brexit ayudaron a rejuvenecer a un partido que había quedado magullado en las elecciones generales de 2017 con una Theresa May al frente que no consiguió el Gobierno “fuerte y estable” con el que soñaba.
Pero el Brexit ya está ejecutado. Y al frente de la oposición ya no está el impopular Jeremy Corbyn, sino un centrista Keir Starmer que quizá no sea el tipo más carismático del mundo pero da una imagen de integridad que Johnson se cargó hace tiempo. Según los últimos sondeos, los laboristas sacan 15 puntos de ventaja (43 frente a 28).
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