Europa

Qué es el movimiento Reichsbürger, que niega la existencia de la República Federal de Alemania y reivindica el Imperio Alemán

Según la inteligencia germana podría contar con unos 18.000 simpatizantes y no reconoce ni la Constitución ni el sistema fiscal o judicial del país

La policía detiene a Heinrich XIII Prince Reuss, en Francfort
La policía detiene a Heinrich XIII Prince Reuss, en FrancfortBoris RoesslerAgencia AP

La Fiscalía alemana ha informado hoy de la detención de 25 presuntos ultraderechistas que planeaban un golpe de estado en el país. Todos ellos seguían las teorías del movimiento Reichsbürger (Ciudadanos del Reich en castellano=, que no reconocen la legitimidad del sistema política de la Alemania actual.

Pero, ¿qué hay detrás de este movimiento? Los miembros de Reichsbürger, un movimiento que según el aparato de inteligencia germano puede agrupar a unas 18.000 personas, no reconocen la autoridad de la actual Alemania ni de su Constitución, su sistema de Justicia o su aparato fiscal y justifican su postura aduciendo que el Imperio Alemán sigue existiendo.

Durante muchos años, los servicios de inteligencia y las fuerzas de seguridad alemanes consideraban a este movimiento como un pequeño grupo que no representaba amenaza alguna. Sin embargo, en octubre de 2016 esta percepción dio un giro de 180º cuando uno de sus miembros abrió fuego contra agentes de policía, matando a uno e hiriendo a otros tres.

De repente, este incidente puso los ojos sobre los “reichsbürgers”, mucho de los cuales se mueven en el espectro ideológico de la extrema derecha. Desde entonces, los movimientos del grupo eran vigilados. De hecho, un informe de 2017 de la Oficina Federal para la Protección de la Constitución, en alemán, Bundesamt für Verfassungsschutz (BfV), una agencia de inteligencia policial del Gobierno Federal alemán, detallaba por primera vez los crímenes extremistas cometidos por individuos pertenecientes al Reichsbürger.

Se detectaron un total de 911, de los que más de un tercio fueron perpetrados en Baviera. Y aunque pueda parecer una cifra menor sobre los 29.855 crímenes relacionados con extremismo en Alemania solo en 2017, saltaron las alarmas, sobre todo en este estado federal, el más rico de Alemania y con un porcentaje de la población aferrado al independentismo.

Según el European Eye on Radicalization (EER), plataforma que investiga temas relacionados con la radicalización y el extremismo en Europa, el grupo Reichsbürger no puede ser considerado, a día de hoy, una organización como tal, sino más bien un movimiento ideológico que hace las veces de amalgama de múltiples grupos autónomos, incluyendo Königreich Deutschland (Reino de Alemania), Das Deutsche Polizeihilfswerk (Agencia Alemana de Auxilio Policial) o Reichsbewegung- neue Gemeinschaft von Philosophen (Movimiento del Reino –Nueva comunidad de filósofos).

Lo que sí parece claro es que sí que se ha detectado que sus simpatizantes han ido creciendo en número y su actividad es creciente. Lo que les une, sobre todo, es su sistema compartido de creencias. Una gran parte de su ideario gira en torno a la narrativa de que la República Federal de Alemania no existe y que no es verdadero estado. Para ellos, el Reino de Alemania no desapareció el año 1945 y todavía existe. Esto hace de la república federal un pseudo-estado ilegítimo.

Los “reichsbürgers” estiman que el Reino de Alemania es la única Alemania legítima, que ha sido ocupada y está siendo explotada por fuerzas extranjeras desde el final de la Segunda Guerra Mundial. Creen además que, debido a que nunca se firmó un tratado de paz oficial, dicha ocupación continúa hasta el día de hoy. Por tanto, el actual gobierno federal sería un instrumento de las fuerzas aliadas para controlar a los alemanes y brindarles la ilusión que Alemania es un estado independiente y democrático.

Por todo ello, la norma es desobedecer a la autoridad estatal, incluyendo no pagar impuestos. Asimismo, consideran su propiedad privada, como por ejemplo su casa, entidades independientes, fuera del alcance de la autoridad de la República Federal de Alemania. También rechazan la Constitución y otras normas legales, lo que es utilizado como justificación para resistirse a todo tipo de injerencia estatal en su vida. Esto incluye desobediencia, el uso de la violencia contra empleados que intentan cobrar impuestos o hasta defenderse a sí mismos con violencia contra agentes de policía que están aplicando la ley alemana.

La negativa a aceptar toda forma de autoridad estatal coloca automáticamente al Reichsbürger en conflicto con la ley y la sociedad ordinaria. Varios grupos derivados han llegado incluso más lejos, pasando de la desobediencia civil a crear sus propias estructuras organizacionales. Por ejemplo, Alexander Schlowak, el autoproclamado jefe en el exilio del gobierno “legítimo” del Reino Alemán, y sus seguidores se someten a leyes de 1867 a 1913 y emiten Reichspässe, un pasaporte alternativo.

Citando al EER, otros grupos Reichsbürger “financian” sus propios reinos o gobiernos y emiten su propio dinero, como ser el Engelgeld (Dinero ángel) del “Rey de Alemania” Peter Fitzek. Mientras algunos miembros individuales del Reichsbürger podrían estar motivados en gran medida por el deseo de evadir impuestos y otros costos, la base ideológica del movimiento nos lleva directamente hacia movimientos ultra, enraizados con otros similares en Estados Unidos, incluyendo creencias racistas y anti-semitas.

El Reichsbürger ha llamado a la República Federal de Alemania una “conspiración sionista free-masónica” y algunos consideran que el gobierno alemán es controlado por fuerzas sionistas. Esto constituye un claro indicio de que la ideología del movimiento Reichsbürger se construye sobre la base de la creencia anti-semita de una conspiración judía mundial que ya era popular en la era nazi.

Otro fuerte indicio de que el grupo tiene sus cimientos en ideología de extrema derecha es el revisionismo histórico practicado por muchos de sus seguidores: no sólo no se acepta la derrota y consiguiente caída del Reich, sino que además su pasaporte se remite a la Ley Reichsbürger de 1935, que claramente diferencia entre “alemanes auténticos” (de sangre alemana) y aquellos que simplemente cuentan con pasaporte pero no eran considerados alemanes por sangre.

Pero el movimiento es mucho más que un grupo de extrema derecha, sino que se acerca más al ultranacionalismo al sentimiento de que los alemanes todavía sufren una desventaja debido a su historia con el régimen nacional-socialista. Estos son elementos contra los EE.UU. y un temor consiguiente ante las fuerzas de la globalización tanto en la economía como en la cultura.

Por todo ello, también están en contra de la Unión Europea como concepto y de Estados Unidos por el control que ejerce sobre Europa.

De todos modos, cabe reseñar que la mayoría de los seguidores del Reichsbürger no recurren a la violencia y optar por evadir impuestos, acosar a los funcionarios gubernamentales... La mayoría de acciones del Reichsbürger, hasta la fecha, han sido inofensivas. Sin embargo, sí se había detectado que en los últimos años muchos miembros del grupo se habían hecho con armas de fuego y que, además, están listos para usarlas. Las autoridades habían descubierto un plan de un grupo disidente del Reichsbürger denominado “Estado libre de Prusia”, para obtener rifles AK-47.

Otro factor preocupante es el de los denominados lobos solitarios o individuos que ejecutan ataques por su cuenta pero inspirados en esta ideología. La creciente presencia online de grupos y propaganda de Reichsbürger posibilita la radicalización de personajes solitarios y aumenta el riesgo de que la violencia acabe siendo justificada. Los fundamentos ideológicos del movimiento en cuanto a rechazar la legitimidad del Estado alemán coloca automáticamente a los seguidores en conflicto con la autoridad estatal y las fuerzas del orden, lo que potencialmente puede conducir a un comportamiento violento.

A los detenidos hoy les une “un profundo rechazo a las instituciones del Estado y al orden liberal democrático” de la República Federal de Alemania, que con el tiempo les ha llevado a tomar la decisión de “participar en su eliminación violenta” y a comenzar para ello con preparativos concretos.

De entre ellos destaca el empresario inmobiliario y aristócrata de Fráncfort Heinrich XIII, príncipe Reuss, que quería negociar un nuevo orden estatal con las potencias aliadas victoriosas de la Segunda Guerra Mundial. En diciembre de 2017 se supo que había comprado el castillo vacío de Ebersdorf, en Turingia.

El órgano central de la agrupación es un “consejo” y cuenta además con un “brazo militar”, al que corresponde la toma planeada del poder por la fuerza de las armas.

Según la Fiscalía, algunos de los miembros de la organización desempañaron en el pasado un servicio activo en el Ejército alemán.

Los 22 presuntos miembros de la organización, de los cuales dos actuaban como cabecillas, son ciudadanos alemanes, al igual que dos de los tres simpatizantes detenidos, mientras que el tercero es una ciudadana rusa.