Argentina
Frenar el peronismo: El lema de Milei para vencer a Massa el 19 de noviembre
El candidato heterodoxo de Libertad Avanza debe convencer de Juntos por el cambio para lograr la Presidencia en Argentina
El polémico Javier Milei supuso otro ejemplo de los candidatos incendiarios que se han vuelto típicos de la nueva derecha, pero para alcanzar la presidencia argentina necesita el apoyo de la vieja y muchos en ella no parecen dispuestos a dárselo. El candidato de la Libertad Avanza se medirá el 19 de noviembre en la segunda vuelta al oficialista Sergio Massa en el duelo final por la Casa Rosada. Y mientras el peronismo cierra filas con su candidato, Milei ve como cada vez son más los que se desmarcan de él, con el consiguiente deterioro de sus expectativas electorales.
Cuando el jueves Patricia Bullrich, candidata de la coalición opositora Juntos Por el Cambio, eliminada en la primera vuelta, anunció su apoyo a Milei en la segunda, muchos pensaron que el ultraliberal daba así un paso de gigante hacia el poder. Pero el paso de las horas y los movimientos en el espectro del centro derecha argentino fueron en pocas horas mostrando los límites de las consecuencias de ese apoyo.
La adhesión de la derrotada Bullrich se decidió tras una reunión en la que también participó Milei con el expresidente Mauricio Macri, referente de la coalición de derechas y padrino político de la candidata derrotada. Con su decisión de pedir el voto para Milei, el macrismo era coherente con la que ha sido una de sus razones de ser desde su aparición en el panorama político nacional: frenar el peronismo a toda costa.
Pero Bullrich dejó claro ante los medios que la suya era un decisión individual y otros dirigentes de ese espectro político han evitado alinearse con alguien como Milei, cuya aptitud personal para el ejercicio del cargo es cuestionada por muchos. Al margen de lanzar propuestas tan heterodoxas como cerrar el Banco Central o legalizar la venta de órganos, Milei ha declarado que sufrió «palizas» y abusos psicológicos de sus padres, que «no existen» para él, y ha mostrado públicamente su veneración por Conan, su mastín inglés, muerto hace años, con el que dice comunicarse en el más allá y al que clonó cuatro veces en un laboratorio de Estados Unidos. A los cuatro clones, sus perros actuales, se refiere como «mi familia».
También es sabido que sufrió problemas mentales en el pasado que le llevaron a recibir tratamiento. El viernes, entrevistado en un programa de televisión, Milei comenzó a hacer gestos extraños y lanzó algunos mensajes erráticos que llamaron la atención incluso de sus seguidores.
Ya habido dirigentes de Juntos Por el Cambio que se han negado a apoyar a alguien así, como el cordobés Mario Negri, uno de los pesos pesados del partido. El sector de los más moderados y con menos aversión al peronismo, paradójicamente conocidos como los radicales, sigue sin tener claro que ayudar a Milei a conquistar la Casa Rosada sea una buena idea.
Y Milei ha empezado a ver cómo también algunos de los suyos empiezan a desertar. Los tres diputados que La Libertad Avanza obtuvo en la provincia de Entre Ríos anunciaron que abandonarán el grupo descontentos por el pacto con Bullrich, a la que en la campaña Milei descalificaba como integrante de la «casta» corrupta y a la que llegó a llamar «asesina».
La aparición de Milei hizo saltar las costuras de la derecha argentina, obligando a Macri y a Bullrich ha endurecer su discurso para competir con él,y ahora resulta que bien podría ser que la fractura interna que él mismo desencadenó acabe por condenarlo, tanto a él, como a todo el bloque agrupado en Juntos Por el Cambio, que ha perdido su papel de fuerza hegemónica de la oposición y a la que espera ahora una crisis interna de desenlace incierto.
Mientras la campaña vira hacia la capacidad de Milei y las diferencias internas en la derecha, el peronismo hace lo que mejor sabe hacer: movilizar masas y aferrarse al poder. Massa se ha lanzado abiertamente a la caza del votante de derecha moderada y se presenta como el candidato del sentido común frente a Milei, pese a que sigue siendo el ministro de Economía de un Gobierno en el que un 40% vive en la pobreza y la inflación se acerca al 140%.
Massa explota la baza de que ha sido uno de los peronistas contrarios al ahora denostado kirchnerismo y promete que incorporará figuras de prestigio fuera del oficialismo para construir un Gobierno que termine con la polarización política. El candidato ha logrado asegurarse el apoyo de los tres gobernadores que no pertenecen ni al oficialismo ni a la oposición, en otra muestra de la importancia del poder territorial, otro pilar de la solidez electoral del peronismo. Mientras Milei pierde apoyos, Massa los suma.
Y no puede descartarse que los votantes desoigan las llamadas de los líderes políticos. Que Bullrich haya pedido el voto para Milei no significa que todos sus seguidores vayan a obedecerla. Serán los argentinos quienes tengan la última palabra. Ya en la primera vuelta, cuando Massa superó a Milei quedó clara la dificultad de hacer pronósticos. Además, las tres semanas largas que faltan hasta la votación definitiva son una eternidad en política; más, en Argentina.
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