Política

Crisis en la República Centroafricana

Francia regresa al frente en África

París interviene en la República Centroafricana con el aval de la ONU ante el deterioro del conflicto entre cristianos y musulmanes

Cadáveres alineados en una mezquina en Bangui
Cadáveres alineados en una mezquina en Banguilarazon

La operación militar francesa en la República Centroafricana «ha comenzado» y soldados galos patrullan la zona del aeropuerto de la capital, Bangui, donde reina la calma, dijo hoy el ministro galo de Defensa, Jean-Yves Le Drian.

La operación militar francesa en la República Centroafricana "ha comenzado"y soldados galos patrullan por la zona del aeropuerto de la capital, Bangui, donde reina la calma, dijo hoy el ministro francés de Defensa, Jean-Yves Le Drian.

"Las fuerzas francesas patrullan desde la pasada noche por el aeropuerto"y durante el día de hoy habrá un despliegue de helicópteros del Ejército francés, precisó el ministro a la emisora "RFI"en referencia a la operación "Sangaris".

Le Drian dijo que el objetivo de la intervención franco-africana, decidida por el Consejo de Seguridad de la ONU el jueves, es doble. Por un lado, busca garantizar una seguridad para la distribución de la ayuda humanitaria y por otro, contribuir a que las fuerzas militares africanas la mantengan para favorecer "la transición política".

El ministro precisó que la misión francesa de momento se limita a las patrullas en la zona del aeropuerto, aunque durante la pasada noche los soldados franceses las ampliaron a otros lugares próximos de la capital centroafricana.

"Este país vive en un caos humanitario y de seguridad, no hay Estado, hay bandas armadas", explicó Le Drian.

Una vez más, y menos de un año después de intervenir militarmente en Mali, Francia responde a la llamada de auxilio de una de sus ex colonias africanas. Desde la caída del presidente François Bozizé en marzo pasado, República Centroafricana es un país al borde del caos, en donde la población civil, víctima de las guerrillas interconfesionales, vive una situación de «pregenocidio», como vienen alertando responsables de Naciones Unidas. De ahí la urgente necesidad de intervenir y la decisión de Francia de apoyar militarmente a la actual fuerza africana desplegada en el país para estabilizar este paupérrimo Estado. París obtuvo ayer el visto bueno del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, que dio luz verde a la resolución 2.127 presentada por Francia y que le autoriza a recurrir al uso de la fuerza, en virtud del capítulo VII de la carta de la ONU, para proteger a los civiles en el país centroafricano, presa de la violencia desde el golpe de Estado perpetrado por los rebeldes de la Seleka, una heterogénea coalición de mayoría musulmana, contra Bozizé, de confesión cristiana, dominante en todo el país. Tras reunir en el palacio del Elíseo a un restringido Consejo de Defensa, el presidente francés, el socialista François Hollande, confirmó la intervención del Ejército francés, que ya cuenta con 650 hombres en el terreno y espera doblar el contingente «en los próximas días o incluso horas». «He decidido actuar inmediatamente, desde esta misma noche [por anoche] en coordinación con los africanos», declaró Hollande en una breve alocución televisiva. Sin embargo, no detalló qué medios se van a desplegar ni el rol exacto que desempeñarán los soldados nacionales sobre el terreno. El jefe del Estado francés, que fue uno de los primeros dirigentes mundiales en alertar sobre la grave situación de la pequeña ex colonia, justificó la operación por la extrema violencia que se ha desencadenado en el país, de la que son víctimas mujeres y niños, y que se ha recrudecido en las últimas horas. Y es que el anuncio presidencial coincidió ayer con los enfrentamientos que estallaron en la capital, Bangui, entre los ex rebeldes de Seleka –que auparon al poder al actual presidente Michel Djotodia– y las milicias de autodefensa, los «anti balaka» (anti-machetes), además de los combatientes fieles al depuesto Bozizé, y que dejaron al menos 105 muertos, según un balance provisional de Médicos sin Fronteras (MSF). Uno de sus responsables, Thomas Curbillon, describía la presencia de cadáveres a lo largo de las calles de la capital tras la ofensiva lanzada durante la madrugada por grupos armados y a la que replicaron las fuerzas pro Djotodia.

El actual presidente, que accedió al cargo tras derrocar en marzo a Bozizé y prometió liderar la transición hacia un cambio democrático, no ha sido capaz de controlar a los combatientes que le llevaron al poder, ni de estabilizar un país instalado en el caos. Si Djotodia se apoyó en los rebeldes de Seleka, mayoritariamente musulmanes, para dar su golpe de Estado, poco después decidía su disolución al comprobar los abusos cometidos por esos milicianos contra los civiles de confesión cristiana. En represalia, la población cristiana se ha organizado en grupos de «autodefensa», llamados «anti balaka», para replicar con la misma contundencia. Tensiones entre comunidades religiosas que podrían abocar al país a una guerra civil. Sin enfundarse abiertamente el papel de salvador ni de gendarme de África, François Hollande alude al deber de Francia «de asistencia y solidaridad hacia un país amigo, el país más pobre del planeta, un país que pide socorro», para explicar una decisión que es prerrogativa del jefe del Estado, pero que ni siquiera ha sido debatida ni explicada en el Parlamento galo, cuya autorización no es necesaria.